Iba retomando el conocimiento poco a poco, un fuerte dolor de cabeza aparecía mientras las luces artificiales del lugar llegaban hasta mis pupilas. Un chico sentado en un sofá en frente mío me miraba en mucha calma, como si examinara a un mono en laboratorio.
—¿Dónde estoy?— dije al momento que me levantaba del lugar en el que estaba, sujetando mi cabeza con una mano por el intenso dolor que sentía.
No sabía quién era la persona que me miraba con atención hasta que pude distinguir su rostro, era Rick, sus facciones daban a entender que no se encontraba muy cómodo con la situación en la que estábamos. Miré a los costados para ver si había alguien más en la habitación pero éramos los únicos ahí dentro. Entonces decidí dirigirle la palabra, aunque no sabía si era lo correcto, tenía que intentar algo.
—¿Dónde diablos estamos?