Jordan llevó a Lauren al comedor del castillo de Steele. Era amplio e increíblemente espacioso, con una iluminación ambiental que le daba una sensación especial. Visto de lejos, parecía una escena de película.
Las lámparas parecían antigüedades, pero al mirarlas más de cerca, Lauren se dio cuenta de que en realidad eran instalaciones de alta tecnología. La mesa del comedor también era enorme. El abuelo de Jordan, su madre, su hermano, su cuñada, su tía, Stefan y Chloe estaban sentados.
La comida en la mesa era un espectáculo deslumbrante, que parecía abarcar toda una gama de colores, aromas y sabores. En ese momento, aunque los habitantes de un castillo no fueran necesariamente de ascendencia real, podían disfrutar de ser tratados como príncipes y princesas.
Cuando Charleston vio a Jordan, se levantó de su asiento y se dirigió hacia él con entusiasmo. Sujetándole los hombros, preguntó con profunda preocupación: —Jordan, ¿están bien tus ojos?