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18.64% Los hermanos Sonobe / Chapter 11: ¡Detención!

Capítulo 11: ¡Detención!

La École Normale Supériere se encontraba colmada de estudiantes ricachones que merodeaban por los vastos pasillos de la facultad.

_ ¿Cuál es nuestro destino Adeline Strange?. _ Desplazándose con placidez, Adeline presenció como todas las universitarias se volteaban para ver al chico carismático junto a ella.

Tornando los ojos, volvió a sumir sus ojos grisáceos en el horario.

_ Sería mas sencillo si me ayudaras a buscar. _ Quejándose, le señaló la infinidad de salones que se hallaban en distintos puntos del mapa.

_ No estoy preguntando por el salón sino la materia. _ Despojando de su rostro sus gafas cafés las colgó en el cuello de su camisa negra.

_ ¿Bromeas?. ¿Acaso no te sabes el horario?. _ Mirándolo incrédula, negó con la cabeza.

_ Y ¿Por qué lo haría?. Ya existen personas como tú que se preocupan por guardar esa ridícula información en el cerebro, así que los tipos como yo se aprovechan y la extraen de tipos como tú. _ Explicó, doblando las mangas de su chaqueta de piel café. _ Entre menos preocupaciones hay, más liviano te sentirás. _ Puntualizó ladeando una sonrisa, mientras la miraba con obviedad.

_ Claro, porque llegar tarde a Derecho no debe ser ninguna de nuestras preocupaciones en este instante. Eres todo un genio. _ Expresando aquellas palabras con sarcasmo, le concedió a Gianluca una sonrisa de boca cerrada.

_ Quinto piso, salón número trece. _ Chasqueando los dedos, la sujetó rápidamente del brazo para después echar a correr en dirección al ascensor dorado situado al frente.

Al estar cerca, un grupo conformado por cuatro chicos interceptaron el trayecto. Provocando que ambos frenaran de un modo súbito.

_ Estás buenísima primor. _ Un chico rubio, silbó al ver a Adeline.

Incitando que el menor de los Sonobe apretara los puños instantáneamente al escuchar esas palabras provenientes del chico con ojos azules.

_ ¿Cómo la llamaste bastardo?. _ Sus venas se marcaban en su cuello al apretar con fuerza la mandíbula.

_ Vámonos Gianluca, no vale la pena. _ Sobando su espalda, apaciguó su ánimo.

Adeline tomó su mano para dirigirlo hacia el ascensor, pero fue interceptada por el hombre rubio que intentó de sujetar su brazo. Tal acción no pudo ser ejecutada tras el feroz golpe que fue propinado por Gianluca al ver su cercanía con esta.

El chico cayó bruscamente al suelo debido al impacto que fue inducido en su ojo derecho, dejando tumefacción y un tono morado en el borde de este.

La ira que se había apoderado de Gianluca provocó que sus ansias por desatarla acrecentaran.

Suscitando que se abalanzara sobre el cuerpo desprotegido del joven, concediendo puñetazos en secuencia sin pausa en su rostro. Sus nudillos lastimados salpicaban sangre que eran derramados en la camisa blanca del tipo, siendo manchada de un intenso rojo escarlata.

_ Basta, lo vas a matar. _ Adeline tiraba con fuerza de su chaqueta, en un intento desesperado por apartarlo. _ Gianluca mírame. _ El tono de pánico en su voz, no fue escuchado por él ya que se encontraba ensimismado en recuerdos oscuros de su pasado. _ Mírame. _ Sus palmas acunaron el rostro de este. Incentivando que aquellos ojos esmeraldas vacilantes se desviaran del rostro ensangrentado a ella.

_ ¿Ven conmigo si?. _ Ofreciendo su mano, él asintió y la tomó.

Los tres acompañantes del rubio habían huido despavoridos ante la fiereza reacción del menor de los Sonobe.

Dejándolos a ambos en una posición lo bastante ambigua como para ser explicada. ¿Cómo podrían excusarse en esta situación?. Después de todo salieron ilesos de la pelea mientras que el otro chico tendido en el suelo no.

_ A juzgar por lo que veo no nos queda más de otra que huir. _ Sus ojos grisáceos pasaban de observar el cuerpo, a un Gianluca con salpicadas de sangre. _ Te ves lo suficientemente sospechoso como para poder siquiera defenderte, así que lo más conveniente para los dos es retirarnos lo antes posible de aquí. _ Agarrando la muñeca de este, se volteó para presenciar como un puñado de profesores se acercaban con paso preocupante hacia ellos.

Adeline de modo instintivo intentó de cubrirlo situándose al frente, a pesar de que él era mucho más alto que ella eso no le impidió en lo absoluto de protegerlo.

_ Será mejor que ustedes dos empiecen a hablar desde ahora jovencitos. _ Una mujer con coleta los señaló de un modo acusatorio al espetar aquellas palabras de reproche.

_ Fue un accidente. _ Decidió justificarse con una mentira ya que no quería que Gianluca saliera afectado de esto.

_ Lleven al joven Flavian a la enfermería, yo seré quien me encargue de este par. _ Katrina ordenó estrictamente al conjunto de profesores presentes en la estancia.

