«Piensa, piensa, piensa…»
Tenían una posibilidad muy pequeña de salir vivos de esta lucha. No obstante, siempre había esperanza, sin importar lo imposibles que fueran las probabilidades. ¿Qué era la esperanza? La esperanza era un deseo... quizás el deseo principal. Un anhelo tan poderoso y resistente que difícilmente podía ser vencido o destruido. La oscuridad y la desesperación más ineludibles no podían conquistar la esperanza. Incluso los demonios en el infierno esperaban llegar al cielo algún día.
Anhelaban ver sus deseos más profundos hacerse realidad, y ese anhelo solo podía hacerlos continuar sufriendo y luchando en lugar de buscar consuelo en el abrazo pacífico de la muerte. Después de todo, la vida era guerra.
Esperanza... deseo... era algo poderoso. «Anhelo».