Abigail revisó todos los archivos que estaban amontonados sobre la mesa. Había tomado notas, que Misha había marcado, y decidió hacer cambios al día siguiente.
A pesar de mantenerse ocupada con el trabajo para desviar su atención de Christopher, su mente inquieta continuó corriendo hacia él.
Suspiró profundamente y apoyó su barbilla sobre su codo, que descansaba sobre la mesa.
—¿Por qué no ha vuelto todavía? —murmuró.
Lo había esperado todo el día, pero no había vuelto.
—Abigail, todavía estás aquí.
Una voz profunda a su derecha la devolvió a la realidad, y vio a Brad acercándose a ella. Sostenía su maletín. Parecía que se iba a casa.
—Deberías ir a casa —dijo, mirando su reloj de pulsera, que marcaba las 7 p.m.
—He estado esperando a Christopher —dijo ella.
—Él salió a hacer un trabajo importante y no va a volver a la oficina. Me llamó hace aproximadamente una hora. ¿No te lo dijo?