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27.45% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 67: Mi preciosa alquimista (II)

Capítulo 67: Mi preciosa alquimista (II)

–¡Aaahhh! Es mejor… ¡AAaaahhh! Mejor que… ¡Aaaah!– casi confiesa, sin acabar la frase.

–¿Mejor que qué?– la provoco un poco. Me lo ha puesto demasiado fácil.

No responde. Se pone más roja. Vuelve a apartar la mirada.

–¿Quieres continuar?

Me mira de nuevo. Mi pene está erecto. Frente a su vagina. Preparado para entrar. Se lo queda mirando fijamente. Parece dudar.

–Puede que haga algo de daño al principio. Pero se sentirá bien. Estoy deseándolo hacerlo contigo– le aseguro.

Está roja. Asiente. Con timidez. Mirándonos, la penetro.

–¡¡¡Aaaaaaaaah!!– gime, con algo de dolor, pero, sobre todo, placer.

Me la quedo mirando. Esperando la respuesta a la pregunta que no le hecho.

–Sigue– me pide.

Empiezo a moverme en ella. Mientras me acerco y la beso. Mientras mis manos juguetean con sus pechos. Con su culo. Con sus carnes. Con sus amplios muslos. Acaricio su piel. La masajeo. La estrujo. Añado qi. Con suma suavidad.

Está totalmente lubricada. Gime a cada embestida. Cada vez que entro en ella. Pero solo si he liberado sus labios de los míos. Su lengua se mueve con pasión. Más confiada. Más acostumbrada. Buscando a la mía con ardor.

Sus manos, antes quietas, ahora se mueven por mi cuerpo. Por mi espalda. Por mis mejillas. Por mi culo. Con pasión. Con lujuria. Explorando con curiosidad. Con deseo. Pronto, su estrecho túnel se contrae al llegar su orgasmo. Suelto sus labios y la miro.

–¿Estás bien?– le pregunto.

–Sí… ¡Aahh! Es mucho mejor… ¡Aaahh!

Vuelve a dejar la frase incompleta. Sonrío.

–¿Mejor que qué?– repito la pregunta de hace un rato.

–Aah. Yo… Ah

–¿Mejor que cuando te masturbabas después de usar la poción afrodisíaca?– la expongo.

Ella me mira con los ojos muy abiertos. Con la boca abierta. Totalmente roja. Aún penetrada por mí.

–¿¡Cómo…!?

–¿Cómo lo sé?

Ella asiente. Mirando hacia abajo. Yo sigo jugando con su enorme pecho. Acariciando su muslo.

–Tus primas son un poco malvadas. No te lo contaron– río.

Ella me mira de nuevo. Interrogándome con sus ojos.

–¿Mis primas?– pregunta finalmente.

–No te dijeron que os puedo ver cuando estáis dentro.

Ella aparta la mirada. Avergonzada. Sus ojos empiezan a humedecerse. Mierda. Quizás me he pasado. Empiezo a entrar en pánico. A ver como arreglo esto.

–Debes pensar que soy una…– solloza.

–Una mujer preciosa y extremadamente sensual– la halago, acariciando su pelo.

No miento. Es lo que pienso. Pero no pienso decirle hasta que punto me excité al verla. Por suerte, no está enfadada conmigo. Creía que sería peor. Que no era simplemente por su baja autoestima.

–¿De verdad?

–De verdad. Aunque ahora estás aún más sensual– le aseguro.

La beso. Un largo, húmedo y lujurioso beso. No dejo de acariciarla. De sobar lascivamente su pecho. De recrearme en sus nalgas. De añadir qi. De excitarla. Aunque no me muevo dentro de ella. Separo mis labios para mirarla.

–Es… vergonzoso. Pero también excitante. ¡Ah! Me viste tan…– se muerde el labio –Házmelo más fuerte. Hazme sentirlo… Como a ellas…

Le sonrío de nuevo. Empiezo a moverme despacio. Pero voy acelerando poco a poco. No tardo en besarla. En estimularla. Disfruto de su interior. De sus enormes pechos. De como vibran cuando embisto. Cada vez más fuerte.

