Advertencia: este capítulo fue hecho bajo la influencia de un Frappe, voten, comenten y donen (en algún lugar) para apoyar al autor... ósea a mí.
Dentro de una casa cerca del extremo norte de la ciudad en una habitación en la cual solo hubo una cama matrimonial, Samantha se encontraba acostada, de su cuerpo se retiraron todas las prendas con exepcion de sus pequeñas bragas dejando que pudiera ser apreciado casi en su forma natural , sin embargo, en su hombro derecho se pudo observar como una horrible herida sangraba profusamente, y solo un par de vendas impedían que toda la cama se volviera un desastre.
Aparte de eso, en su cabeza una de sus orejas desapareció lo que sumado a su pelaje ahora rojizo formo una triste visión comparada al pasado, a pesar de ello no se pudieron observar otras heridas, lo que mostraba que la batalla fue bastante fugaz.
Probablemente si no hubiera sufrido una herida tan profunda no habría colapsado, y hubiera sido capaz de regresar al Templo por su cuenta, lo que impediría que la escena en la academia se desarrollara a tal punto, desafortunadamente no fue así.
Y ahora Samantha se encontraba a merced de las personas que la rescataron, que gracias a su extremadamente alta fortuna, resultaron ser personas inofensivas.
"Carly no ha regresado... Ve a buscarla, si no detenemos el sangrado puede terminar muriendo." - Una mujer de mediana edad le indico a su marido que estaba fuera de la habitación, este hombre de mediana edad asintió y corrió a la entrada.
"¡¡Regrese!!" - Con una voz en alta tensión una joven entro corriendo, lo que llevo a que la puerta de la entrada se estrellara contra la cara de su padre quien se preparaba para salir, la joven sin embargo no se preocupó por él y corrió a la habitación con una bolsa en mano, la cual estaba llena con vendas y algunas medicinas.
"Sigh." - El pobre hombre tras la puerta soltó un suspiro antes de cerrar y regresar a custodiar la habitación donde se encontraba la invitada, entonces en su mente busco el recuerdo de como termino en semejante situación.
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"Sigh." - en realidad el hombre no tuvo idea de que fue lo que sucedió, pues al regresar a casa todo ya se desarrolló hasta este punto y aparte de saber que una joven resulto herida, en realidad ni siquiera sabe como se ve la mujer.
No obstante apoyo a su familia y espero tranquilamente fuera de la habitación en caso de que necesitaran su ayuda, así pasaron las siguientes horas, sin estar enterados de todo el caos que se esparció por la ciudad, y el trágico destino que sufrieron las tropas del Vizconde.
Samantha poco a poco comenzó a recuperar la conciencia, para este punto la luna estaba en lo alto del cielo iluminando la ciudad, por ello cuando por fin abrió sus ojos solo fue recibida por la oscuridad de la habitación, ya que incluso las ventanas de madera estaban cerradas bloqueando la luz de la luna.
"¿Dónde estoy?" - la confusión en su mente le impidió pensar con claridad, así que trató de relajarse y buscar en su memoria los últimos acontecimientos antes de perder la conciencia, lo que la llevo a recordar su combate en la academia.
"¡Ahhhh!" - Al recordar las heridas que sufrió soltó un pequeño grito por el dolor fantasma en su cabeza, mientras usaba su mano para alcanzar su cabeza en busca de su oreja perdida, por un momento las lágrimas se acumularon en los ojos de Samantha, aunque en el pasado recibió heridas y cicatrices así como que su cuerpo fue quemado temporalmente, en realidad no le importo tanto, pero por algún motivo el perder su oreja la lleno de sentimientos de tristeza.
Aun así apretó los dientes y contuvo sus lágrimas mientras pensaba en lo que paso después de ser herida.
Cuando la batalla termino Samantha huyo a la parte posterior de la academia, aunque no olvido ocultar su espada dentro del edificio, por que aparte de sus dagas no llevo otra arma con ella, el problema era que sus pensamientos estaban en desorden por el intenso sangrado que empeoro al perder su tiempo ocultando un arma.
Por lo tanto, cuando Samantha llego a los callejones en la parte trasera de la academia, su cuerpo estaba llegando a su límite, su visión se volvió borrosa y sus pasos inestables, tristemente solo pudo cruzar unas calles antes de colapsar, cuando su visión se oscurecía vio una sombra precipitarse sobre ella.
"Así que alguien me encontró... bueno, supongo que me ayudaron." - al darse cuenta de la falta de restricciones así como el tratamiento en su brazo, supuso que alguna persona termino encontrándola herida y por ello la ayudo, aunque esto también significaba que su identidad fue expuesta porque el anillo se desactivó mucho antes de salir de la academia.
