Detrás del templo dorado, había una gran estructura detrás de él, donde la parte trasera de una cascada fluiría hacia un agujero gigante en el suelo. Sin embargo, el agujero en sí mismo era casi todo un otro mundo, lleno de plantas, minerales, rocas, cuevas y más.
Suavemente una figura, cubierta de ropa blanca de pies a cabeza, había aterrizado en el área. Flotaba suavemente hacia abajo y antes de que sus pies tocaran el pero, parecía como si la hierba se apartara del camino para evitar ser aplastada.
—En la superficie todo parece ser normal aquí —dijo Luce, mirando alrededor. La vida seguía fluyendo hacia los objetos como antes, y no había señales de una batalla. Caminando alrededor, intentaba localizar dónde estaría el Campeón.
Caminaba, apartando grandes ramas de su camino, y observaba las características más extrañas. Enormes gemas del tamaño de gigantes que parecían tabletas.