Cuando el hechizo que cantaba el trasgo estaba por terminar, nuevas columnas de humo se elevaron en el cielo confundiendo a los lagartos.
Asustado, el trasgo decidió retroceder y ver quienes eran los posibles enemigos dando la orden de retirada.
Poco a poco los exploradores llegaron donde estaba escondida Aisha, que al sentir que ya no había peligro salió del suelo junto a la otra exploradora.
—Nuevas ordenes, alcanzar a los grupos de rescate y entreguenles estos pergaminos—
Los exploradores con más experiencia sabían lo que representaban esos pergaminos, sin perder un segundo se despidieron de su capitana y se perdieron entre los árboles.
Crow se sintió complicado al ser el último que quedaba junto a Aisha, antes de decir algo la joven frente a él le pidió que guardara silencio mientras le entregaba una gema de ficorita color naranja.
—Escucha bien, si por algún motivo la situación se sale de control y el grupo queda expuesto a ser destruido, debes ir al pueblo y entregarle a Eleine esa gema, ella sabrá que hacer—
Confundido ante lo extraño del comportamiento de Aisha, el joven guardo la gema entre sus ropas y luego de despedirse continuó la búsqueda del equipo dos.
En la distancia, los lagartos cornudos perdieron la confianza al ver que cientos de soldados llegaban a su posición.
—He he he he...Parece que cerca debe haber un gran poblado si tienen tantos soldados, es mejor que regresemos y avisemos a nuestro señor—
Con una risa desfigurada, el trasgo decidió huir, ordenando que todos los lagartos lo siguieran.
Después de media hora, los grupos de rescate lograron encontrar la cueva donde se refugiaba el equipo dos y uno de ellos fue encargado de escoltarlos al pueblo, mientras los otros dos grupos continuaron siguiendo a Aisha.
Aunque nadie sabía porque cada cierto tiempo su capitana les ordenaba aumentar su velocidad de avance, en ningún momento pensaron en contradecir sus órdenes.
—"Ojalá aún estemos a tiempo"—
Sin dejar que su mente se distraiga, Aisha concentró su energía en la palma de su mano y cantó un hechizo de detección.
—No!!!—
Enfurecido, el trasgo vio como una soga intangible se aferraba en su ropa y la imagen de unos ojos violetas aparecía frente a él.
—Te encontré!—
Decidida, la capitana extendió un pergamino dorado mientras ordenaba a los demás líderes que hiciesen lo mismo.
Sin dudarlo, cuando el último de los líderes extendió su pergamino, una red mágica apareció en el suelo rodeando a todos los soldados.
Siendo la primera vez que Crow presenció un hechizo mágico de tal magnitud, se sorprendió cuando la velocidad del grupo aumentó en más de tres veces.
—No se distraigan y solo sigan mis pasos—
Con desicion, Aisha guió a los soldados a través del bosque mientras se encargaba de no perder de vista al trasgo.
—Comida ingrata! Tan desesperada estás en ser devorada por nosotros—
El trasgo, al sentir que no había forma de escapar sin revelar la ubicación de su base decidió pelear con sus perseguidores.
—Si quieres atraparnos, debes paga un precio—
Cuando el hechizo de los pergaminos terminó, Aisha vio como una nube de rayos rodeaba al cuerpo marchito del trasgo mientras su cuerpo aumentaba de tamaño por cada segundo que pasaba.
—No dejen que terminen de evolucionar, mantenlo a cualquier costo—
Levantando su espada, Aisha se lanzó contra el trasgo mientras cantaba un hechizo de fuego sobre su arma.
—Con esa cosa no podrás detenernos—
Aunque la fuerza de Aisha fue superior a la media, cuando el filo ardiente estaba por tocar al trasgo, uno de los lagartos arremetió contra la joven siendo lanzada unos metros atrás.
Como un desencadenante, un grupo de soldados avanzó y empezó a atacar al lagarto que poco a poco empezó a perder su la carne sobre sus huesos.
—No pierdan su tiempo con los lagartos, debemos detener la evolución de ese trasgo—
Con un grito de guerra, los soldados se dividieron en grupos pequeños y mantuvieron ocupados a los lagartos mientras los exploradores estuvieron a cargo atacar al trasgo.
Aunque con cada segundo que pasaba el trasgo se veía más miserable por las heridas que recibia, su tamaño no dejaba de aumentar brotando seis brazos musculosos en su espalda.
Al ver el tamaño colosal del trasgo, Crow no creía que esta criatura sea igual a los trasgos de los libros de fantasía que leía en su juventud.
—Nosotros estamos listos, ahora su sangre nos pertenece—
En un momento, la nube de rayos dejó de proteger el cuerpo del trasgo, que ya medía ocho metros permitiendo que los soldados le hicieran más daño.
