—¡Justo cuando los cuatro monolitos dorados aplastaban todo a su paso! —exclamó alguien.
—El cuerpo de Yang Luo tembló mientras condensaba una gruesa barrera dorada —la narración continuó.
—¡Estruendo! Los cuatro monolitos dorados chocaron contra la barrera dorada, emitiendo un sonido fuerte y estridente como una campana roja —el eco sonaba por todo el lugar.
—Fascículos de luz y Verdadero Qi estallaron en todas direcciones con Yang Luo como epicentro —las palabras fluyeron como un río violento.
—¡Crack, crack, crack! ¡El suelo de la plaza se agrietó aún más! ¡Incluso las ventanas, puertas y paredes de los vestíbulos circundantes no pudieron resistirlo y fueron destruidos uno tras otro! —la narración se prolongó.
—Oh Dios mío, ¿acaso este chico aún es humano? ¿El Maestro de la Secta y los dos ancianos en realidad no son rivales para él?! —exclamó una voz sorprendida.