Estoy a punto de perder el control. De usarla como a las otras cuatro el otro día. De llevarla más allá del límite. Pero consigo controlar mis impulsos.

Me incorporo un poco. Soltando sus labios. Cogiendo sus dos piernas. Forzándolas a separarse un poco más. Apretándolas contra ella. Disfrutando del espectáculo. De ella gimiendo. De sus gigantescos pechos rebotando. De su culo, sus muslos y sus carnes vibrando. De su estrecha vagina rozando contra mi miembro.

–¡¡¡AAAAAaaahh!!! ¡¡Kong!! ¡¡Aaaaaaaah!! ¡¡Llevaba tantos días…!! ¡¡¡¡¡HHHHAAAAAAaaaaaHHHH!!!!! ¡…Esperando! ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHH!!!! Temiendo que… ¡¡¡¡HHHHHHHHAAAAAAAAAAaaaaaHHHHH!!!!!

–Eres… Ah… Bastante pervertida… Ah– la acuso, sin dejar de sonreírle, de besarla, de embestirla.

–¡¡¡¡AAAAAAAaaaaahhh!!!! ¡Tú Más! ¡¡¡AAAAAAaaahhh!!! ¡Me espiabas!– contrataca.

–¡Ah! También te espío ahora ¡Ah! ¡Eres increíblemente sexy! ¡¡Aaah!!

–¡Pervertido! ¡¡¡Aaaaaahhh!!! ¡¡Asiiií!! ¡¡¡Aaaaaah!!! ¡¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAAAAAAAAaaaaaahhhHHHH!!!!!

Nos corremos los dos. Después de tantos días de querer follarla, resulta muy excitante estar dentro de ella. Llenarla. Satisfacerla. Conquistarla. Que sea mía. Me la quedo mirando mientras se recupera. Ella me mira. Aún jadeando.

–Ah. Eres un pervertido. Ah. Sigues mirándome.

–Ja, ja, no soy el único– le respondo. Acercándome a ella. Besándola

Ella me devuelve el beso. Me estruja el culo. Provocativa.

–¿Quieres más?– la amenazo.

Ella sonríe. Mordiéndose el labio seductoramente.

–Estaría bien– responde sensualmente –. Pero no puedo más. Es más cansado que masturbarse. Y más satisfactorio.

 ⁃ Me lo dice sin dejar de mirarme. Pero sonrojándose. Puedo notar que nuestro vínculo se ha estrechado. Un poco como Ning. Un poco como las chicas. En un poco pervertida. Supongo que todos los somos un poco. Y ella debía de estar frustrada. Otros estudiantes la insultaban y despreciaban. Le debía de ser imposible relacionarse con ellos. Intentar ser más íntimos.

–¿Seguimos mañana?

Ella asiente. Esta vez se sonroja un poco más. Aún le falta para acostumbrarse. Pero, cuando se deja ir, es muy apasionada. Intensa. Ardiente.

–¿Me ayudarás a vengarme de ellas?– me pregunta de repente.

–¡Oh! Parece interesante. ¿Tienes un plan?

–No, pero pensaré en uno– sonríe traviesamente.

Reímos. Nos quedamos abrazados un rato. No hablamos mucho. Parece que aún es algo tímida. A pesar de haber follado sin muchas restricciones.

Se acaba durmiendo. Abrazada a mí. Satisfecha. Parece feliz mientras duerme. Adorable. La devuelvo a su habitación. Está en la etapa seis. A unas dos semanas de la siete. Bueno, ella creía que le quedaban meses. Estaba emocionada con el tiempo que ahora le falta. ¿O quizás por que sea con sexo?

Veo que las gemelas llaman a su puerta. Wan abre un ojo y las ignora. Algo gritan. Me da ganas de reír. Wan les saca la lengua desde su cama. Ellas no la ven, pero yo sí. Luego saca la lengua al techo. Supongo que es para mí. Es muy mona. Vuelve a cerrar los ojos.

Yo estoy acostado sobre los suaves pechos de Ai. Son enormes, pero no tanto como los de Wan. Aunque destacan más, porque está más delgada. Me pregunto por un instante cuáles prefiero. Y no puedo sino imaginarme a las dos a la vez. Supongo que sí soy un poco pervertido.