"Sigh." - un pequeño suspiro salió de la boca de Samantha cuando sintió que la somnolencia volvió a golpearla, entonces relajo su cuerpo y se entregó completamente al mundo de los sueños, después de todo no tuvo energía y fuerza para hacer cualquier otra cosa.
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Al salir el sol la ciudad regreso a su calma habitual, aunque en varias calles se pudieron encontrar rastros de lucha, sangre e incluso cadáveres, al final el daño no ascendió a mucho, puesto que los pocos soldados del Vizconde no tuvieron oportunidad contra los miles habitantes de la ciudad, lo único desafortunado fue que el Vizconde, el gobernador, y otros terminaron huyendo de los terrenos de la academia y de la ciudad.
A pesar de la intervención de la sacerdotisa, aparte de algunos daños superficiales no fueron capaces de eliminar a sus enemigos antes de que el joven en armadura los sacara del lugar, desafortunadamente los soldados del vizconde no fueron capaces de huir, y peor aún fue que la familia del gobernador termino siendo capturada.
Su destino era incierto.
Samantha por su parte fue capaz de conocer a su salvadora y por ende a su familia, los cuales la estuvieron cuidando durante el día anterior.
Esta familia consistía de 4 personas, el padre llamado Ross de 40 años, la hija de nombre Carly de 18 años, el hijo mayor que está en la capital con 20 años, y la salvadora de Samantha madre de la familia Vanesa con 39 años.
Parece que mientras volvía de sus compras habituales pudo apreciar la escena de Samantha cayendo al suelo inconsciente, ella se apresuró para ayudarla y descubrió sus terribles heridas, luego al considerar los conflictos con los soldados, decidió esconderla en su casa hasta que la joven se recuperara.
"Muchas gracias, si no fuera por ustedes no me imagino lo que pudo pasarme." - expreso Samantha con sincero agradecimiento a la familia que se puso en peligro por ella, sin embargo pronto un pensamiento cruzo por su mente...
"Ejem... sé que puede ser mucho pedir, pero ¿pueden enviar un mensaje al Templo de mi parte?" - pregunto tratando de contener el sonrojo en su rostro, después de todo tardo mucho en recordar lo que su ausencia pudo significar para sus compañeras y que seguramente estarán muy preocupadas por ella.
La familia sin embargo se quedó en shock momentáneamente, porque tener contactos en el Templo siempre fue algo muy valioso, y la mujer herida ante ellos probablemente tuvo un excelente respaldo si era capaz de comunicarse con el templo de manera casual.
"S-sí... ¿qué necesitas que les digamos?" - pregunto la mujer mayor con algunas dudas, aunque para su decepción el mensaje enviado era simple, solo informar que estaba a salvo y su ubicación para que enviaran a alguien por ella.
Aun así, no terminaron decepcionadas, pues poco tiempo después de que el hombre de mediana edad llevara el mensaje, un grupo enorme de sacerdotisas y aprendices llego a la propiedad, pero lo más impactante fue que al frente de este grupo estaba la actual líder del templo con un rostro lleno de ansiedad.
Esto provoco que ambas mujeres abrieran la boca con sorpresa, como si no entendieran como una persona de tal estatus termino llegando a su pequeño hogar, al final las dos mujeres tardaron un tiempo en recuperarse del shock y para ese punto su casa fue invadida por la sacerdotisa y algunas otras mujeres.
Cuando vieron a una mujer orco junto a otra mujer increíblemente hermosa abrazando a Samantha mientras contenían sus lágrimas, así como la expresión de alivio de la sacerdotisa se dieron cuenta de que la persona que rescataron sin duda era alguien especial.
Esa misma tarde con ayuda de las sacerdotisas curaron el cuerpo de Samantha a tal punto que fue capaz de salir caminando del lugar, y después de prometer regresar en el futuro para agradecerles cómo se debe, se retiró bajo la escolta de las sacerdotisas.
Durante su camino al Templo pudo aprender lo que sucedió después de que ella colapsó, esto sin duda lo dejo boquiabierta, ya que jamás espero que todo escalara a tal punto, peor aún fue que los líderes de la ciudad junto al vizconde por algún motivo aparecieron en la academia en el peor momento y por ello la situación deteriorada termino por estallar.
"¿Tendrán problemas por esto?" - le pregunté a una sacerdotisa a mi lado, pero ella solo se mantuvo en silencio por un momento antes de negar con la cabeza.
"Solo un verdadero loco iría contra un Templo... es un suicidio querer ofender a los dioses y sus servidores." - Aunque fueron palabras consideradas arrogantes, por lo que aprendió durante este tiempo de cómo funciona este mundo, se pudo decir que no era una mentira... jamás se desafía el Templo, solo un loco que busca la muerte o los monstruos lo harían.
