Aurora en la biblioteca de la Iglesia del Tiempo y el Espacio terminó de leer el libro que hablaba sobre los dioses malvados y se frotó su rostro al ver que en la mesa todavía estaban varios libros sin leer.
A pesar de que estuvo dedicando gran parte de su tiempo a estudiar sobre los dioses para aprender y profundizar su conocimiento de este tema, le estaba costando.
Ya que Alice y probablemente Hermes todavía seguían investigando ella, tenía tiempo.
Su hermana no solamente estaba investigando las ubicaciones, sino que la localización de un alto mando que le pudiera ayudar a encontrar a los otros.
Según lo que su hermana le contó, tenían algo de información y la ubicación de alguien importante de la sociedad en la sucursal de los restos de Turquía, pero todavía necesitaban definir y organizar el acercamiento que tomarían.
Ir con la idea de conflicto y matar a todos llevaría a que los otros altos mandos e individuos importantes se ocultaran con mayor dedicación y si al que buscaban no era nadie tan influyente o conocido, significaría que perderían su única pista.
"¿Cansada?"
Ella escuchó una suave voz a su espalda y se giró viendo a la Cardenal Brousseau traerle más libros.
"Estos libros hablan de como los Dioses Malvados se diferencian de los Dioses Demonios. Lo básico es que los primeros se alimentan de emociones y los segundos no. Al menos es el estándar de algunos." Dijo la Cardenal dejándole los libros en la mesa y mirándola, preguntó. "¿Cómo va todo?"
Aurora miró a los gruesos libros que le trajeron, pero como sabía que la pregunta de la Cardenal Brousseau estaba en un tema específico, dio media sonrisa.
"Tenemos planes en los Restos de Turquía." Respondió y viendo que la Cardenal estaba seria, reveló. "Son planes por ahora. Trataremos de no ir al extremo."
La expresión de Fiona era solemne y seria. Le resultaba imposible ocultar su preocupación y Aurora no quería preocuparla demasiado.
Aunque la situación de por sí fuera complicada.
"Puedes contar con nosotros." Dijo la Cardenal Brousseau y viendo que ella simplemente sonreía, señaló. "Aunque no podemos hacer lo que tu madre hacía, podemos ofrecerte ayuda. El Sumo Pontífice también se ha mostrado favorable en esto."
Le estaban ofreciendo la ayuda de la iglesia y si bien era agradable y útil, esta situación era diferente.
El solo hecho de ir por la Sociedad de Asesinos significaba hacer enemigos, pero mayor que todo era moverse por fuera de las leyes e incluso de la moral. La actual iglesia estaba atada a sus propias reglas y principios y por más excelente que fuera la Cardenal Brousseau, ella no podía ir en contra de esos principios.
Si su madre estuviera aquí sería diferente a causa de que esa mujer siempre hizo lo que quiso y mantenía un control firme en los demás cardenales de la iglesia, pero ella ya había dejado este mundo y Aurora lo quería de esa forma.
"Estoy agradecida, pero no sabemos con exactitud a que nos enfrentamos y primero deseábamos tomar la situación con delicadeza." Respondió Aurora en calma y mirando los libros, agregó. "Y que nos dejen entrar a la biblioteca de la iglesia y nos permitan aprender de los libros secretos, ya es una ayuda. Eso y la información que nos brindan."
No estaba mintiendo sobre que deseaba acercarse con delicadeza. En parte era para no crear enemigos y en otra parte para no alertar a las mentes maestras.
Quizás la Sociedad de Asesinos eran individuos que estaban fuera de la ley y no habría problemas en encargarse de ellos, pero ella no sabía que otros individuos se encontraban entre los miembros del grupo y que tan problemático sería lidiar con ellos.
Era más, tampoco sabían dónde ellos se ubicaban y si se encontraban en naciones extranjeras, la situación se volvería aún más difícil si una batalla estallaba. Quizás ella era un rango S oficial, pero ya era reconocida como alguien que estaba cerca del ascenso y su hermana ya se la había visto destruyendo un edificio con facilidad.
