Pasaron dos meses y la joven aprendiz de Mara decidió una noche salir a caminar al hermoso jardín que se encontraba a las afueras de la enorme y vieja casa en la fue criada. La casa de Mara era un ejemplo de belleza arquitectónica, con toques muy finos y a la vez góticos, llena de gárgolas y esculturas que relataban viejas batallas entre el amor y el odio. El jardín suele ser el lugar que Val (este es su nombre) recorre para encontrar paz. Las luces de las luciérnagas calman su alma y el olor de las rosas la deleitan y la hacen entrar en un pacífico trance. Val se sienta sobre el suave césped, entonces saca de una bolsa de cuero unas muy pequeñas semillas de un color rojo escarlata. Comenzó a esparcir las semillas arrojandolas con suavidad, gesto que hizo que el jardín cobrará vida. Muchos sapos, pequeños seres alados y duendes se acercaron para saludarla. Se acercaron con la cabeza inclinada en señal de respeto, las luciérnagas rodearon a estos seres para luego rociarlos con un polvo que hacía que brillaran y relucieran con belleza. La joven comenzó a cantar con una voz muy dulce, las criaturas lloraban de la emoción y el amor que brotaba del corazón de la aprendiz de bruja. Hermosos son los labios que pronuncian las melodías dedicadas al bosque y a sus seres mágicos, suave su piel y grandes sus ojos negros, más bellos que las rosas y las aves. Lentamente Val comienzo a flotar a pocos centímetros del suelo y le indica a los seres que coman de las semillas, entonces todos se dieron un festín.
Una pequeña hada con las alas rotas se acerca caminando, gimiendo y llorando. Val desciende y se inclina para recogerla con sus manos -¿qué te ha pasado?- pregunta, a lo que la hada responde -joven ama, joven ama. Me duele todo mi ser, fui atacada por un extraño demonio, jamás ví uno así antes. Parecía un cocodrilo, poseía largas patas traseras y enormes brazos. Con ojos saltones y una afilada lengua, me apretó con su mano y me advirtió que abandonara el bosque de Lirio- todos se impresionaron al escuchar el terrible relato. Val cubrió su rostro con sus manos tras soltar a la pequeña hada y rompió en llanto -lo siento mucho pequeña, siento lo que te ha pasado, siento que tu vida corriera peligro- dijo.
Se escucharon golpes que provenían del gran portón del jardín, una fuerte y estruendosa voz grita -abran la puerta, sé que están aquí- todos se ponen alerta y corren despavoridos excepto Val quien se queda mirando fijamente el portón que de un golpe se abrió. Lentamente se acerca, "un demonio" murmuran los seres que yacían escondidos, era un demonio cuya descripción coincidía con el relato del hada. Salía una luz de un profundo odio que brotaba através de sus amarillos ojos, que goteaban una sustancia pegajosa que parecía sangre coagulada. Vapor salía de su hocico y saliva, abundante saliva. Mientras daba pasos hacia Val, sus carnes se movían y caminaban bajo su gruesa y escamosa piel lo que parecían ser arañas. Se acercó a la aprendiz lo suficiente como para poder representar una terrible amenaza, entonces la mira a los ojos y dice -se ha terminado el tiempo de la tregua de Nos y nuestro señor demanda justicia, vine hasta aquí para sacarlos de la vieja casa y aquel que se niegue encontrará la muerte- Esta amenaza al parecer causó un enfecto en Val ¿miedo acaso? Ella comenzó a temblar, pero este era un temblor extraño, parecía más bien una vibración. Desde una ventana del piso superior de la casa Mara logró ver la escena y se apresuró a bajar por las escaleras. Mientras tanto la pequeña hada miraba la escena preocupada y le indicaba a los demás seres que estaban escondidos que mantuvieran sus posiciones. Apretando sus puños se preparaba para el ataque el peligroso demonio -ya veo que no te quieres ir, ¡voy a quemar tu alma!- entonces ella responde -no- fue un "no" en un tono grave que hizo retumbar el suelo debajo de ella. El hada se queda inmóvil al ver tal demostración de poder. Val levanta sus manos y apunta sus dedos en dirección al demonio, de sus sojos salen dos rayos que lo golpean y le causan parálisis, este ya no se puede mover. Val se llena de ira y poco a poco sangre en forma de vapor sale del cuerpo de su cuerpo, sus ropas comienzan a desvanecerse quedando totalmente desnuda. Su corazón se carga de de varias emociones hasta que hace un click y al parecer se detiene, entonces aún con señales de vida lanza todo su poder en contra de su paralizada víctima. El viento, el fuego, la arena, el césped, trozos de madera y vidrio arremeten en señal de obediencia al ataque y destrozan por completo al demonio. Pero ahí no termina el despliegue de poder, Val sigue lanzando sus fuerzas al aire destrozando todo a su paso, es tal la fuerza que emite que el tiempo y el espacio comienzan a romperse. Fue ahí cuando Mara llegó y asentó un fuerte golpe con una rama a un costado de la cabeza de Val, quedando esta inconsciente.
