"Las emociones revoloteaban entre Abigail y Cristóbal mientras se enfrentaban uno al otro. Los ojos de Abigail estaban llenos de lágrimas, su cara torcida en una mezcla de ira y tristeza. Su mirada se dirigió al suelo mientras luchaba por procesar sus emociones. Sintió un nudo formarse en su garganta, su respiración se atascó en su pecho.
Reconociendo su rabia, Cristóbal se dio cuenta de que no tenía tiempo para preguntarle cómo había descubierto que él estaba en casa de Nancy. Necesitaba explicarse y abordar sus preocupaciones lo antes posible.
—Abi, escúchame primero antes de empezar a asumir cosas. Sé que no debería haber consumido tanto alcohol. Cometí un error. Pero te juro que no te engañé —imploró con un sentido de urgencia.
Sus palabras, una mezcla de impaciencia y desesperación, salieron atropelladas. Intentó tomar su mano, pero ella se retiró bruscamente, dio un paso atrás, su dolor era palpable.