—En primer lugar, permíteme decir que lo siento. Si no fuera por mí, tú y los demás no tendríais un blanco pintado en vuestras espaldas.— dijo Lith mientras tomaba su mano y la acariciaba con el pulgar.
—Si queréis, podéis escapar de esta mierda. Evitad la academia durante el primer trimestre o pedid al Director que asistáis al quinto año después de que la amenaza haya pasado. No creo que tenga ninguna objeción.—
—¿Qué hay de ti? —preguntó Phloria.
—Tengo que quedarme.— Él se encogió de hombros.— Si el ataque tiene éxito o no, mi familia será la siguiente en la lista de todos modos. Al menos desde aquí puedo hacer lo posible para ayudar a Linjos y tal vez eliminar a los traidores antes de que ocurra algo más. Soy el único que sabe cuándo y cómo cambia el futuro. Necesito informar al Director tan pronto como suceda.—