La voz encantadora venía del pozo en una ola de ecos susurrantes. Era suave y encantadora, fluyendo como una melodía sedosa y suave. Parecía pertenecer a un joven... si los simples humanos pudieran incluso poseer tal voz. Un ser divino le quedaría mejor.
...O uno profano.
Sunny no estaba de humor para apreciar la textura suave y rica de la voz, sin embargo.
Estaba cubierto de sudor frío.
Los ecos susurraban:
—...tiempo, …tiempo, …tiempo.
En todo su tiempo en la Costa Olvidada, Sunny sólo había conocido a una criatura capaz de imitar el habla humana. El recuerdo de ese encuentro todavía le hacía temblar.