Después de que Lucifer se fue, Zamiel subió a su habitación. Heaven recién se había despertado y estaba sentada al borde de la cama. Lo miró con un leve pánico en los ojos.
—¿Abuelo? —dijo.
—Se fue —dijo simplemente, yendo a sentarse junto a ella en la cama.
—¿Así nomás? —preguntó.
—Bueno, no tiene nada que llevarse consigo —dijo él.
Se levantó, preocupada. —No se rendirá fácilmente —le dijo.
Zamiel giró todo su cuerpo para mirarla. —Heaven. Ya no hay nada que tu abuelo pueda hacer. Todo fue una manipulación. Estaba tratando de evocar miedo en ti. Nunca intentó matarme, y si hubiera querido matarte a ti o a tus padres, ya lo habría hecho hace mucho tiempo. Tampoco puede encerrarte en su reino. Cada vez que le quita el libre albedrío a alguien, enfrentará consecuencias. Si no se rinde ahora, se destruirá a sí mismo.