Practico un poco más "Corriente de qi". Luego me voy durmiendo poco a poco. En mi suave, cálida, confortable y sensual almohada.

—————

Me despierto con una lengua penetrando en mi boca. Con mi miembro siendo envuelto por un agujero húmedo. Con unos suaves montículos presionando contra mí. Parece que alguien ha querido despertarme violándome.

Agarro su culo con fuerza. Ella separa sus labios de los míos de golpe. La he cogido por sorpresa. Me mira. Me sonríe. Traviesa. Lujuriosa.

–¡Ah! Por fin despiertas ¡Ah!– me saluda Ai, moviéndose de nuevo, cabalgándome.

–Pervertida– la acuso –. Ven aquí.

Ella acerca de nuevo sus labios. Nuestras lenguas pelean. Mis manos exploran su cuerpo. Más de una vez agarran sus pechos. Son demasiado tentadores. Dejo que sea ella la que se mueva. La que me folle. La que decide como entro y salgo de ella.

Noto como se corre. Se detiene y tensa. Convulsiona. Me muerde. Abrazada a mí. Se queda sobre mí, jadeando.

–¿Creer que puedes descansar después de lo que has hecho? Mereces un castigo– la amenazo.

–Ah ¿Vas a ser malo? Ah– pregunta.

–Mucho– le aseguro.

Salgo de debajo y me muevo hacia atrás. Levanto su culo. Sus brazos están el uno sobre el otro. Bajo su cabeza. Ella me mira de reojo. Esperando. Deseando.

Decido no hacerla esperar. La penetro por detrás. Agarrando sus nalgas. Entrando hasta el fondo. Empujando con largas embestidas.

–¡¡Aaah!! ¡He sido mala! ¡Aaaaah! ¡¡¡Castígame!!! ¡¡¡¡HHHAAAAAAaaaaaAAhhhh!!!!

–Reconoces tu crimen. ¡Aah! Acepta tu castigo.

La penetro aún más fuerte. Mis manos llegan a sus pechos. Me encanta cogerlos. Disfrutar de su suavidad.

–¡¡¡¡HHHAAAAAAAaaaaHHHH!!!! ¡Lo acepto! ¡¡¡AAAAAaaahhhh!!! ¡Hazme lo que quieras!

Nos sobra tiempo. Me ha despertado muy pronto. Pero no puedo resistir embestirla más y más fuerte. Hacer vibrar su culo. Disfrutar de sus enormes pechos. Llevarla de nuevo al orgasmo. Correrme en ella.

Nos quedamos un rato tumbados. Recuperándonos. Riendo. Confortándonos. Alguien llama a la puerta.

–¿Hola? ¿Estáis despiertos?– pregunta una voz conocida.

Es Shu. Ai ríe y me susurra al oído. Yo me acerco a la puerta. Me escondo tras ella. Abro el cerrojo.

–Sí, pasa– dice Ai.

Shu abre la puerta. Entra. De repente, se cierra tras de ella. La agarro por detrás. Tapándole la boca. La otra mano va a su entrepierna.

–Viniendo a estas horas. Algo malo planeas. Necesitas una lección– le susurro lascivamente al oído.

Ella está durante un momento confusa, aturdida. Pero enseguida reacciona. No opone resistencia. La mano que la amordaza suaviza su presión.

–Ah. Me has cogido. Tendrás que castigarme si quieres que la aprenda. ¡Ah!– se insinúa.

Ai ríe cuando tiro a su amiga sobre ella. La abraza. Inmovilizándola. Apretándola contra sus pechos.

–Estate quieta y recibe tu castigo– le dice, riendo.

Shu no responde. Aunque le muerde el pecho. Creo que no muy fuerte. Las dos ríen. Son como hermanas.

Me da la espalda. Puedo ver su enorme culo. Le quito las bragas. Le subo la túnica. Acaricio sus nalgas mientras busco su clítoris con la lengua. Sus gemidos son ahogados por los pechos de Ai.

