En una vasta llanura salpicada de arroyos serpenteantes y lagos poco profundos, tenía lugar una batalla cataclísmica. Legiones de Criaturas de la Pesadilla fluían a través de ella como una marea oscura, con varias figuras titánicas marchando entre ellas. La tierra temblaba a cada uno de sus pasos, y los cielos arriba estaban oscurecidos por un torbellino de cuervos hambrientos.
Los humanos luchaban contra las abominaciones en la sombra de sus alas.
Hoy, las fuerzas de la humanidad se reunieron de todos los rincones de la Antártida para detener la marcha de la horda titánica.
Siete Santos los lideraban en batalla.
Estaba la Estela de la Ruina, el cuervo carroñero —una figura legendaria que había estado protegiendo el mundo despierto desde los tiempos de la Primera Generación. La Hoja Susurrante, la primer espada del gran clan Valor, que había liderado a incontables guerreros Despiertos en la conquista del Reino de los Sueños.