A medida que se acercaban al hotel, la tensión se hizo palpable. La limusina chirrió hasta detenerse frente al hotel, y la mirada de Sebastián se fijó en la entrada, su semblante irradiaba una mezcla de furia y preocupación.
Una joven con un vestido negro sin tirantes salió del hotel y se subió al coche.
La limusina se deslizaba por la carretera con escasa iluminación, el suave zumbido del motor acompañaba la intensa atmósfera en su interior.
Britney intentó mantener la calma mientras se acomodaba en el frío interior del coche. El silencio era ensordecedor, roto solo por el sonido de sus respiraciones y el suave ronroneo del motor.
La mirada de Sebastián penetraba en Britney, sus ojos helados y llenos de una mezcla de enojo y decepción. La temperatura parecía descender unos grados, igualando la intensidad de su mirada. Se mordió la lengua, su enfado hervía justo debajo de la superficie.