Si iniciaban batallas podían desencadenar un conflicto internacional en el cual se involucraría Zerzura.
"Aunque dudo que sea cierto, lo aceptaré. Nunca se te dio bien aceptar ayuda a pesar de que te encanta darla." Dijo la Cardenal Brousseau con una suave sonrisa.
¿Cómo debería responder ante tal comentario? Aurora ni siquiera pudo fingir que estaba ofendida, porque tal comentario era acertado.
Escuchando pasos del pasillo principal desde donde se iba el centro de la oficina, ambas vieron a Alice acercarse mientras leía un libro.
"Supongo que continuaran con la lectura, así que las dejaré. Cualquier pedido llamen a las sacerdotisas y al bibliotecario para que les ayude." Dijo la Cardenal Brousseau al ver que Alice apenas apartaba la mirada del libro.
Aurora agradeció a la Cardenal y la despidió mientras de reojo veía como Alice paraba su lectura y sacaba varios libros a la mesa.
La mesa, ya repleta de libros, fue aún más abarrotada con diferentes libros y Aurora tuvo un cambio de expresión bastante difícil.
"Quiero aprender y todo, pero… Es demasiado." Murmuró Aurora y tomando un libro leyendo el título frunció el ceño. "'El Ascenso de la Diosa del Conocimiento', 'La Historia del Nuevo Dios Demonio', 'Los Mitos del Dios de la Espada', 'La Insaciable Lucha de una Diosa Antigua', 'Dioses Celestiales y sus Ángeles'."
Al leer los nombres, ella tomó uno de los libros sobre la Diosa del Conocimiento y al abrirlo lo ojeó con rapidez.
El libro no se narraba como si fuera un hecho histórico, sino que se analizaban el pasado mortal de la Diosa del Conocimiento, la situación de la época y lo sucedido, tratando de profundizar históricamente sobre el ascenso de la Diosa.
Al echar un vistazo a los demás, algunos eran de ese estilo y otros eran historias como leyendas y mitos que se extendían boca en boca.
Aquel que dominó el arte de la espada, o el nuevo Dios Demonio que tuvo la suerte de llamar la atención de un ser de aún más poder y que lo cambio todo.
Ambas habían venido a la biblioteca de la iglesia para aprender sobre los dioses, la necesidad y profundizar en este tema, pero los libros que Alice le trajo no eran lo que ella esperaba.
"Entiendo que me falta mucho de teología y no soy tan bueno como tú, pero esto… ¿No está fuera de lugar?" Preguntó Aurora al sostener el libro de los mitos del dios de la espada.
Ella no era la mejor estudiante de teología y su conocimiento se centró en lo útil. Sobre las sectas, los señores demonios, los rituales y todo ese tipo de asuntos que se veían en la vida diaria.
"No es completamente inútil. El libro que sostienes habla del ascenso del Dios de la Espada y si bien muchas de las situaciones escritas pueden ser mitos o leyendas, varias de ellas son certeras." Respondió Alice y viendo que ella no entendía, reveló. "El Dios de la Espada ascendió cuando su arte trascendió lo mortal. El ascenso de la Diosa de la Lucha fue producido por una batalla interminable. Los Dioses Celestiales nacieron de la fe de sus ángeles y de sus adoradores. El punto es que cada uno de estos libros menciona un método, una posibilidad."
Alice tomó una silla y se sentó a su lado para que mirarla directamente y apuntó a otro libro.
"La fuerza de uno mismo. Voluntad inquebrantable. Fe, adoración, el miedo o la ayuda de terceros. De estos libros se saca la conclusión de que hay múltiples formas de ascender a la divinidad. También da a entender qué mortales se han convertido en Dioses." Dijo Alice y mirándola, preguntó. "¿Crees que tienes una de esas cualidades?"
