—Quisar no lo vio venir y gracias a su corcel, ni siquiera las matrices pudieron detenernos. Hemos combinado nuestras fuerzas y pronto Quisar—
—¿Orpal está ahí? —Thrud interrumpió al Hipogrifo, su voz llena de temor.
Su contribución a la batalla la obligaría a dividir el botín a la mitad con él. Quisar era uno de los objetivos más grandes de la agenda de ese día, lo que significaba que perdería muchos recursos. Sin embargo, los cristales mágicos y metales eran lo menos importante para ella en ese momento.
—Sí. Estamos ganando. —Ginma repitió, para asegurarse de que su señora entendiera que llevaba buenas noticias.
—No me importa ganar una sola batalla ni matar a un mero anciano. Ordena la retirada y dile a Orpal que me llame. ¡Ahora! —El Hipogrifo no tenía idea de qué estaba pasando, pero el tono de Thrud no dejaba lugar a discusiones.