Mientras Anastasia se dirigía a su habitación en el hospital, podía sentir su corazón latir con fuerza en su pecho. No sabía cómo reaccionaría él al verla y tenía miedo de lo que podría decirle. No podía evitar tener una sensación de inquietud.
Conteniendo el aliento, abrió la puerta y entró a la sala.
Brad estaba acostado en la cama, con los ojos cerrados.
Anastasia podía sentir la fiebre que se había apoderado de su cuerpo, y eso le rompía el corazón. Quería abrazarlo y decirle lo arrepentida que estaba por lo que había hecho, pero no encontraba las palabras.
Se quedó junto a la cama y lo miró con ojos llorosos.
—Ana —dijo Brad, su voz apenas audible.
Anastasia se acercó a él y tomó su mano en las suyas. —Estoy aquí —dijo suavemente.
—Ana —sus pupilas se movían de izquierda a derecha, y se podía ver a través de sus párpados cerrados. Parecía estar intentando abrir los ojos.
—Brad —murmuró, casi ahogada de emoción. Acarició el dorso de su mano suavemente.