Aurora quiso responder que no. Tal era la respuesta correcta a sus ojos y lo era porque sería excesivamente orgulloso creer que su arte de espada era inigualable, su voluntad más allá de lo inquebrantable o que ella tenía adoración y fe de la gente, pero la final no pudo responder correctamente.
Ella estaba orgullosa de su arte de espada y el entrenamiento que había tenido con su maestro. Su destreza era alta y ella sabía que podía ir más lejos y mejorar aún más, pero estaba orgullosa de lo capaz que era y más que todo de sus auras.
Sus auras eran diferentes y únicas y todas ellas eran originadas por su voluntad… La voluntad que daba forma al mundo por medio de su espada.
Y era esta voluntad lo que la mantuvo durante años en su peor momento y que incluso la mantenía fuerte ahora mismo. Porque incluso si ella temía a la muerte y a perder todo, todavía iba a continuar hacia adelante sin importar cuantas veces fuera derribada.
"Otros tienen tal capacidad." Dijo Aurora queriendo sacar la idea de que ella era una candidata a esta carrera.
Fue una negación inconsciente y rápida y Alice asintió estando de acuerdo.
Otros tenían tales capacidades, pero…
"¿Cuántos de ellos tienen la admiración de millones de personas? ¿Cuántos de ellos pueden reunir diariamente miles y miles de personas en la puerta de su edificio?" Respondió Alice y con seriedad, señaló. "Y no estoy hablando de Zerzura."
Ella era conocida en Zerzura, quizás no todos la admiraban o respetaban, pero cualquiera la conocía. Tal reconocimiento era más habitual con el pasar de los días y era imposible negar el apoyo, la admiración del público por ella.
¿Qué pasaría si a tal admiración se le sumaba la fama de la Primera Heroína? Quizás ella había dejado de lado su máscara hace ya tiempo, pero no había sido olvidada y era imposible que fuera olvidada cuando personas como Amber mostraban su apreció y recurrente apoyo.
Era más hasta, era probable que el tiempo la hiciera más famosa de lo que una vez fue hace ya años.
"Y también puedo contar con ayuda externa." Murmuró Aurora y viendo que su hermana se quedaba en silencio, suspiró. "¿Por qué debo aprender sobre esto?"
"Para reconocer los caminos y entender lo que sucede. Si aquel grupo que va detrás de ti busca eliminar candidatos significa que uno o varios quiere ascender. Quizás la Tierra no sea tan grande como Terra Nova, pero es probable que puedan existir varios dioses. Por supuesto, el primero que ascienda puede detener a los otros con mayor facilidad." Dijo Alice y mirándola hizo una expresión difícil y murmuró. "Y por qué te importan las consecuencias."
El primer que ascienda podía detener a todos los demás y sería imposible que mortales pudieran detenerlo… Lo que significaba que estarían a la merced de tal entidad.
¿Cómo mortales matarían dioses? Tal pregunta hizo que Aurora pensara en su hermano que fue reconocido por asesinar deidades siendo un mortal.
¿Lo hizo solo u obtuvo ayuda de Jezabel?
Al final, ella se centró en la última parte.
"El Octavo Portal Abismal." Murmuró Aurora al pensar en lo que le contó Edward en el portal en donde falleció el Director Vincent.
Un gigante quiso convertirse en el corazón del mundo y llevó todo su mundo a la destrucción que no pudo ser evitada. Había fracasado en su plan y las consecuencias tuvieron magnitudes mundiales.
Aurora volvió a darle un vistazo a los libros y al ojearlo otra vez captó algunas situaciones.
Se decía que la Diosa del Conocimiento ascendió luego de que un imperio con el más avanzado conocimiento había sido destruido por otros dioses y ella fue la única supervivencia que permaneció con el conocimiento de todo un imperio.
