En pequeña oficina, Cithrel firmó los últimos documentos y al levantar la cabeza vio un esqueleto de huesos negros con la cabeza baja esperando en silencio.
"¿Y qué tienes para contar, Xezor?" Preguntó Cithrel al dejar los últimos documentos de lado.
Xezor el Exterminador un nigromante no-muerto. Sus ojos negros que conformaban su esqueleto estaban fortalecidos mágicamente y él como un rango SSS era extremadamente poderoso. Llevaba una túnica que cubría gran parte de su cuerpo excepto su cráneo.
Sin embargo, a pesar de su título por el cual fue conocido durante cientos de años, en realidad era un sirviente cordial, obediente y tranquilo.
Por tal razón, Xezor fue enviado a la tierra como refuerzo cuando los terranovense fueron a la Tierra.
"El Regente ha prometido que nadie de los suyos vendrá a su coronación." Dijo Xezor en calma al levantar la cabeza.
Los ojos brillantes por las llamas azules mostraban calma y lealtad fácilmente reconocible… Y que Cithrel prácticamente veía en la mayoría de los individuos cercanos a ella.
Ella había aprendido que era raro crear tales lazos de lealtad en la tierra, pero en Terra nova era la norma y era especialmente cierto en los imperios o reinos con nobleza.
"Así que el Imperio de la Noche Eterna no intervendrá." Murmuró Cithrel en calma.
El Imperio de la Noche Eterna tal era el nombre que englobaba al Imperio de los Huesos y al Imperio que antiguamente fue regido por Caín, el Dios de los Vampiros.
Por supuesto, quienes controlaban tales imperios ya murieron y ahora un nuevo poder reinaba sobre ellos.
"Si. El Regente sigue manteniendo la cuarentena en sus tierras." Añadió Xezor en calma.
Viejos cadáveres y antiguos vampiros cuyos nombres eran milenarios estaban encerrados por la orden del 'Regente'.
Cithrel no temía los terribles vampiros o las hordas de los no-muertos, ya que tenía confianza de que su imperio prevaleciera. Aun así, el nombre del Regente era lo que le causaba dudas aquí.
Debería… Cithrel frunció el ceño mientras algunas dudas venían a su mente, pero luego de un tiempo suspiro.
"Bien. Si no acepta mi invitación no importa. No puedo hacer mucho." Respondió Cithrel y dio una señal para que Xezor se retirara. Al quedar en solitario, Melorrill apareció al frente suyo y Cithrel vio la sonrisa de esa dragona. "¿Aurora no está descansando?"
"Es tal como supone. Aurora ha permanecido despierta… Otra vez." Respondió Melorrill y sonrió aún más al ver su expresión enojada.
"Dios… No puede ser tan testaruda." Murmuró Cithrel ligeramente enfadada.
Aurora Campbell, su querida amiga estaba en este mundo y en su imperio y su buena amiga no había parado de entrenar desde que ella prácticamente le presento la Orden Blanca.
"Si hubiera sabido lo que haría, no lo hubiera hecho." Refunfuñó Cithrel al levantarse y a pesar de que tenía documentos por firmar, salió de su oficina.
Aurora estaba despierta hace una semana… Desde que se había puesto a entrenar, ella no había parado de entrenar y no había dormido en ningún momento.
Los únicos descansos de Aurora era los tiempos que ambas charlaban, almorzaban, cenaban o tomaban té, pero por lo demás nunca paraba.
"¿Por qué esa sonrisa?" Preguntó Cithrel disgustada al ver que Melorrill sonreía suavemente.
"Estoy feliz de que Su Majestad muestre preocupación." Respondió Melorrill y Cithrel frunció el ceño.
Lo hizo ver como si ella no se preocupara por nadie y quizás tenía razón. Exceptuando a Taqiyya y Venali, no había nadie más que le preocupara.
Sin embargo, ahora su amiga había llegado y el problema con esta amiga, era que no podía pararla.
Taqiyya dejaría de trabajar si ella bromeaba un poco con ella y jugueteaba mientras que Venali era obediente y aceptaría cualquiera de sus órdenes, pero Aurora no era su pareja, sino que una amiga… Una que no la obedecía para nada.
Cithrel se movió espacialmente y mientras el espacio se distorsionaba, suspiró.
Desde que volvió a Terra nova todo se había vuelto obediencia. Nadie iba a rechazar una de sus órdenes y sus pedidos siempre eran cumplidos. Ser la gobernante del Imperio Falion significaba obtener obediencia absoluta de sus súbditos.
A veces tal obediencia podía ser aburrida.
"Deberíamos salir pronto." Murmuró Cithrel luego de pensarlo.
Aurora había venido en un momento en el que ella estaba ocupada y había muchos asuntos que resolver sobre su coronación. Cithrel podía dejar todo el trabajo a sus subordinados, pero tal acción no era de su agrado.
