'Esperanza... ella misma...'
Sunny miró las siete cadenas, encontrando un nuevo significado en su cruel imagen y los desgarrados restos de las siete esposas inscritas con runas.
Entonces, la ira del Dios del Sol no había sido aplacada solo con destruir su reino. Había ido un paso más allá, encadenando al Demonio de la Esperanza en el corazón de su devastado dominio... ¿por cuánto tiempo?
¿Y cómo había escapado, al final?
Inclinó su cabeza.
—Entonces, ¿el Demonio de la Esperanza estaba encadenado aquí? —preguntó Sunny.
Mordret respondió con un dejo de sorpresa en su voz:
—...¿Conoces a los demonios?
Una sonrisa torcida apareció en la cara de Sunny.
—Sí... un poco. ¿Por qué no? Aunque, a decir verdad, no hay mucha información sobre ellos, incluso entre los investigadores del Reino de los Sueños. Entonces... ¿el gobernante del que me hablaste era uno de los demonios? ¿Una deidad menor?
Mordret guardó silencio por un momento y luego dijo con desaliento: