El fin de semana había llegado. Abigail había completado con éxito su tiempo como secretaria de Cristóbal, y se suponía que debía reanudar su capacitación el lunes. Sin embargo, se iría de vacaciones al día siguiente.
Ya había solicitado permiso pero no había informado a Jasper todavía. Marcó su número.
—Hola… —Jasper fue rápido en responder a la llamada—. Has completado con éxito tu primer trabajo. Felicitaciones.
Su alegre voz hizo que ella sonriera.
—Gracias. No hice nada especial. Cristóbal fue lo suficientemente amable como para enseñarme todo.
Se sonrojó al pensar en su romántico viaje.
Al escucharla elogiar a Cristóbal, la sonrisa de Jasper desapareció. No le gustaba cómo siempre mencionaba a Cristóbal cuando hablaban. Quería advertirle que no mencionara su nombre con tanta frecuencia.
La verdad era que no podía decirlo.
Abigail estaba casada con Cristóbal, y esta era la realidad que nunca podría ignorar. Ella no era suya.