Capítulo 14: Una nueva amistad.
Narra Liam
El sonido de las ramas y hojas secas producían un eco a mi alrededor.
—No creo que sea una muy buena idea que vayas con él —dijo Allen detrás de mí.
—¿Por qué lo dices? —pregunté sin detenerme y removí algunas ramas que se atravesaron por mi camino.
—¿Cómo qué por qué? Son las 3:15 de la mañana.
No respondí, me adentré en mis pensamientos tras cada paso que daba y ahora comencé a cuestionarme.
—Supongo que tienes razón —me detuve ya estando a pocos metros de la ciudad.
—Claro que la tengo —llegó a mi lado.
—¿Y qué hacemos? —cruzamos nuestras miradas.
—Dormir. Nosotros también necesitamos dormir.
—Bien, dormiremos en el patio trasero de mi casa.
—¿Qué? No me refería a eso.
—Allen, ¿qué tal si esos tipos vuelven? —arrugué mi frente—. Lo que menos quiero es que Matthew se convierta en un Hombre Lobo, si quieres ve a casa, yo cuidaré de él —después de no recibir una respuesta, continué mi camino.
—Espera —corrió hasta alcanzarme de nuevo—. Tienes razón; si pudiera regresar al pasado preferiría ser yo quien debería haberse convertido en un Hombre Lobo y no Joe.
—Gracias, Allen —inconscientemente sonreí.
Ya había transcurrido una hora y varios minutos, todo estaba perfectamente tranquilo y no había ningún movimiento fuera de lo normal, fue hasta entonces que se escuchó un extraño sonido a unos metros de distancia, pero no era algo de qué preocuparse.
Lograba percibir la respiración de Matthew, seguía agitada como en otras ocasiones. Lo más probable es que esté teniendo una pesadilla y lo peor es que no puedo estar a su lado ahora mismo para hacerlo sentir seguro.
Conforme pasaba el tiempo, mis ojos comenzaban a cerrarse lentamente, pero hice una lucha para seguir manteniéndolos abiertos. A pesar de la poca luminosidad que había, podía ver los ojos de Allen con su mirada perdida, como si estuviera en las nubes bajo una tormenta de pensamientos.
—¿Sabes...? A veces sueño con volver a ser humano, junto a Joe.
—Yo nunca pude ser humano —me acosté en el pasto y puse mis manos sobre mi abdomen. Allen no movía ni un solo músculo, seguía sentado con la espada curvada hacia delante—, pero sería grandioso si lo hubiese sido —cerré mis ojos y unos minutos más tarde, Allen volvió a hablar.
—Siempre solíamos ir a su casa después del colegio —abrí mis ojos de golpe.
—¿De qué hablas? —me recargué sobre mis codos y lo miré.
—Cuando era humano, Joe y yo siempre solíamos ir a su casa después del colegio —hizo una pausa—. Me arrepiento tanto de haberme alejado de su lado —limpió lo que parecía ser una lagrima saliendo de sus ojos.
—¿Por qué te alejaste de él si tanto lo querías como dices?
—Antes de ser Hombre Lobo la apariencia física de Joe era distinta, sin embargo dio un cambio drástico repentinamente, fue tan raro para mí como para todos —apartó su mirada para mirar el cielo nocturno e hice lo mismo—. Un día enloquecí y le pedí una explicación, ya que se rehusaba a besarlo y tocarlo; actuaba muy extraño —hizo otra pausa para recuperar el aliento y continuó narrando lo poco que recordaba—. Se armó de valor y me lo confesó, pensé que me estaba mintiendo y tuvo que transformarse para ello. Ese día todo cambió para nosotros, me alejé de él sin darle una explicación aunque él sabía la respuesta, la razón del por qué lo hice. Días después intenté arreglar todo, pero mi padre descubrió que tenía un romance con un hombre y las cosas empeoraron.
