Algo de tiempo había pasado desde que Zallack había dejado la sala de juegos, y todos los ruidos fuertes en un solo lugar le estaban dando a Quinn un poco de dolor de cabeza. Su oído sensible podía apagar y controlarlo cuando estaba en una pelea, pero en la sala de juegos, los sonidos eran consistentes y venían de todas partes.
Entonces, el grupo decidió esperar afuera y atraparían a Zallack en su camino de regreso. Para su sorpresa, no estuvieron esperando mucho tiempo, ya que podían ver a dos Penswi corriendo hacia ellos. En realidad, había muchos Penswi corriendo por las calles ya que ese era su método preferido de viajar, pero estos dos eran bastante más rápidos que los demás.
—Estoy aquí, tal como prometí que estaría. —Dijo Zallack, deteniéndose justo en frente de los tres, pero no estaba solo.