Abigail regresó a casa. La tenue sonrisa en su rostro indicaba que estaba contenta. ¿Por qué no iba a estarlo? Cristóbal ya no estaba enfadado con ella y hablaba con ella amablemente. Le gustaba la comida que ella cocinaba. Abigail había notado algunos cambios positivos en él que eran favorables a su relación. Ahora creía que él pronto se enamoraría de ella y nunca la dejaría, sin importar cuanta presión pusieran sus padres sobre él. Además, nadie en la empresa estaba hablando sobre lo ocurrido el día anterior. Sus temores a que la gente la mirara extraño y hablara a sus espaldas se desvanecieron. Los empleados, de hecho, le mostraron respeto. Abigail se sintió aliviada al ver que todos en la empresa, desde los guardias en la puerta hasta los directores, la reconocían. Cristóbal finalmente había revelado su matrimonio y anunciado que ella era su esposa. Abigail ya no tenía más quejas sobre él. Empezó a amarlo más que nunca.