—¡Deténganse! No lo lastimen. Lance, por favor haz que paren. Lo van a matar —la voz de Abigail se elevó hasta convertirse en un grito.
Sus súplicas cayeron en oídos sordos mientras Lance solo se reía de forma maníaca, aparentemente deleitándose con el tormento que estaba infligiendo a Sebastián. La desesperación de Abigail crecía mientras observaba impotente el sufrimiento de su padre, intentando liberar su brazo del agarre de Lance pero sin éxito.
—Papa... —la voz de Abigail temblaba de pena y frustración al presenciar la brutal escena. Su corazón dolía mientras suplicaba a Lance que detuviera la tortura, pero él permanecía inmune a sus súplicas.
Estaba llena de un sentimiento de desesperanza, insegura de cómo podrían escapar de esta situación de pesadilla. Su anterior optimismo de que Cristóbal los salvaría rápidamente cedía paso a una profunda incertidumbre sobre su destino en manos del lunático frente a ella.