Kwart tejía 15 conjuros con sus manos, otros 15 con su voz, y todo lo demás con su mente.
Los contendientes habían infundido sus hechizos con fuerza de voluntad para que pudieran usarlos tanto como ataques como escudos. Una sola gota de sangre era todo lo que se necesitaba para perder la competencia, haciendo que la defensa fuera de suma importancia.
Lith, en cambio, había logrado lanzar apenas más de 35 hechizos, de los cuales 10 de su mente, manos y voz cada uno, mientras que el resto provenía del lanzamiento corporal. Tenía 19 años de entrenamiento mágico, mientras que Kwart tenía más de 25.
Para empeorar las cosas, el tiempo de Lith siempre se había dividido entre las muchas disciplinas que practicaba, mientras que en los últimos meses Kwart se había dedicado exclusivamente a este duelo.