La muerte no llama a la puerta y espera ser invitada. Por lo general, llega de manera inesperada y sin permiso toma lo que vino a buscar.
Rápidamente me puse delante de Lucian como si pudiera protegerlo de lo que estaba a punto de suceder, pero para mi sorpresa ni la muerte llamó a la puerta ni llegó. En cambio, varios de los hombres de Lucian casi se tiraron frente a nuestros pies.
—Su Alteza, nos disculpamos por nuestra descortesía, pero por favor ayúdenos. El príncipe heredero ha tomado a nuestras familias como rehenes —dijo uno de ellos. Miré preocupada a Lucian, pero él estaba tranquilo como siempre.
—Su Alteza, le suplico que nos deje ir y salvar a nuestras familias —otro imploró.
Lincoln entró a la habitación con aspecto furioso.
—¿Qué están haciendo? —les gritó a los hombres—. Levántense y discúlpense con Su Alteza si desean vivir.
—Está bien, Lincoln —Lucian dijo con calma—. Pueden ir a salvar a sus familias —les dijo a los hombres.