Al final Samantha regreso al Templo de forma segura, y aunque fue imposible regenerar su oreja perdida, si fue capaz de eliminar las marcas de las otras heridas en su cuerpo, no obstante, esa noche lloro a escondidas mientras colocaba su mano sobre su cabeza.
Solo en el tercer día volvió a encontrarse con Luvia y Morgan, quienes comenzaron a vivir en el Templo después del incidente, cuando ella se encontró con ambos vio como los ojos del pequeño se pusieron rojos antes de lanzarse a su abrazo mientras descargaba las quejas dentro de él.
Por otro lado, los ojos de Luvia se volvieron rojos cuando avanzo lentamente y abrazo a Samantha junto con Morgan, al ver su oreja perdida incluso comenzó a sollozar suavemente ya que le quedo muy claro quien fue la persona que la salvo de un trágico destino, así como quien fue la persona que no pudo reconocer y abandono en esa crisis.
"L-lo siento... debí saber que eras tu... debí quedarme para ayudarte..." - las disculpas salieron y se volvieron cada vez más incongruentes, pero eso no le importo a Samantha quien sujeto a la pareja que descargaba todos sus sentimientos reprimidos sobre ella.
Dicen que después de una tormenta viene la calma... pero antes de una tormenta también hay calma... entonces significa que ¿pronto habrá otra tormenta?
Ese pensamiento cruzo la mente de Samantha cuando considero por un momento que todo termino, entonces como si sus sentidos le advirtieran sintió una enorme ansiedad en su cuerpo... ante tal sensación no supo cómo reaccionar y al final solo pudo esperar pacientemente que cuando algo pasara ella estuviera lista.
Ser pasiva era una sensación horrible, pero ante una amenaza desconocida las acciones a tomar son tantas que al final todo se vuelve ambiguo, pero al menos tuvo la certeza que sin importar lo que pasara, no estaría sola.
...
Al atardecer después de que Luvia y Morgan regresaran a su habitación, Samantha decidió salir del Templo, aunque esta vez fue bajo la estricta vigilancia de Bella, quien no quiso separarse de su lado.
En su camino decidió pasar a la academia para recoger su arma, así como visitar a sus salvadores que se encontraban no muy lejos de la zona, también aprovecho para comprar algunos regalos para ellos.
Sin embargo, cuando llego a la casa de la familia se encontró con la peculiar escena del grupo cargando sus objetos personales en una carreta, como si estuvieran preparándose para partir al momento.
"¡¡¡Ah!!! ¡volviste!" - grito la joven cuando vio a Samantha acercarse desde la distancia, el grito llegó a sus padres por lo que ambos salieron apresuradamente y con una ligera sonrisa recibieron al dúo.
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En la pequeña sala de la casa se encontraba Samantha hablando con la pareja, mientras que Bella cuidaba las pertenencias de la familia fuera de la casa junto a la joven Carly.
"Así que planean irse..." - un pequeño suspiro de tristeza salió de los labios de Sam cuando escucho la noticia, ya que la pareja y su hija planeaban partir a la capital donde se encontraba el ultimo miembro de su familia.
"Si, últimamente se ha vuelto peligroso, además si la fortaleza cayera ante los Ghouls sería demasiado tarde para hacer algo, por lo tanto, partiremos mañana." - Ross expreso de forma concisa su situación, pero por algún motivo sus palabras no tranquilizaron a Samantha.
"Entiendo que quieran partir, pero podrían esperar un poco... yo también viajare a la capital en el futuro y puedo escoltarlos cuando llegue el momento." - aunque las palabras de Samantha eran sus más sinceros deseos, solo provoco que la familia sonriera con ironía al pensar que la chica que encontraron medio muerta les ofrecía protección.
"No necesitas preocuparte por eso, el camino es seguro y lo hemos transitado muchas veces." - expreso la mujer de edad madura antes de sonreír gentilmente mientras observaba a su hija que jugaba con Bella afuera de la habitación.
"Yo entiendo... entonces envíenme su dirección... así poder visitarlos cuando vaya a la capital." - después de hacer esa solicitud recibió de parte de la mujer un papel con su información, y luego se ofreció a ayudarlos con su mudanza.
La siguiente hora la paso cargando los objetos personales de la familia hasta que la casa se vacío totalmente, entonces intercambiando algunas palabras de despedida Samantha continuo su camino prometiendo que volvería a encontrarlos en la capital.
"¡¡Adiós!! ¡¡Nos vemos en la capital!!" - Grito Carly cuando Bella y Samantha se alejaron de regreso a su vida habitual, una vez más volviendo a la posada.