Capítulo 2: Emira
En la actual Turquía y el norte de Siria, hace poco más de cuatro mil años, existía un pueblo el cual, era el principal enemigo egipcio durante el reinado de Ramsés II, el pueblo Hitita. Por allá del año 1265 a. C y recién coronado el rey Hattusili III nació la princesa Emira, quien era la segunda hija del rey y de su esposa Puduhepa. Emira era muy querida por sus padres y en general por la familia real hitita. Gozaba de una gran y lujosa vida de princesa, con todas las musas que quisiera, con solo mover el dedo daba una orden, gozaba de un carácter fuerte y de un corazón frío, a pesar de su corta edad, la hija preferida por sus padres, a pesar de tener otros tres hermanos con quien tenía una buena relación, pero no era la más amorosa o afectiva, por la envidia que les generaba Emira a sus hermanos a causa del trato preferencial que le daban los padres a Emira.
En cada celebración de la familia real, Emira siempre sobresalía por sus refinados modales y su buen comportamiento. En una de estas celebraciones llenas de lujo, en donde asistían personas poderosas del imperio, Emira conoció a la hija de uno de los principales comandantes del ejército Hitita y mano derecha del rey, llamada Dalila quien en poco tiempo entabló una gran relación con Emira, ya que compartían mucho en común y en algo que fue lo primero que se fijó Emira a la hora de conocer a Dalila, era su estatus social y económico pero al ver que también pertenecía a una familia prestigiosa dentro y fuera del palacio e incluso del imperio, la aceptó de inmediato.
La relación de Emira y Dalila con el paso del tiempo era excelente, con nadie del palacio Emira pasaba más tiempo que con Dalila e incluso Dalila era muy querida por los reyes, hacían todo juntas y se contaban todo lo que les sucedía.
En una de esas pláticas Emira le comentó a Dalila _ Mis padres estaban de viaje a la ciudad de Kusara, en mi aposento estaba yo sola con mis sirvientas porque me estaban preparando mi desayuno y llegó un niño muy atractivo e inteligente ya que convenció a mis guardias de dejarlo pasar, pero al ver como vestía supe que era de familia de esclavos o de mercaderes ya que su ropa estaba sucia y la tela estaba rota, al ver esto me dieron ganas de vomitar y me dijo que al verme pasar entre la multitud del mercado de joyas con mis guardias no pudo olvidarme, pero sin dejarlo terminar le pedí a mis guardias que se lo llevaran y lo alejaran de mi vista _ A lo que Dalila le responde _ ¿En serio Emira? Que asco con ese niño, dichosamente lo rechazaste e incluso que tus guardias se encargaran de él_ Emira la miró, asintiendo _Claro que sí Dalila, lo tenía que rechazar no podría estar con alguien así.
Emira al contarle esta historia también a sus padres, estos se enorgullecieron de su hija al saber que no podía estar con alguien así pero después que esta se marchara a sus aposentos, el rey llamó a todos los guardias del palacio y molesto mandó a ejecutar a los guardias que dejaron pasar al niño que habló con Emira en el palacio. Los guardias hicieron caso omiso a la orden, la legión marchó a ejecutar a los guardas que permitieron el acceso del pequeño.
El rey desvió la mirada hacia su esposa_ Amada mía ¿crees que tenemos que ejecutar al niño también? _ Inmediatamente le responde la esposa _ Sería conveniente, sin embargo, creo que ya recibió su merecido, hay que premiar a Emira ya que hizo un gran trabajo con ese niño en deshacerse de él, nadie debe darse cuenta de esto y este incidente con este mocoso_ El rey estaba de acuerdo con su esposa y decidió premiar a Emira, pero cuando él creyera necesario.
No obstante, el rey estaba en desacuerdo con su esposa, se dirigió al aposento de Emira. Ordenó el retiro de las criadas enseguida.
Volviendo su atención hacia Emira, preguntó sobre el acontecimiento que transcurrió con el niño.
A lo que esta replicó_ Papá, al verlo me dieron náuseas y me molestó mucho verlo en mi aposento, quiero que también lo ejecutes_ Dijo esto con su carácter fuerte que la distinguía.
El rey de regreso al trono, envió a buscar a ese niño, sin resultado alguno. Enfurecido mandó a llamar al comandante del ejército y padre de Dalila, Abdel. Le ordenó a Abdel ejecutar a ese niño, a pesar de que el misterioso pequeño no aparecía por ningún lugar. Al darse cuenta de esto Emira y su padre se molestaron con Abdel, ya que quería que nadie se diera cuenta sobre este desagradable acontecimiento que surgió con la princesa.
Por esto Dalila se alejó de Emira por el comportamiento con su padre y antes de irse, Emira enojada le dice a Dalila _ Yo soy la princesa del imperio, si estás aquí es por mí y hago todo lo que me plazca, tú solo eres alguien cualquiera_ Dalila sin responder se marcha del palacio con su padre, quien también tuvo una gran discusión con el rey, pero este sabía que si lo quitaba de su puesto no iba a encontrar a alguien de confianza. Además necesitaba su liderazgo y astucia para manejar las tensiones con Egipto que se intensificaban cada vez más.
…
En el cumpleaños número quince de Emira, los padres invitaron de manera sorpresiva a Dalila, quien se tenían años sin ver a Emira por las discusiones en el pasado, era una gran fiesta, lujosa, solo la gente de alto estatus social y poder económico asistieron a la fiesta de Emira, con grandes banquetes en la mesa, la mejor ambientación. Los hermanos de Emira no asistieron a su fiesta ya que sabían que nunca iban a tener algo así y estaban molestos con sus padres, a la hora de entrar Emira por la puerta, a la primera persona que se encontró fue a Dalila, al verla arrugó el entrecejo, pero con sus refinados modales, siguió saludando a los demás invitados, los padres de Emira al ver esto hablaron con ella y le ordenaron que saludara a Dalila por cortesía.
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