El amuleto que había recibido de Quinn fue una bendición para Lucía. Le había dado poderes y fuerza para luchar en situaciones en las que no habría sido capaz de pelear. Le permitió usar el aura de sangre, aunque ella misma no era un vampiro.
Al mismo tiempo, el clon de sangre pudo sacarla de múltiples situaciones diferentes. Había algo también, cuanto más sangre se derramara a su alrededor y más tiempo pasara usándolo, más poderoso se volvería el amuleto.
Sin embargo, aparte de usar el aura de sangre, nunca supo realmente cómo extraer más poder. Era casi como si pudiera sentir que había más poder en el amuleto, pero no tenía idea de cómo sacarlo de ahí.
Eso la llevó a preguntarse si era la persona adecuada para tenerlo, si tal vez habría funcionado mejor con un vampiro, pero este era un objeto de herencia de su familia y Quinn dijo que ella lo merecía.