En los mitos del Dios de la Espada se hablaba de que tal dios había practicado tanto que cortó montañas, cambiando por completo zonas montañosas y desencadenando todo tipo de cambios al medioambiente y en la Diosa de la Lucha se hablaba de que la batalla de tal deidad con un enemigo que la superaba duró tanto que causó una destrucción que arruinó un continente.
La única que menos destrucción tenía era la historia de los ángeles y Celestiales, pero en este caso se hablaba de como la doctrina de la nueva iglesia cambió por completo las vidas de sus adoradores y al menos en este caso, fue para mal.
"Érica habló de que en su portal la raza quiso llenar la necesidad combinando un miembro de la raza con una entidad externa y esa entidad los asesinó a todos." Murmuró Aurora y dejando que su mente fluyera por los portales, su atención se centró y… "En el Séptimo Portal Abismal, el portal de los Quoarianos…"
"La naturaleza de ese portal probablemente estaba de camino a su ascenso." Respondió Alice y mirándola seriamente, agregó. "Hay historias de entidades que destruyen mundos para ascender. Probablemente, la naturaleza de ese portal se convertiría en algo como la Guardiana del Décimo Portal Abismal."
Aurora frunció el ceño mientras trataba de organizar sus pensamientos.
La Guardiana de los Zarquianos era poderosa… No, decir que era 'poderosa' no era lo indicado y era difícil describir la magnitud de lo que esa mujer se enfrentaba.
Ella evitó por inmutables años que un agujero tragara todo un planeta y ella se utilizó a sí misma para protegerlo usando hojas y ramas que cubrían todo el planeta. La Guardiana era una verdadera diosa cuyas raíces probablemente se había esparcido por todo su mundo y si Alice estaba en lo correcto, probablemente la naturaleza del Séptimo Portal Abismal estaba en ese mismo camino.
Por tal razón estaba extendiendo la naturaleza sin parar y estaba cubriendo el mundo y tales acciones fue una de las razones de la caída de los Quoarianos.
"Por eso ella no te quería allí." Murmuró Aurora mirando a su hermana y viendo los ojos negros, reveló. "Te tenía miedo."
Alice con su capacidad de devorar fue el enemigo perfecto en contra de la naturaleza, ya que su hermana al extenderse de manera ilimitada lograba devorar toda la naturaleza y entre más devorara más crecía ella.
"Sí. Me vio como una rival." Respondió Alice en calma.
No, no simplemente la vio como una rival, sino que como un depredador de mayor nivel.
¿Qué hubiera pasado si Alice devoraba toda la naturaleza de ese planeta? Aurora dejó esa idea tan alocada de lado y suspiró.
"¡Hay muchas cosas que desconozco, así que necesitaré su ayuda, maestra Alice!" Exclamó Aurora para animarse y llenarse de energía.
La expresión de Alice tembló sutilmente de manera extraña y luego, dando una suave sonrisa, le paso un libro.
"Primero leer los libros básicos. Luego profundizaremos. Madre en su biblioteca tiene libros muy interesantes y más precisos." Dijo Alice y luego de pensarlo, comentó. "También puedes tratar de hablar con Cithrel. Ella puede ser de mucha ayuda."
Por la forma que Alice dio a entender que Cithrel sería de ayuda, fue claro que iba más allá de la Diosa del Conocimiento.
¿Su hermana sabía algo más de Cithrel que ella no? No sería raro, ya que la vez que Cithrel fue a hablar con su cuñada fue acompañada de Alice.
Al final, ella asintió.
Ella intercambiaba cartas y mensajes usando a Urfin, pero para comunicarse directamente necesitaba viajar a Grecia y avisar con anterioridad para que se preparara todo para la comunicación bilateral.
Aurora volvió a ponerse a trabajar. Cithrel ayudaría, pero quien verdaderamente sería de ayuda era su cuñada y para hablar con su cuñada, ella quería estar preparada.
Lo suficiente como para saber que preguntas deseaba hacer.
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