—No había por dónde correr para Quinn. A donde quiera que giraba su cabeza, había quienes bloqueaban su paso. La habitación entera se había llenado, en este espacio casi infinito para él. Lo peor era que ninguno de ellos había hecho aún un movimiento.
Esto le estaba poniendo una inmensa cantidad de presión mientras miraba todos sus rostros.
«¿Qué hago, debería solo escoger una dirección y correr, para terminar con esto?», pensó Quinn. «¿Pero qué pasará si termino topándome con dos personas a la vez? ¿Puede eso siquiera pasar? Tal vez debería intentar enfocarme en aquellos más débiles que yo».
En medio de sus pensamientos, alguien atacó, lanzando un ataque de aura de sangre. Quinn fue capaz de evitarlo, pero cuando lo hizo, había un Dalki justo frente a él con el puño listo. Su cara fue golpeada, causando que su cuerpo se levantara del suelo.
«Arghhh! Eso dolió mucho, ¡y ahora también me duele la cabeza!»