—Lo siento mucho, Allen —no sabía qué decir después de escuchar esto—. Fue muy difícil para ti en ese entonces.
—¿Sabes por qué mi don tomó esta forma? —su mirada chocó con la mía—. Él me electrocutaba, Liam. Me torturaba de la peor manera solo porque estaba enamorado de un chico —finalmente la apartó para ver el pasto—. Era un monstruo.
—Todos pasamos por algo perturbador en algún momento de nuestras vidas —una tercera voz se unió a nuestra conversación. Era Ringo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, mientras cambiaba de posición.
—Vengo a apoyar.
—Todo está tranquilo, descuida.
—Por ahora —miró de reojo el lugar—. Conozco perfectamente al Alfa y si Matthew posee un don único, él volverá y no se detendrá hasta conseguir lo que quiere —ahora nos miró a ambos simultáneamente.
—Nathaniel me dijo que cuando sea necesario lo llamemos sin pensarlo —pasó por delante de nosotros y buscó un lugar para ponerse cómodo.
—Espero que sean muy veloces si esto resulta muy mal —se recostó sobre el pasto.
No recuerdo el momento en el que me quedé dormido, pero cuando menos lo esperé; entré al mundo de los sueños. El tiempo aquí pasaba muy lento, sin embargo en el mundo real era lo contrario al mundo de los sueños.
—Chicos, despierten —alguien me removió.
—¿Qué pasa? —pregunté mientras tallaba mis ojos—. ¿Matthew se encuentra bien? —balbuceé.
—¿Qué sucede? —preguntó ahora Allen.
—Se acerca el amanecer. Tenemos que irnos ahora. Matthew estará bien mientras tanto.
—Debo volver a la cabaña —me levanté del piso
—Y yo necesito regresar con Joe.
—Entonces nos vemos más tarde, hasta luego.
Cruzamos el muro de piedra y nos adentramos en el bosque por caminos diferentes. Me alejé de ellos hasta perder su rastro, corrí y corrí sin detenerme y mirar atrás, por consecuencia de esto tropecé y caí en la hierba, pero me levanté de nuevo y seguí mi camino. Los primeros rayos del sol se hicieron presente del otro lado de las montañas y por fin pude llegar a mi destino. Abrí la puerta y me dispuse a entrar en silencio.
...
Toc toc...
—¿Matthew? —toc toc—. Soy yo, Liam. ¿Estás en casa? —agucé el oído. No escuchaba los latidos de su corazón.
—Hola, Liam —Allen me tomó desprevenido, haciendo que me sobresaltara y apartara mi oído de la puerta—. ¿Qué haces?
—Hola, quería saber si Matthew estaba en casa pero no hay rastro de él. ¿Cómo sigue Joe? —cambié de tema.
—Sigue recuperándose —nos alejamos de la vivienda y caminamos por la acera—, Alex y Natalia creen que despertará muy pronto.
—Me alegro —dije—. ¿Qué harás cuando por fin lo haga? —busqué su mirada.
—Aún no lo sé —evitó contacto visual conmigo en todo momento.
—Seguro le dará mucho gusto saber que estuviste a su lado —toqué su hombro para darle ánimos y luego lo aparté, al igual que mi mirada—. Se dará cuenta de cuán preocupado estuviste.
—No pienso decírselo.
—Pero —lo miré de nuevo—, él lo descubrirá, percibirá tu aroma.
—Lo oculté. Así cuando despierte no se enterará que estuve allí.
Quise responderle, decirle algo más pero cuando miré a Matthew a lo lejos hizo que mi atención se centrara en él. Se acercaba a nosotros lentamente con la mirada en la acera.
—Te dejaré a solas —Allen lo notó y se fue del otro lado de la acera. No pude esperar que llegara conmigo, así que corrí hacia él.
—Allí estás —me detuve frente a él—. ¿Quieres ir a dar una vuelta? —pregunté cuando sus ojos se posaron sobre los míos.
