Ocurrió unas semanas después de que abandonó el castillo. En aquel entonces, Sunny apenas comenzaba a sentirse seguro en la oscuridad absoluta de la noche maldita. Merodeaba por las ruinas, buscando presas y matando un monstruo tras otro.
Mirando hacia atrás, esas pocas victorias podrían haberle subido un poco a la cabeza. O tal vez simplemente estaba demasiado cuerdo como para sobrevivir solo en la Ciudad Oscura.
Fue el primer encuentro con el Caballero Negro lo que hizo que perdiera ese estado mental.
No fue por accidente que Sunny se interesó en la catedral en ruinas, ni fue producto de una mera curiosidad. De hecho, había notado algo extraño en el antiguo templo y decidió explorarlo tras una cuidadosa consideración.
Porque lo que vio era demasiado atractivo como para ignorarlo.
Al amanecer, durante unos pocos minutos, pudo ver un débil resplandor dorado etéreo emanando de la catedral oscura. El mismo resplandor dorado que había visto dos veces antes.