Unos días transcurrieron en tensa anticipación. Sunny los pasó haciendo las mismas cosas que había estado haciendo antes: entrenando y preparándose mentalmente para lo que estaba por venir.
Tenía muchas cosas que hacer.
Primero estaba su técnica, que se basaba en el fluido estilo de combate que Nephis le había enseñado, con elementos del estilo fundamentado del Santo de las Sombras añadido a su base adaptable. Su habilidad se afilaba cada vez más, elevándose lentamente y afianzándose en el nivel que su actual comprensión del combate permitía.
Sunny ya no era un novato. Sobrevivió a cientos de batallas mortales, y cada una le dejó más fuerte y experimentado que antes.
Pero perfeccionar su técnica seguía sin ser fácil, porque primero tenía que hacerse indomable y luego convertir esa solidez en flexibilidad.