Shinki fue despertando lentamente, todo le daba vueltas. En verdad se sentía fatal, era conciente de estar en un auto que iba andando. No podía moverse, su cuerpo le pesaba y ademas estaba atado.
Cuando abrió los ojos supo que estaba en problemas. Respiraba entrecortado, miró al chofer pero solo veía una oscura capucha cubriendole la cabeza y parte del rostro.
El auto se detuvo y el chofer apagó el motor. Bajó y se dirigió hacia el lado del acompañante. Abrió la puerta y tras quitarle el cinto de seguridad, lo ayudó a bajar.
Cerró la puerta del auto con un pie ya que tenía las manos ocupadas sujetando a Shinki. Inmediatamente se lo llevó, arrástrandolo, al interior de una casa vieja y desgastada.
Aquel era uno de los tantos suburbios que rodeaban la zona privilegiada de la ciudad. Calles colmadas de casas y edificios viejos, derruidos, destartalados. Gente en situación de calle abundaban por doquier.
El contraste con la otra zona, habitada por los pudientes era muy notorio. Nadie que no tenga un permiso especial podía ir al sector de los privilegiados. Ese era el hambiente en el que Boruto y Mitsuki crecieron.
El extraño llevó a Shinki a una de esas casas viejas, similares a tantas otras del lugar. Sabía que el Sabaku carecía de todo lo necesario para sobrevivir media hora en esos lugares. Por ende era conciente de que su escape sería nulo.
Entraron y se dirigieron a uno de las habitaciones. Era tan estrecha que seguramente Shinki sentirá cñaustrofobia cuando se haya despertado del todo.
El pelirojo fue arrojado a la cama de una plaza con cierta violencia por su secuestrador. Quien se fue cerrando con llave la puerta del cuarto.
El secuestrador colocó la mochila de Shinki sobre una de las sillas, la abrió y tras sacsr su celular del bolsillo lo guardó dentro de dicha mochila para acabar cerrandola nuevamente.
Recién se quitó la capucha y respiró profundo. Colocó la pistola eléctrica sobre la mesa. Listo, ya estaba hecho. No podía echarse atrás ni arrepentirse de nada. Había secuestrado a Shinki, se hubo animado a ello.
Pero fue por una buena causa, se decía así mismo. Entonces ¿por qué no podía dejar de temblar? Se miró las manos sintiéndose asustado.
- A ésta hora estarían alertando a la policía seguramente - murmuró para sí mismo - Maldita sea Shinki, todo es tu culpa.
Rspiró bocanadas de aire intentando serenarse. Pero los golpes de Shinki a la puerta empezaron a sentirse junto a sus gritos. Sin embargo en esos sitios aquello era algo común, por ende a nadie le importaba.
Nadie se metía con nadie, era una regla principal de todos los habitantes de los suburbios. Pero resultaba bastante molesto sentirlo gritar.
Furioso golpeó la puerta del otro lado mientras decía:-¡Cállate Shinki! ¡Cállate o lo lamentarás! -¿Por qué me haces ésto? ¿Quién eres?- ¡Solo cállate!
Tenía que pensar en el siguiente paso. Era el más importante. Hacerle saber a él que tenía a Shinki.
El secuestrador tenía los cabellos dorados como el sol, sus ojos eran celeste como el cielo en un día de verano. Su piel blanca pálida. Tenía la misma edad que Shinki, Boruto, Shura y Mitsuki.
Delgado y alto. Pálido en extremo. Vestía un oscuro pantalón negro, una remera azúl con el dibujo de un zorro de nueve colas. Una campera negra y azúl. Unas zapatillas negras también.
Su celular sonó y él atendió.- Hola-¿Dónde estás Boris?- En casa, ya salgo para allá. Estoy un poco retrasado.- De acuerdo, te espero en el bar de siempre.- Llegaré en unos minutos.
Al colgar respiró profundo nuevamente guardando el celular. Los golpes a la puerta de la habitación, seguidos de los gritos de Shinki sucedieron una vez más.
Sujetó la pistola eléctrica y se dirigió a él. Tras abrir la puerta lo apuntó mientras disparó los rayos eléctricos, haciendo que Shinki retorceda con miedo.
-Te dije que te callaras Shinki - cerró la puerta del cuatro tras de sí mismo - Quedate en silencio....niñito rico.
Shinki se alejó de su secuestrador apoyandose en la pared junto a la ventana que tenía rejas. Respiraba entrecortado.
-¿Quieres pedir un rescate a mi familia?-No me interesa eso Shinki. Solo quiero que te calmes y te calles.
-¿Por qué me tragiste aquí? ¿Qué quieres?- A tí, te quiero a tí Shinki-¿Qué quieres de mí? --No preguntes más.
Cuando quiso acercarse a su secuestrador, éste activó nuevamente la pistola eléctrica sobresaltándolo.
