Capítulo 10: Volumen 1: Capitulo 11
En tanto sonreía se levanta de su trono y hace el mismo saludo con estas palabras "¡Buen día, Sub almirantes!."
Sus ropa eran distintas a las de los sub almirantes.
Shire, el almirante de este acorazado llevaba ropas del mismo color que los cinco individuos.
La diferencia en la Boina solo era que, la del almirante, era un poco más grande.
Además, desde su hombro y brazo izquierdo caí una capa roja que llevaba algunos colores dorados en medio para bordar un escudo. Cada vez que se movía esta también lo hacia.
"Pueden descansar."
Esas palabras fueron suficientes para dejar de lado las formalidades y sus cuerpos firmes.
"De ahora en mas todo será difícil, así que les agradezco por estar conmigo otra vez más."
Menciono con mucha Alegría.
La mujer de tez morena y ojos rosas que estaba en la fila horizontal de sub almirantes suspira y mira a su almirante con su rostro serio.
"No podía dejar a mi hermano mayor irse sin mi."
Esas palabras en un tono serio, hicieron que los demás se rieran.
Shire también lo hizo.
Desde el lado derecho de la fila, una mujer de cabello celeste con blanco y en medio un gran punto amarillo le dice a su líder con una sonrisa bastante retorcida y maniática.
"Siempre que pueda divertirme junto a ustedes será lo mejor."
Se ríe un poco loca mientras sus ocho colas gigantes de color celestes con blanco se mueven emocionadas por encima de su cabeza y orejas blancas.
Shire se sorprende por la reacción de su amiga.
Parecía muy emocionada, feliz y un tanto loca.
"¡Ya entendí, Diana!."
Menciona un poco sorprendido Shire.
Aunque todavía no dejaba de mover sus largas colas, aun se sentía bastante emocionada al saber todas las aventuras que tendría.
Además, se interesaba mucho más por los posibles individuos con los que podría encontrarse. Deseaba divertirse con ellos y hasta abusar de su fuerza.
Se podría decir que era una mujer a la que le gustaba mostrar la diferencia de fuerza con sus enemigos y luego destruirlos mentalmente.
Sin embargo, su fuerte emoción fue rápidamente reprimida por otro de los sub almirantes que estaba al frente del almirante
Un hombre de cabello oscuro largo hasta por encima de la cintura da un paso en frente y mira con gran seriedad a la zorra en tanto se acomoda los lentes.
Ante tal mirada sería los pelos de la cola de la mujer se tensan.
"Deja de causar problemas, sino, no vas a comer. Estamos en frente del almirante, respeto por favor."
Esas palabras causaron que toda emoción se le fuera de un segundo a otro.
Ella deseaba comer, así que no podía hacer nada contra el sub almirante de dos pares de alas con plumas oscuras.
Esta zorrita se deprime un poco mientras dice de mala gana "Si…si…esta bien…"
Las risas salieron a carcajadas desde todo el puente de mando.
No eran los únicos en esta gigante sala, había muchos más individuos ahí dentro.
"Será mejor…"
Esas palabras que iba a decir Shire se ven interrumpidas por uno de los soldados, que grita desde varios metros de distancia haber detectado algo en el radar.
Eso sorprendió a la mayoría, pero no a el Almirante y sus demás compañeros.
Mientras la sala se llenaba de preocupaciones y murmullos, Shire se abre camino entre sus compañeros para llamar la atención de todos en el puente de mando.
Aplaude una vez con sus manos y lo hace de manera fuerte.
Fue tan fuerte que todos le prestaron atención.
En frente de el había una enorme sala en donde se encontraban un montón de personas controlando sistemas de comunicación, radares y otros aparatos necesarios para proteger y mantener al acorazado.
Alrededor de todo este puente de mando había un gran cristal desde el cual se podía observar todo el espacio y si miraban hacia atrás del trono entonces verían su planeta.
"¡Vamos, no hay porque preocuparse!."
"Era obvio que nuestros amigos de orejas puntiagudas vendrían a despedirse de nosotros tras enterarse de nuestra partida."
Su expresión era tranquila y justa para este momento.
Con esas palabras calmo por completo a todos los que yacían ahí.
Fueron lo suficientemente tranquilizante esas palabras, hasta el punto de sacar algunas carcajadas en sus subordinados.
Los sub almirantes también rieron.
Seguido de ese momento, puso una expresión seria y estiro su brazo hacia delante en tanto su capa se revoloteaba por debajo.
"¡Todos vayan a sus puestos y prepárense para devolverles el saludo a esos elfos!."
"¡No dejen que por nada en el mundo esos elfos toquen nuestro acorazado!."
Todos gritaron un fuerte "Si" que retumbó por todo el puente de mando.
Los Sub almirantes corrieron a sus asientos y Shire a su trono. Este estaba un poco más detrás de los asientos de sus compañeros.
Una vez en su trono, da las órdenes.
"Envíen a nuestros casas para luchar contra los dragones y preparen todos los sistemas antiaéreos."
"Además, den la orden para que lo civiles se vayan preparando para el salto espacial."
Nuevamente todos asintieron sin problemas y con un fuerte "Si"
Mientras el puente de mando coordinaba las defensas, los cazas despegaban desde dentro del mismo acorazado a una gran velocidad difícil de ver para un ojo normal.
Tras la partida de los cazas, Shire contacta con ellos y les trasmite sus órdenes.
"Es un placer poder trabajar con el escuadrón de los seis estandartes. Espero que de ahora en mas podamos trabajar juntos bajo mi mando."
Desde el otro lado y dentro del caza una mujer con voz de niña le responde.
"El honor es todo nuestro. Jamás pensamos que algo como esto sucedería."
"Todavía no podemos creer que seamos uno de los escuadrones de cazas que van a estar en esta nave y bajo el comando absoluto del último pilar de la humanidad."
Esas palabras sacaron una pequeña sonrisa en el almirante.
"Me alegra que se sientan así en mi acorazado, pero lastimosamente no estamos en esta situación para hablar sobre nosotros, sino para defender la nave."
"Sus ordenes son simples. Proteger el acorazado y no dejar que esos enemigos tengan una mínima posibilidad de tenernos en su mira."
"No podemos permitir que nos dañen, sino será imposible hacer un salto espacial."
"Además…"
"…¡No quiero ninguna baja en el escuadrón de los estandartes."
Desde la comunicación se pudo oir a los seis estandartes asentir con fuerte y orgullo.
-CONTINUARA-
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