Pero la criatura se mofó de los inútiles esfuerzos de los soldados y extendió sus brazo atacando a los soldados más cercanos.
Cada golpe de la criatura era capaz de lanzar a los soldados hacia los árboles, haciendolos vomitar un bocado de sangre antes de levantarse nuevamente para pelear.
—Alejense de él, solo usen ataques de distancia y no dejen que se escape de nuestro cerco—
La capitana era consciente de la habilidad que usó el trasgo, esta era una evolución forzada que se activaba a través de la fuerza vital del usuario a costo de quedar inútil fisicamente.
—Así que nos conoces, pero cuantos de tus soldados crees que vivan después de media hora—
Mientras los ataques no cesaban contra el trasgo, Crow se subió contra la copa de un árbol buscando la oportunidad conseguir asestar un golpe fatal.
Así como Crow, otros exploradores ágiles subieron a los árboles y atacaron desde las alturas.
Aún con todo el cuidado, dos soldados murieron triturados en los brazos del trasgo y un explorador fue devorado vivo por los lagartos cornudos.
Al ver que el trasgo habia capturado a un nuevo soldado en sus brazos, Crow remojo dos bombas de humo sobre la savia de un árbol y las lanzó hacia el rostro del trasgo.
Con dos explosiones, el rostro de la criatura se vio cubierto por una gran mancha oscura, mientras el humo se elevaba sobre él.
—Basura, atrévete a atacarnos de frente—
Mientras el trasgo intentaba quitar los restos de las bombas de su rostro, todos los exploradores se lanzaron atacando el cuello y los ojos con sus espadas.
Cuando uno de los exploradores logro enterrar su espada en el ojo del trasgo, un grito desgarrador salió de la criatura que solo lanzaba golpes a su alrededor buscando a su atacante.
—Nos has obligados usarlo, agradece estamos solos, si no, otro seria el resultado—
Todos pudieron notar los cambios en el cuerpo del trasgo e instintivamente sintieron la necesidad de alejarse de él.
—Hagas lo que hagas te llevaremos con nosotros—
En el interior del trasgo, todas las partículas mágicas empezaron a rechazar su cuerpo empezando a resonar entre ellas mientras se juntaban en una esfera de energía.
Riéndose de que todos los soldados que lo atacaron empezaban a escapar, el trasgo lamentó no poder ver cuando sus cuerpos sean destruidos gracias a él.
Sin notarlo, en su espalda un joven miraba confundido el lugar donde se acumulaban todas las partículas mágicas del trasgo.
—Que es esto—
Tratando de tocar la esfera de magia que se formó delante del trasgo, Crow fue detenido por uno de los brazos de la criatura que miró curioso al joven.
—No nos tienes miedo?—
Crow no contestó a su pregunta, y aprovechando que el trasgo aún tenía mala vista, esquivo los ataques del trasgo y se lanzó contra la esfera de energia.
—No puedes hacernos nada—
Sintiendo terror, el trasgo vio como el joven frente a él extendió sus brazos sobre la esfera absorbiendo la energía que esta reunía.
—Que eres tú, como eres capaz de drenar toda nuestra fuerza—
Sin notar que los ojos del joven eran diferentes a lo normal, el trasgo atrapó el cuerpo de Crow en sus brazos, pero cuando intento destrozarlo sintió que sus brazos no respondían.
Al no escuchar la explosión, Aisha se giró para ver que donde estaba el trasgo ya no estaba ese cuerpo colosal y solo estaba un enano marchito junto a un desconcertado Crow que miraba sus manos.
—Cuidado!—
Sin darse cuenta, un lagarto abrio sus fauces tratando de devorar al joven. Ante esa distancia la criatura no pensó que fallaría y solo pensaba en huir junto al trasgo.
Cuando el joven estaba por ser devorado, una barrera magica apareció a su alrededor junto a la imagen del tendedero que bloqueó el ataque.
Sintiendo debia escapar el lagarto tomó el cuerpo del trasgo entre sus fauces y escapó entre los árboles.
—Maldicion! debemos informar a nuestro señor sobre ésa extraña criatura—
El trasgo solo pudo mover sus labios por un momento antes de perder la consciencia.
Cuando Aisha llegó al lado de Crow, pudo ver la sombra que protegió al joven, pero al ser tan borrosa no pudo reconocer quien era.
—Cuidalo bien, ah absorbido demasiada magia y su cuerpo aún la está asimilando—
Sin darle tiempo a responder, la sombra se esparció en el aire dejando a un Crow inconsciente en el suelo.
—Que secretos escondes en tu cuerpo—
Dejando esos pensamientos atrás, Aisha ordenó que un grupo cargara a Crow mientras regresaban al pueblo.
—Ojalá aún estemos a tiempo—
La joven solo miró por un momento el lugar donde había desaparecido el trasgo para luego girarse y unirse al grupo de soldados.