Shinki temblaba sintiendo el terror recorrer su cuerpo. Nimca antes estuvo en una situación así. No sabía si viviría para contarlo. Su secuestrador se acercaba a él encendiendo la pistola electirca sin piedad.
- Por favor...no me hagas daño...por favor - Como respuesta su secuestrador volvió a encender la pistola eléctrica despertando en su presa más terror del que ya sentía -¡Por favor! ¡No! - Shinki empezó a llorar de la desesperación.
-En ese caso permaneceras calladito. Maldito. -Boris lo miraba con furia - Ustedes los pudientes creen que pueden hacer lo que sea total jamás pagarán las consecuencias de sus acciones.
-¿De qué hablas? ¡Yo no te hice nada! ¡Ni siquiera te conozco!- A mí no me hiciste nada pero si dañaste a alguien muy querido por mí. -¿Qué? No lo entiendo ¿de quién estás hablando?
Boris volvió a activar la pistola eléctrica causando espanto en Shinki quien estaba atrapado. -Será mejor que permanezcas callado. Nadie acudirá por tí, estás en los suburbios que rodea la zona privilegiada. Aquí odiamos a los niños ricos como tú.
Luego Boris se marchó cerrando con llave la puerta. Shinki sintió que abandonaba el lugar y dió rienda suelta a su desesperación.
Golpeó la puerta intentando abrirla sin éxito alguno, mientras gritaba pidiendo ayuda. Lloraba desesperadamente.
Boris se alejó de su casa. Caminaba por las oscuras calles del lugar, en cada esquina estaban reunidos grupos de jovenes y adultos bebiendo cerveza y drogándose.
Todos lo miraban con gran indiferencia ya que Boris era conocido por todos los habitantes de la zona.
Algunos incluso lo saludaban al verlo. Así llegó a un bar de mala muerte, donde la luz era tan pálida que costaba verse a sí mismo.
Entró y se dirigió a una de las mesas situadas al fondo alejadas de todas las miradas. Se sentó diciendoa quien ya se encontraba allí bebiendo una cerveza:- Hola, disculpa la demora Boruto.-Vaya Boris, creí que ya no ibas a venir.- Nunca te fallaría amigo.
Boruto lo miró con esa expresión vacía y sin vida que tenía desde que Boris y él se volvieron a encontrar.
Sus platinados cabellos carecían del brillo y de la vida que solían poseer. Sus ojos solo transmitían desolación total. Boruto bebió otro trago de cerveza.
Boris frunció el ceño al ver una botella totalmente vacía y otra a medias. Su amigo estuvo bebiendo como de costumbre.
-¿Hablaste con tu padre Boruto?- Si- Menos mal
- Me dijo que recién llegaba de su luna de miel. Está en la mansion de los Uchiha junto a su marido. Él está bien, a salvo y felíz. Hasta me mandó una foto de él estando de pie ¿puedes creerlo? Sasuke lo pudo operar al final y logró que vuelva a caminar.
-Estupendo- Si, lo es.Boruto le contó todo eso como si hablara del viento, sin emoción en su voz ni ningún tipo de sentimiento. En verdad se estaba muriendo de tristeza. Boris frunció el ceño. Maldita sea.
-¿Te pidió que vayas a su lado?-Si-¿Qué le respondiste?-Nada, colgué. Y apagué el celular hasta recién que te llamé. Tengo varias llamadas perdidas suyas. -Boruto....tú....
- Ahorratelo Boris, sabes que no puedo volver. Agradece que accedí a regresar a ésta ciudad contigo. Eso ya es demasiado.
-¿Por qué le permites al maldito de Menma ganar? Porque sabes que es él quien está detrás de todo.
-No te conté mi historia para que me sermonees Boris. Qué más dá después de todo - Boruto bebió otro trago de cerveza - Si ya estoy muerto por dentro.
Boris sujetó su muñeca impidiéndole seguir bebiendo más.-Basta Boruto, ya bebiste suficiente. - No, aún no.
-¿Es por tu padre?- Sé que él está bien, que Sasuke lo cuidará. - Entonces es por Shinki que estás así ¿cierto?
Ambos se miraron a los ojos en silencio unos instantes. Pero cuando Boris repitió su pregunta final, Boruto estalló.
-¡Déjame! - su dolor era tan intenso que no soportaba siquiera respirar. Empezó a llorar una vez más. Dios cuánta amaba a Shinki y cuán desolado se sentía estando lejos de sus besos y abrazos.
-¿Y si te dijera que lo tengo encerrado en mi casa? Que lo secuestré ¿qué harías Boruto?
Ante sus palabras, Boruto lo miró en silencio durante unos momentos en que reinó el asombro total. Cuando se hubo recuperado dijo:
-¿Que hiciste qué?- Secuestré a Shinki y lo tengo encerrado en mi casa. Lo hice por tí, te estás dejando morir por culpa de ese pelirrojo, ese niñito rico. Y honestamente no estoy dispuesto a permitirlo.