Lub dub, lub dub, lub dub, lub dub, lub dub… —su ritmo cardiaco aceleró drásticamente sin motivo alguno. Como si mi presencia lo volviera incómodo.
—Ehmm, no —dio un paso atrás—. Tengo que ir a casa —intentó rodearme, pero lo detuve en el acto sujetando su brazo.
—Espera…
—¡Ahh! —dio un brinco y se zafó de mi agarre—. Déjame tranquilo, por favor —retrocedió para seguir su camino.
—Yo solo quiero saber cómo estás —bajé la mirada para después subirla.
—Estoy bien —respondió en un tono seco y cortante.
—¿Hice algo malo?
—Solo quiero ir a casa —evadió mi pregunta, así como intentó evadirme.
Por último me resigné a dejarlo ir, aunque esto me haya generado varias preguntas
—¿Qué sucedió? —Allen volvió a mi lado.
—Ni siquiera yo lo sé —observé como Matthew se alejaba de nosotros—. Actuó muy extraño.
—Quizás esté triste por su mascota.
—No, estoy seguro que no fue así —finalmente desapareció de mi vista cuando cruzó la puerta de su casa.
—¿ALLEN…? —giramos nuestra cabeza hacia la persona que gritó el nombre de mi amigo—. Hermano, es Allen. ¡Allen!
Era una niña cuyo rostro me resultaba muy familiar y acompañada de un chico cuyos rasgos eran muy idénticos a los de Joe, ambos estaban del otro lado de la calle.
—¿La conoces? —pregunté en un susurro.
—Si... Es la hermana menor de Joe —pero claro, eso explica por qué el parecido.
La niña cruzó la calle sin ver a los lados, fue un alivio que ningún automóvil transitara la calle o esto terminaría en una tragedia, cuando llegó a nosotros la niña se lanzó sobre los brazos de Allen dando un gran salto y este la sujetó para después bajarla.
—Allen, te extrañé tanto. ¿Dónde habías estado? ¿Por qué le rompiste el corazón a mi hermano? —no le dio tiempo de responder, ya que el chico con el que estaba llegó con nosotros.
—Melanie —el chico se puso de cuclillas y la sujetó de los hombros para llamar su atención—. Nunca vuelvas a cruzar la calle sin mi consentimiento —se levantó y ambos se giraron a nosotros.
—Lo siento, extrañaba mucho a Allen —la niña me observó.
—¿Quién es él? —me señaló—. ¿Es tu novio? —movió su cabeza de lado.
—¿Qué? —dijimos al unísono—. No.
—Melanie... No debes hacer preguntas personales.
—Pero mi hermano aún lo quiere…
—Suficiente, Melanie —tomó la mano de la pequeña y después wmiró a Allen—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez, Allen. Seguro Joe y tú ya se reencontraron…
—Aún no —mintió, esto me obligó a poner mi mirada en la suya—. Recién voy llegando a la ciudad.
—Entonces, ¿no lo has visto? —alzó una ceja, a lo que Allen negó—. Tendría que comenzar a preocuparme.
—¿Por qué?
—No ha llegado a casa desde hace días.
—No te preocupes, si algo sabemos es que Joe puede cuidarse solo
—Eso espero. Melanie —jaló de su mano—, es hora de irnos.
—Está bien... Adiós, Allen —le dio un abrazo y le susurró algo—. Adiós amigo de Allen.
—Adiós —me despedí con la mano moviéndola a los lados.
—Adiós, Melanie —se despidió Allen de los hermanos—. Hasta luego, Israel —ambos se fueron.
No sabía que Joe tenía dos hermanos, o tal vez sí lo mencionó y no le presté atención. En estos momentos Allen tenía la mirada perdida en sus propios pensamientos.
—¿Estás bien? —lo miré preocupado.
—Si...
—¡Aúúúúúúúúúú! —pude reconocer ese llamado a la perfección, es Nathaniel.
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