Viviana hizo una pausa y se giró, solo para verlo salir del coche y dirigirse hacia ella. Estaba algo perdida al verlo caminar tan elegante, abotonando su chaqueta de traje y mirando los alrededores.
Eddie era alto, con un torso en forma de V, tonificado y musculoso. Su cabello castaño y con gel estaba elegante. Unos mechones de su pelo caían sobre su frente, haciéndolo aún más atractivo.
Viviana no podía apartar los ojos de él. Lo miraba atontada, de pie justo frente a ella.
Él sonrió, tomando sus manos entre las suyas.
Su ritmo cardíaco se aceleró repentinamente.
—Buenas noches —murmuró, luego bajó la cabeza y presionó suavemente sus labios en su frente.
Viviana cerró los ojos automáticamente, sintiendo revoloteo en su estómago.
Nadie la había tratado con tal ternura. Si hubiera sido su exnovio, él la habría besado con fuerza y le hubiera apretado las nalgas.