El espacio se estabilizó y Cithrel observó como en una arena rodeada de un campo gris estaba Aurora luchando en contra de tres caballeros.
"Que avance otro." Ordenó el Duque Harmald con un movimiento de su dedo y otro miembro de la orden entró a la arena de batalla.
Aurora al enfrentarse a un nuevo enemigo ni siquiera se inmuto. Su espada se movió, defendiendo y atacando. Su aura celeste la protegían cada vez con mayor versatilidad y el aura roja forzaba a los caballeros a retroceder, mientras que el aura incolora amenazaba a cualquiera.
De vez en cuando Aurora combinaba su aura verde realizando ataques que golpeaban la armadura de sus enemigos a pesar de que ellos usaban barreras o escudos.
Cithrel que vio al Duque Harmald tratando de arrodillarse le hizo una señal para que se detuviera.
Toda la preocupación de Cithrel desapareció al ver la sonrisa tan alegre de Aurora. La batalla era feroz y los caballeros daban todo para ganar, pero a la mujer que se enfrentaba estaba sonriendo mientras luchaba.
Un rango SS en contra de cuatro rangos SS… Y la primera no perdía el vigor y no retrocedía.
Tampoco mostraba rastros de cansancio físico o mental. Aurora estaba en su mejor estado.
"No sé porque se preocupa tanto por su amiga." Dijo Melorrill y sonriendo, añadió. "Aurora no necesita descansar."
La visión de Cithrel cambió y ella vio como la energía mágica era amplificada por la barrera que rodeaba la arena y luego en el interior en donde la energía mágica era extremadamente alta, estaba Aurora absorbiendo todo.
Aurora no necesitaba descansar debido a que ella absorbía tanta energía mágica que no podía cansarse. Ya fuera física o mentalmente, mientras su amiga estuviera en este mundo, podría mantenerse despierta y con energía.
Por supuesto, el cansancio mental a veces no era algo que la energía mágica pudiera recuperar, pero Aurora estaba disfrutando su entrenamiento y probablemente no pensaba en la tarea de luchar como algo estresante o negativo.
"¿Cómo pudo vivir en un lugar tan pobre?" Murmuró el Duque Harmald expresando su confusión.
Se estaba refiriendo a la energía mágica de la tierra y a la necesidad que Aurora estaba mostrando en este momento.
Una persona que no había bebido agua no se podía comparar a la necesidad del cuerpo de Aurora por absorber energía mágica.
"¿Sus caballeros no pueden soportar la baja energía mágica?" Preguntó Melorrill con una sonrisa y viendo el fruncir de ceño del Duque Harmald, añadió. "La energía mágica en la tierra es escasa. Tan escasa que aquellos que tienen una necesidad elevada prefieren irse. Yo no puedo imaginarme viviendo en ese mundo."
Melorrill era un Dragón y como tal ellos no necesitaban absorber energía mágica, sino que la generaban. Por tal razón sus corazones muchas veces eran materiales únicos que eran utilizados como baterías de cargas inagotables.
Aun así, tenía límites.
"¿Qué tal es?" Preguntó Cithrel con un tono orgulloso.
Viendo a su amiga luchar contra cuatro caballeros de rango SS que formaban parte de una de las ordenes altamente capacitada de su imperio, la llenaba de orgullo.
"Solamente he visto un talento una vez en mi vida. Su Majestad Rodwen es la única que pueda igualarla." Respondió el Duque Harmald con honestidad.
Cithrel frente al talento de su amiga no fue comparable… Tal honesta respuesta provocó que ella se riera a carcajadas y su orgullo creció aún más.
Por supuesto que Aurora seria comparada a la única mujer de la realeza cuyo talento fue incomparable. Su tía Rodwen Falion y la antigua Emperatriz del Imperio Falion era una mujer cuyo talento mágico era único.
Elogiada incluso por su abuela, su tía fue una mujer que era capaz de aprender múltiples magias con facilidad y que era capaz de diseñar hechizos prohibidos en una semana.
Sin embargo, para Cithrel tal comparación no era acertada.
"Aurora sobrepasa a mi tía." Respondió Cithrel y viendo a su amiga, añadió. "Mi tía nunca aprovechó sus dotes."
Cithrel se había cansado de oír las quejas de su abuela sobre su tía. Rodwen Falion un talento incomparable, un genio único en una dinastía de magos que fue preparada calculadamente por una diosa obsesionada con el conocimiento, no podía compararse con Aurora.
La razón fue que su tía era una persona que no le interesaba la magia y durante mucho tiempo no aprovechó su talento. Al menos hasta que conoció al terrícola que causó tanto caos en este mundo.
"Tiene razón." Murmuró el Duque Harmald sin poder negarlo. "La pasión que muestra es… Envidiable."