_ Serán castigados, ningún estudiante debe porqué estar deambulando en horas lectivas por los pasillos. _ Reprendió alisando su falda larga de mezclilla. _ Lorraine por favor llévalos a detención. _ Solicitó con cortesía a la mujer canosa, la cual se ocupaba de guiar como de cuidar a los alumnos problemáticos que iban a detención.

Los ojos castaños de la profesora Katrina aún seguían cargados de represión al situarlos en sus dos estudiantes más queridos.

_ Dejen de meterse en problemas ¿Entendido?. _ Levantando una ceja, negó con la cabeza.

Adeline asintió repetidamente con nerviosismo en respuesta ante lo dicho por Katrina. Quien acomodó su cabello negro detrás de sus orejas para después emprender su camino en dirección al pasillo contrario del que venía.

....

Habían trascurrido dos horas desde que llegaron a detención, en compañía de otros alumnos que también fueron a dar al sitio sin coincidencia alguna.

_ Estoy aburrida y también tengo hambre. _ Precisó un tanto malhumorada mirando de reojo a Gianluca.

_ Tenías opciones, ¿Por qué decidiste cubrirme si sabias que hacia mal?. _ Trazaba líneas sin sentido en su cuaderno, manifestando la incógnita que se había hospedado en su mente.

_ No porque hayas cometido un error significa que mereces ser condenado. _ Respondió sin mirarlo.

_ De todos modos si yo caía tu también ibas a caer conmigo, así que haciéndote la mártir ahora daría exactamente igual. _ Soltando una carcajada, situó su mano sobre la de ella. _ Gracias por cuidarme la espalda. _ Su tono veraz y su mirada vivaz causaron que Adeline alejara la mano mientras carraspeaba.

_ Sufriré gastritis sino salimos de inmediato de aquí. Así que será mejor que pienses en algo. _ El tono irónico en su voz fue deducido por Gianluca. Quien la veía como una caja fuerte que cambiaba de combinación a cada tres minutos.

_ Tengo un plan que involucra un encendedor. _ Sus ojos esmeraldas se desviaron de Adeline hacia el sensor de humo.

_ ¿Es en serio? ¿Planeas salir de este problema con otro?. _ Alegó escéptica por la proposición de este.

_ ¿Podrías tenerme algo de fe Adeline Strange?. No es la primera vez que escapo de detención y tampoco será la ultima. _ Una sonrisa triunfante se asomó en sus labios al levantarse.

- ¿A dónde irás?. _ Su mano sujetó el brazo de este, impidiendo que efectuara algún movimiento.

_ Iré a visitar al tipo que nos sacará de aquí. _ Haciendo un ademán con la cabeza en dirección al chico con rastas de la mesa de al lado, se inclinó a esta. _ Fuma más de cinco porros al día, de seguro tendrá un encendedor. _ Susurró con su mano ahuecada a sus labios. _ Volveré pronto Adeline Strange. _ Guiñando un ojo, se encaminó con paso cauteloso hacia el hombre con aspecto hippie.

A Adeline le preocupaba dos cosas, una de ellas era que Lorraine se despertara del placido sueño en el que estaba sumergida, atrapando a Gianluca en el acto o que más bien lo lograra incendiando la universidad por completo. Definitivamente ninguna de las dos opciones acabaría bien para ambos.

_ Hola viejo. _ El chico moreno arrastró la ultima letra en tanto reía. _ ¿Quieres estar en el mismo barco que el mio?. _ De su sudadera verde, sustrajo un cigarrillo. _ Toma, este te hará volar junto a mí al país de las maravillas. _ Soltando una risotada, se lo acercó.

_ No vine a sumarme en tu viaje amigo, de hecho quiero pedir prestado tu encendedor. _ Explicó, rechazando el porro acercado con un empujón.

_ Pero que loqueras dices?. El encendedor no se puede fumar. _ Sus facciones se contrajeron debido a la sorpresa que sentía en ese momento.

La mueca de confusión en su rostro, le parecía a Gianluca lo bastante cómica como para reírse.

_ Solo entrégamelo quieres?. _ Extendiendo su palma, sonrió impaciente.

_ Me gusta mucho tu reloj viejo. _ Sus ojos cafés se abrieron en grande al tocar el reloj de oro que se encontraba en la muñeca de Gianluca.

_ El encendedor a cambio de mi reloj ¿Qué dices?. _ Se lo quitó para balancearlo al frente del rostro del chico moreno.

_ Venga hermano, es todo tuyo. _ Le entregó el encendedor, mientras recibía alegremente el reloj de oro.

Gianluca cogió el encendedor, no sin antes presumirlo a Adeline. La cual rodó los ojos al verlo.

De un modo cauteloso subió a la mesa de un escritorio desocupado, para poder prenderlo cerca del sensor de humo. Provocando que al instante el agua empapara a cada alumno presente en la estancia.

Lorraine gritó alarmada desde su despacho ocasionando que Gianluca se tambaleara hasta caer al suelo, siendo socorrido por Adeline.

_ No dudé ni por un segundo de ti. _ Felicitándolo lo cargó hacia la puerta, fugándose nuevamente con este de la facultad...


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