Se va mojando. La penetro con un dedo. Se estremece ligeramente. Voy aumentando la intensidad. El qi. Cuando se corre, hace rato que está empapada. Dejo que se recupere un poco. La oigo jadear sobre Ai.

Coloco mi pene erecto sobre su entrada. Lo restriego en ella. Provocándola. Excitándola.

–Soy muy mala. ¡Ah! ¡Castígame ya!– me exige.

Golpeo su suculento culo. "Castigándola". Añadiendo qi. Ella gime. La penetro de golpe.

–¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAaaaaahhhHH!!!! ¡¡Sssssiiiiiiií!! ¡¡¡¡AAaaaaaaaaaahhhh!!!!

–Qué pervertida. Estaba desesperada ¡Ay! Ja, ja, ja– se burla Ai, recibiendo un pellizco.

Sigo embistiendo. Con fuerza. Dejándome llevar. Pero consciente de que no puedo perder el control. Luego tiene que trabajar. Y tengo que entrenar en mantenerlo. Pero ahora puede disfrutar. Podemos disfrutar los dos.

Tiene un culo precioso. Me encanta sobarlo. También jugueteo con sus pechos. Más normales. Igualmente deliciosos. Puedo abarcarlos mejor con mis manos. Tenerlos bajo mi control. Como a ella.

Si no generara sospechas, ahora mismo me las llevaba a las dos a la Residencia. Para follármelas todos los días. Para tener sus culos y sus tetas para mí cuando quisiera. Aunque también sus risas. Su alegría en los momentos que pueden olvidarse de que son esclavas.

Acabo en ella. Llenándola. Abrazándola.

–¡Ah! Solo venía a ver como estabais ¡Ah!– se queja.

–Claro… Tan pronto… Seguro que no querías tener la oportunidad de ser penetrada– se burla Ai.

Shu no dice nada más. Así que ha venido por eso. La golpeo en el culo. Jugando.

–Pervertida– la acuso.

–No tenías que decirlo– se queja Shu a su amiga.

Ai y yo nos reímos. Por desgracia, poco después tenemos que prepararnos y salir. La jornada comienza.

—————

Hoy tengo trabajo de copiar manuales por la mañana. Por la tarde voy a cortar unos árboles. Y luego tengo una petición para mí. Alguien ha comprado mi tiempo. Tengo que ir a una cabaña de una estudiante que no conozco. Estoy preocupado. También las chicas. Hemos hecho planes para escapar si es necesario. Ni siquiera sabemos quién es.

Además, hoy quería haber ido a ver a Bei Liu y Bi Lang. Si no, se impacientarán. Ken ya me ha avisado. Tendrá que ser mañana. No tengo tiempo suficiente. Lo justo para follarme a las chicas en el bosque. Supongo que también llamaré a Wan. Ahora mismo está durmiendo. Desnuda. No se ha despertado desde ayer. Debe de estar cansada.

–Espérame esta noche– me susurra Sai cuando nos cruzamos, tocándome el culo.

Le toca a ella. Quiero investigarla un poco. Lo hice con su hermana hace un par de días. Desde siempre, su qi me ha parecido un tanto especial. Ayer lo confirmé. Tiene algo así como un reflejo. No sé que es. Quizás sea uno de esos talentos que tienen algunos estudiantes. Por desgracia, ella y sus hermanas son esclavas.

No encontré mucho más aparte de que sea especial. Lo puedo absorber normalmente. Y pierde esa propiedad cuando lo hago. Sea lo que sea, no puedo copiarlo. O no sé hacerlo. No hay nada en el manual que diga cómo. ¿Quizás más adelante?

Como sea. Investigaré un poco más. Y disfrutaré de Sai. Pensar en ella me hace excitarme un poco. O en sus hermanas. O… Mejor me calmo. Luego ya tendré tiempo con las chicas. O ellas conmigo. Según lo que les cuente Wan. Seguro que la interrogan. Ayer por la noche, no pudieron. Pero no puede esconderse para siempre.

Después de desayunar, me voy a trabajar. Toca otra larga jornada de trabajo. Espero que lo de esta tarde no sea nada problemático.


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