Boris y Shura llegaron al departamento donde el pelinegro vivió por varios años al abandinar la casa de su padre por negarse a aceptar a Menma, su nueva pareja.
Era una ciudad pintorezca y embriagante. Boris no paraba de reír de felicidad. Pero lo que más deseaba hacer el rubio, era encerrarse con su amado Shura en el departamento y tirar la llave.
Solo deseba ser felizmente amado por ese pelinegro que tantos dolores de cabeza le provocó. Sin embargo todo había quedado atrás.
- Boris tienes treinta segundos para desnudarte - dijo de repente Shura sorprendiendo al rubio, quien no dejaba de asombrarse por el lujo y la extensión del departamento.
Ambos se quedaron mirándose unos instantes en silencio, pero al cabo de unos momentos Boris reaccionó quitandose la ropa para mayor placer de Shura quien se la quitó también.
Le sonrió a su dorado marido con picardía para sujetarlo y empezar a amarlo con salvaje pasión.
- Verás que la ropa es algo inútil en éste viaje mi dorado amor.
- Eso espero por tu propio bien.
- Estás algo pícaro ¿eh?
Boris se perdió en los besos apasionados de su oscuro amor quien se volvía más posesivo e insaciable acorde iban pasando los minutos.
- Éste es el inicio de una nueva vida para tí mi amor dorado. Todo quedó atrás. Todo lo malo.
- Gracias por amarme pese a todos los problemas. Te juro que viviré solo para amarte.
- ¿Qué te parece si empezamos ahora Boris?
- Perfecto.
Así daba inicio la candente luna de miel de Shura y Boris donde solo existirían ellos dos y nadie más.
Boruto y Shinki llegaron a ese pardisíaco lugar una vez más, tan distinto a la vez anterior en la cual Boruto padecía una intensa herida del alma por el distanciamiento con su padre.
Ahora solo amor albergaba en su corazón. Amor e intensa felicidad, debido a que estaba junto a Shinki. No podía quitarle las manos de encima.
Shinki reía con gran amor sensual. Cuanto amaba a su peliblanco amor. Su dulzura enloquecía de deseo y amor a Boruto.
-Esta vez no te soltaré por nada del mundo Shinki. Eres mío, mi gran amor - el pelirojo lo abrazó en silencio con gran amor - Pasamos tantas cosas mi amor que nos merecemos este tiempo solo para nosotros.
Ambos se dejaron caer sobre la cama sin soltarse, besandose con intensa pasión.
- Estamos libres del infierno mi vida
- Totalmente libre al fin.
Gaara y Mitsuki llegaron al hotel donde pasarían los próximos seis meses con intensa felicidad. El peliceleste era tan insasiable, que le exigió al pelirrojo estar desnudo durante los próximos meses.
Al oír semejante pedido, Gaara enrojeció hasta la raíz de sus cabellos de la vergüenza, debido a que él siempre fue alguien tímido pese a todo lo vivído.
Ésto hizo reír a Mitsuki a más no poder, mientras guardaba las valijas bajo llave. Lo mismo hizo con las ropas que llevaban puestas un vez que se las quitaron ante la atónita mirada de Gaara.
-Oye Mitsuki, no estarás hablando en serio¿cierto?
- Durante los próximos seis meses no necesitarás ropas mi amor. Amo tenerte así, ahora a disfrutar.
- P-Pero tenemos que comer, que...
- Pediremos servicio al cuarto. No quiero compartirte con nadie, es nuestra luna de miel y me aseguraré de que seas inmensamente feliz.
Gaara sonrió más que complacido mientras era besado y abrazado por su amado. Al fin tenía un matrimonio por amor.
- Sanaré las heridas que Menma te provocó en tu alma mi amor - decía Mitsuki inmensamente enamorado.
-Te amo Mitsuki, te amo tanto mi querido esposo. Por fin puedo saber lo que se siente ser feliz en el matrimonio. Y todo te lo debo a tí.
- Por siempre y para siempre amor así, jamás te dejaré ni tu a mí. Prometeme Gaara que nadie ya podré separarte de mí
- Por siempre los dos juntos hasta el fin, mi amado Mitsuki. Amor como el nuestro si que no puede morir.
Empezaron a amarse en el suelo junto a la gran chimenea que permanecía encendida. Fuera nevaba.