Ella dijo:
—Papá, estoy un poco cansada, así que iré a mi habitación ahora.
—¿Has estado en la casa del Cuarto Maestro Swan estos últimos días? —Alejandro preguntó.
Jeanne asintió en respuesta.
Realmente no quería perder su tiempo con Alejandro.
—¿Cuál es tu relación con el Cuarto Maestro Swan ahora? —Alejandro preguntó sin rodeos.
Jeanne no quería responder.
Sentía que, aunque el Cuarto Maestro Swan había accedido a ello, le temía... que de repente se retractara de su palabra.
No es que no confiara en él, pero después de pensarlo, sintió que había venido con malas intenciones.
Si él realmente tuviera algo de sentido común, no habría aceptado casarse con ella tan abruptamente.
—¿Qué? ¿No puedes decirlo?! —La cara de Alejandro se oscureció.
—No puedo decirlo. —Jeanne no anduvo con rodeos.
Alejandro se burló y miró a Jeanne con desprecio.