Las cuatro grandes figuras estaban allí, solas en el centro de la arena, y aquél al que perseguían había desaparecido por completo. La sensación que emanaba de esas figuras, no parecían humanas, casi como si no estuvieran vivas, lo que causaba escalofríos en todo el cuerpo de Layla.
—¡Todos, qué están haciendo! —gritó Layla, mientras giraba la cabeza—. ¡Saquen a todos de aquí!
El grito fue fuerte y esta vez, a diferencia de antes, fue amplificado por Qi. Al ver esto, Muka se puso a trabajar informando a los vampiros para evacuar a las personas lo más rápido posible. Xander también estaba en movimiento, ordenando a todos que llegaran al asentamiento principal lo más rápido posible.
Uno de los guerreros Divinos oscuros fue el primero en moverse. Miró a la multitud con sus ojos azul oscuro, y levantó su lanza. En la punta misma, la energía comenzó a acumularse. Una bola de energía crecía más y más grande y estaba apuntada directamente a la multitud.