Sunny miró la máscara negra y la oscuridad que ocultaba en sus ojos. Sus rasgos no estaban tanto retorcidos como aterradores por naturaleza. Era a la vez temible y sombrío, bestial y real. Como si existiera en el límite de todas las cosas.
Sin embargo, lo que más destacaba en la llamativa máscara era una sensación de misterio.
Los feroces colmillos, los retorcidos cuernos, la madera lacada en negro... una vez más, su intuición estaba en silencio. No sentía nada hacia la máscara negra, como si no existiera.
—Qué extraño.
Sunny esperó unos momentos y luego levantó la máscara y se la acercó a la cara para verla de cerca.
Pero justo un instante después de que sus dedos tocaran la superficie lisa de la madera pulida, la máscara se desintegró repentinamente en un enjambre de innumerables chispas blancas. Actuando como agua, el flujo de luz se dirigió hacia el pecho de Sunny y entró en su cuerpo, desapareciendo en las oscuras profundidades de su Núcleo de Sombra.