Capítulo 3: ¡No lo hagas!
De vuelta en la capital egipcia Pi-Ramsés, Meritamón buscando a su padre llegó a donde el sumo sacerdote del palacio y como este era la mano derecha del faraón Meritamón le pregunta _ Paser ¿sabes dónde está mi padre? _ a lo que este de manera muy tranquila le responde _ Por los dioses Meritamón porqué tan eufórica para buscar a tu padre, ya es muy tarde y el faraón quiere que nadie lo interrumpa en su descanso_ Meritamón en su enojo y con lágrimas en los ojos le dice _ Paser yo soy la reina e hija del faraón, ordeno que me dejes ver a mi padre_ al escuchar esto el sumo sacerdote le permitió a Meritamón entrar al gran y lujoso aposento del faraón, quien estaba con Nefertari, estos al percatarse de la presencia de Meritamón y en forma abrupta le habla Ramsés a Meritamón _ Por los dioses hija, ¿qué haces aquí?_ Meritamón sin aún disminuirle ni un poco la ira le responde a su padre _ Ramsés por qué odias tanto a Merenptah, es tu nieto y tú fuiste el responsable de que Merenptah te llamara papá, porque tú mismo te deshiciste de su padre_ de manera eufórica el faraón interrumpe a Meritamón _ Más bien esto te lo buscaste tú por andar rompiendo las leyes egipcias escritas por los mismos dioses, tú tienes la culpa de que yo me deshiciera del padre de tu méndigo hijo, además deshonraste a la familia real _ al escuchar esto Meritamón no pudo contener las lágrimas y fue a su aposento.
Sin saber que Merenptah no se había dormido y había seguido a su madre hasta el aposento de Ramsés y Nefertari. Cuando Meritamón llegó a donde estaba Merenptah y se dio cuenta que Merenptah estaba sumido en lágrimas y en llanto por lo que tampoco Meritamón se contuvo y lloró con él. Cuando ya el llanto de Meritamón bajó le preguntó a Merenptah porqué lloraba tanto a lo que este le dice _ Mamá escuché la conversación que tuviste con mi abuelo y mi abuelo se deshizo de mi padre, ¿es eso cierto mamá? _ a lo que Meritamón con un nudo en la garganta le responde _ No hijo eso no es cierto, eso fue que tu abuelo tuvo una pesadilla con los dioses y la estaba comentando con tu abuela y conmigo, no te preocupes hijo, tu papá está de viaje y dentro de unos años volverá_ esto con la intención de que Merenptah no se sintiera mal y no perdiera la esperanza de alguna vez ver a su padre, lo cual sería imposible.
…
Al paso de los años, Merenptah no perdía la esperanza la de ver a su padre regresar en una embarcación por el río Nilo, pero a la vez se cuestionaba lo dicho por su madre.
Por lo que la duda pudo más que Merenptah, así que a sus 20 años decidió averiguar quién era su padre, pero no encontraba respuestas. Así que decidió preguntarle a su madre y confrontarla para que le dijera la verdad.
Al llegar al aposento de su madre, Merenptah toma valor y lo primero que hace es hacerle una pregunta a Meritamón _ ¿Mamá quién es mi padre? Busqué respuestas y personas candidatas, pero ninguna persona encaja, por Amón ¿quién es mi padre? _ Meritamón se levanta de su diván y le responde _ Hijo nunca vas a encontrar a alguien parecido a ti, con esos ojos color miel, ese cabello tan lacio y café, con tu gran estatura e incluso con tu belleza, cosa que solo tu papá tiene estas características.
Merenptah molesto por el evasión de su madre ante la pregunta, responde _ Gracias mamá, nadie me había dicho algo así pero ese no es el punto, quiero saber quien es mi padre o como se llamaba.
Con una sonrisa en su rostro, Meritamón le responde _ Nunca te había dicho su nombre, es Amenhotep pero no te puedo decir nada más.
Con un mal sabor de boca, Merenptah se retira del aposento de su madre.
En esa noche Merenptah no pudo dormir preguntándose porqué su madre le ha ocultado la verdad y no dejaba de reproducirse las palabras del faraón aquella noche en la que Merenptah siguió sin permiso a su madre hasta los aposentos de su abuelo. Y con lágrimas brotando se sus ojos, Merenptah se levantó y tiró todo a su paso con mucha ira, preguntándose quién era su papá.
Meritamón escuchó todos los estruendos de las cosas que tiraba Merenptah, por lo que se levantó corriendo a ver que era lo que sucedía, al ver a Merenptah lleno de ira, Meritamón le pregunta _ ¿Hijo que haces a estas horas de la noche y por qué tiras todo? _ con lágrimas y con voz llorosa le responde su hijo_Solo quiero saber quién es mi padre y sobre qué realmente, hablaba mi abuelo aquella noche_ con tristeza Meritamón le responde _ Siéntate hijo para contarte la verdad, tu abuelo no te quiere y te odia porque no eres de sangre solar, yo rompí esa regla al contraer matrimonio con tu padre. Él era un mercader, un noble, pero cuando tu abuelo se enteró de que rompí las costumbres egipcias, casi me corre del palacio y me dijo que nunca te iba aceptar como su nieto_ entre llantos y lágrimas interrumpe Merenptah a su madre diciéndole _ Pero que le hizo mi abuelo a mi padre y porqué me has mentido? ¿Imhotep sabía algo de esto? _ Ni siquiera yo sé que le hizo a tu padre y te he mentido para mantenerte a salvo. No quiero que te sientas culpable por no ser de sangre solar. Tu amigo Imhotep no sabe nada de esto hijo_ al escuchar esto sintió alivio y pensó en reunirse con Imhotep, pero se enojó con su madre y la hizo sacada de sus aposentos.
Cuando su madre salió, Merenptah se sintió rechazado por su familia. Llorando se levantó de su cama, sin pensar agarró una soga de las cortinas y la amarró al balcón de su aposento, hizo un nudo al otro extremo y se la puso en su cuello, pero su madre quien no se había ido por completo se dio cuenta de lo que estaba haciendo Merenptah y corrió auxiliarlo, evitando que la tragedia se cumpliera.
Cuando ya Meritamón tenía en sus brazos a Merenptah le dijo entre lágrimas que porqué lo había tratado de hacer a lo que Merenptah responde _Quiero ser aceptado por mi abuelo y que este me quiera, pero no creo lograrlo_ Meritamón desesperada le responde _Claro que sí te va a querer hijo, no tienes que decir esto_ al escuchar eso Merenptah se calmó un momento y se fue a la cama con su madre.
Teniendo pesadillas de todo lo malo que transcurrió con su abuelo y la envidia que sentía por Imhotep de que su abuelo si lo quisiera y a él no.
Recordó aquel paseo en el que Ramsés lo echó del campamento, otras veces en donde entrenando con la espada, su abuelo lo hacía sentir inútil, diciendo que él no servía para eso, aún cuando su madre le decía que tenía un gran talento.
A la mañana siguiente se despertó y fue directamente con el faraón a preguntarle sobre su padre.
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