En un profundo sueño, sigue. Se desvanece en un túnel decorado con resbalosas calaveras bañadas en sangre y carne en mal estado las cubre sutilmente. Cuando toca el gelatinoso suelo, Val abre sus ojos para descubrir que se encontraba sentada sobre un trono compuesto por huesos de demonios y largas cornamentas de raras criaturas. Bajo sus pies podía divisar un camino que llegaba hasta donde el suelo besaba las nubes, a los lados del camino se encontraban sobre sus rodillas valientes guerreros sombríos dispuestos a dar sus vidas por ella. El éxtasis la satisfacía mucho. Llegaron hasta sus manos pequeños, realmente diminutos gusanos que tejían unos bellos y sedosos guantes para estas, así mismo otros tejieron un largo, rojo y bello vestido para su esbelto cuerpo. Entonces, en un parpadeo Val en vez de guerreros, comenzó a ver a todos sus hermanos y hermanas desmembrados junto con sus amigos del jardín, y muchos otros seres. Era tal el horror que su corazón se agitó y sus sentidos comenzaron a doler, luego, en medio de un grito del cual no se podía percibir sonido alguno, despertó.
Un murmullo molesto se escucha levemente y se va aclarando paulatinamente. A los pocos segundos Val notó que se trataba de palabras que no lograba comprender. Era Mara, quien al parecer se encontraba realizando un conjuro, esta levantaba sus manos y las bajaba mientras la habitación en la que se encontraban temblaba. Mientras Mara seguía agitando sus manos, las de Val estaban cubiertas con enredaderas espinosas y su cuerpo encadenado a una cama de piedra. Mara termina su encantamiento y le dice a Val -Eres Valeria de Nos, descendiente de un poderoso linaje y te he atado para que no puedas hacer daño, he atado tu cuerpo y tu magia. Verás, eres fuerte pero posees poco control, estoy sorprendida del gran alcance de tu poder- toma unas llaves y abre los candados de las cadenas que aprosionan a Val.
-No tienes derecho a tratarme de esta manera, no tienes derecho a nada-
-No olvides que sigues siendo mi aprendiz, mi protegida, mi hija-
-Ya no sé quién soy después de lo que ha pasado esta noche, no sé qué podrá pasar. El corazón sabe que debe luchar pero la mente es débil y quiere fracasar-
-Entoces está decidido, debes madurar para que puedas controlar el miedo, para que controles tu mente y sobretodo para que controles tu poder. Este poder te fue dado por tus antepasados para proteger la vida misma, yo no podría tener tal fuerza y es por esta razón que debes ser tú la próxima protectora de nuestro mundo-
Val se levanta de la cama y camina hacia Mara, pone su mano derecha sobre el rostro de Mara y le responde -El sol Sabe que eres mala, la luna que eres cruel y mi corazón que no te debo creer. A pesar de haberme criado a mis hermanos y a mí, nada de lo que digas cambiará eso- luego de esto, Se dispone a marcharse de la habitación.
-¿Qué harás?-
-Caminaré hasta mi cama y dejaré las cosas como están por ahora. Mañana escucharé otro de tus cuentos y solo entonces decidiré que hacer. Solo espero que me lo cuentes todo y que por primera vez en tu vida no omitas detalles-
-Así será-
Mara cierra sus ojos y una lágrima rueda por su delicado rostro.
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