El gigante demonio estaba envuelto en llamas, brillando como un faro resplandeciente en la hambrienta oscuridad de la noche. Su pulida armadura resplandecía con luz reflejada, enviando destellos radiantes en todas direcciones. Gotas de aceite ardiente caían al suelo, estallando en llamas al impactar en la arena cenicienta.
Por un segundo, parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Sunny estaba mirando el resplandor incandescente del fuego, con los ojos bien abiertos, casi no pudiendo creer que realmente habían llevado a cabo esta locura. Nephis estaba congelada a su lado, con la mano aún extendida después del lanzamiento.