Pasión tal era la palabra que describía la sonrisa de Aurora. Una sonrisa de disfrute no por las batallas a muerte, por el dolor de los golpes y cortes, sino que por el puro disfrute de manejar su espada.
Aurora era el mejor ejemplo de talento y pasión. Una combinación envidiable.
"Dedicamos toda nuestra vida para forjar nuestro camino, pero ella parece caminar libremente por todas partes." Murmuró el Duque Harmald y dio una suave sonrisa, pareciendo lamentable.
Cithrel que había estudiado el arte de la espada entendió a lo que se refería. Aquí cada caballero entrenaba su espada siguiendo un camino.
Proteger, lealtad, luchar, venganza y prácticamente distintos caminos algunos diferentes y otros similares, pero cada uno propia.
Sin embargo, Aurora al frente de ellos en el combate mostraba diferentes caminos.
El aura verde representaba una voluntad intangible de alcanzar sus objetivos, el aura roja la intención asesina de cortar mientras que el aura incolora una fuerza imparable que parecía cortar la realidad misma.
Era similar con las otras auras. El aura celeste, sin importar que fuera un aura de espada que lógicamente se centraría en cortar, bajo la voluntad y guía de Aurora podía proteger.
Y ni hablar del aura blanca que ya iba más allá de lo físico o el aura oscura que podía tragar todo a su paso.
Los conceptos detrás de cada aura representaban un camino que viejos caballeros habían recorrido toda su vida, pero a diferencia de ellos que apenas deslumbraban un atisbo de la verdad, Aurora lo ejercía con facilidad.
Era envidiable para espadachines tan obsesionados como la Orden Blanca y ni hablar para el Duque Harmald que había permanecido como un Semidiós durante cientos de años sin dar el paso final.
"¿Qué clase de maestro le debió haber enseñado?" Dudó el Duque Harmald y con cierta pasión, murmuró. "Su maestro debió haber conocido profundamente el camino de la espada."
El tono y la expresión del Duque Harmald mostraba un entusiasmo único como un niño que había recobrado su pasión. En cierta forma, Aurora generaba tal sentimiento en los espadachines.
¿Qué maestro guio a la cuñada de la Diosa Primordial del Fuego y el Caos?
"Es una pena que haya nacido en el universo equivocado." Murmuró Melorrill agitando la cabeza con pena y el Duque Harmald soltó un suspiro y asintió.
Si Aurora hubiera nacido en Terra nova podría alcanzar el rango de calamidad fácilmente al subir de nivel, pero más importante que todo… Ya habría dado el paso al reino de los dioses.
Cithrel no era una experta en el arte de la espada, pero como una maga entendía la profundidad y la capacidad de lo que Aurora estaba desarrollando.
Sus auras estaban rompiendo lentamente la barrera de lo físico y tocaban un límite más allá de lo que humanos podrían lugar, ya sea terrícolas o terranovense.
¿Aurora estaba al tanto de sus capacidades reales?
Cithrel al tener esa pregunta en su mente, suspiró dándose cuenta de que no la podía ayudar. Aurora no era una mujer teórica y no se trataba de que no fuera inteligente, pero ella era una mujer centrada en la pasión, instintiva y un genio por naturaleza.
Mientras que Cithrel era una maga centrada en la teoría sobre la práctica. Una estudiante modelo que entendería mejor leyendo un libro, que practicando un hechizo.
Para colmo de los males, ambas eran de dos universos diferentes y Cithrel no entendía con profundidad la tierra como para poder guiarla.
Lamentablemente ella no podía ayudar, pero no significara que no lo iba a intentar.
"Delante suyo tiene una gema, Duque Harmald. Enséñele como si me estuviera enseñando a mí." Ordenó Cithrel con seriedad.
"¡Como usted ordene Su Majestad!" La respuesta del Duque Harmald fue inmediata.
¿Y que si Aurora era de otro universo? Cithrel confiaba en que su amiga lograría lo que buscaba y si bien no estaba segura cuanto le costaría, el tiempo y los recursos no eran un problema.
Cithrel le dio una mirada a su amiga y con una sonrisa se retiró y su mente divagó durante unos segundos.
Si un Semidiós no podía ayudarla, los Dioses lo harían… Tal pensamiento surgió en Cithrel y ella estaba segura de que era una cuestión de tiempo hasta que los dioses se acercaran.
Lamentablemente no era algo que ella pudiera detener o que Aurora pudiera hacerlo, así que ella dejó de pensar en el tema y se concentró en otro asunto.
"Pronto deberíamos salir a la ciudad." Murmuró Cithrel y mirando a Melorrill pidió. "Haz los preparativos para nuestra salida."
Quería apoyar a Aurora con todas sus fuerzas, pero a la vez no quería que Aurora perdiera la oportunidad de conocer este mundo.
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