Agatha caminó enfurecida por medio del pasillo de la iglesia en Londres.
La energía mágica se retorcía a su alrededor y ella con cada una de sus respiraciones asimilaba la energía empujando cada vez su cuerpo.
Sin ni siquiera pudieran llegar a fin del año 2033, alguien se movió, no ya en contra de ellos o de la iglesia, sino que sus hijas.
La ubicación de la escuela que ella había creado fue filtrada, al igual que su identidad que alguien hablador reveló.
Ella usaba la máscara en la iglesia para seguir ocultándose, pero de vez en cuando se olvidaba llevarla, así que los cardenales sabrían su identidad si la investigaban.
No le importaba, ya que cada uno de esos sacerdotes y cardenales eran partes de la iglesia que ella había levantado.
Su esposo le informó de los regalos que los cardenales recibían y ella lo paso de alto, pero ahora estaba enfurecida.
Había escuchado de los bastardos que se movían por Europa, pero como no era su jurisdicción y la Iglesia del Orden estaba en ello, lo había dejado estar.
Y más cuando Auriane la persona más cercana a ella en esa iglesia, estaba centrada en lo psiónico y no en lo terrenal.
Mientras ella iba a la sala en donde estaban reunidos los cardenales, Agatha notó a la Cardenal Fiona y al Sumo Pontífice Abraham en la entrada.
"Lo siento, yo debí…"
Agatha detuvo a la Cardenal Fiona que estaba por hablar.
Esa mujer le ayudaba a administrar la iglesia y estaba al mando de los cardenales ayudando a que la gigantesca iglesia funcionara.
No era una broma la dificultad de la tarea y más cuando la iglesia estaba expandiéndose por todo el mundo.
Los cardenales eran aquellos que se encargaban de ser jefes en diferentes naciones y tenían una autoridad en toda la región y Fiona era la mujer que estaba por sobre todos ellos.
Sin embargo, incluso Agatha era superada por el esfuerzo de estar a cargo de todo y no tenía sentido que Fiona se disculpara.
"Me encargaré de todo." Dijo Agatha haciéndole una señal para que se apartaran.
Ellos notaron la ira y la molestia de ella, pero también esa sed de sangre.
Había contratado a mucha gente para cuidar la escuela de su hija, así que comprendía que ellas estarían vigiladas, pero que Jezabel interviniera mostró que era necesario.
Quizás Jezabel simplemente quería la aceptación para que pudiera desatarse, pero no importaba… Agatha sabía que la ira de esa Diosa Primordial era sincera.
Tal vez no era una ira que provenía del cariño, pero sí de la pertenencia y en este caso de la importancia que ella les daba a los títulos.
La 'suegra', las 'cuñadas' o 'amigos de su amante' tenían importancia por el título y la relación que tenían con la única persona que amaba.
"Trata de no asesinar a nadie." Pidió el Sumo Pontífice Abraham.
La conocía lo suficiente como para saber que usaba la iglesia como su dominio, pero ese hombre no la detuvo.
No tenía el poder para detenerla.
"¿Yo asesinarlos? Solo Dios puede juzgarlos. Yo simplemente trasmitiré sus decisiones." Respondió Agatha y se adelantó entrando a la sala.
Antes de que los demás pudieran entrar, el espacio se selló como si una mano gigantesca los quitara de realidad, entonces en el interior ella observó el interior.
Los diferentes cardenales estaban murmurando entre ellos sin saber lo que sucedía y algunos estaban tensos, mientras que otros revelaban expresiones indiferentes como si no tuvieran nada que ver.
Todos se levantaron al verla prestándole el debido respeto a ella y algunos se sorprendieron al ver que no llevaba mascara.
"Esta iglesia fue fundada por intereses. Salvar, proteger o simplemente intereses egoístas." Dijo Agatha caminando al frente del grupo. "Aión no nos vigila. Él está concentrado en cosas más mundanas que actuar como Dios y no les da importancia a las acciones de sus creyentes. Al menos, no como un dios debería."
Los cardenales de todas las partes de este mundo parpadearon sin comprender a lo que se estaba refiriendo, pero Agatha continuo.
"Así que nosotros tenemos que tener en cuenta nuestras propias acciones. Específicamente ustedes tienen que tener cuidado con sus acciones y las consecuencias." Dijo Agatha y observando a los presentes, murmuró. "Creer que sus acciones no tienen consecuencia o que pasaran desapercibida, es como suponer que Dios no puede ver lo que hacen."
Proyecciones aparecieron a la cabeza de cada cardenal en la sala y cuando ellos se miraron pudieron ver todo su pasado.
Desde que nacieron hasta este momento de sus vidas.
Todo fue revelado, incluyendo pensamientos e ideas que tenían en el momento… Los idiotas decidieron servir a un Dios y no se dieron cuenta de que esa adoración era dejarle la puerta abierta para que ese dios viera todo.
Si bien Aión no era un Dios como Jezabel que leería la mente de aquellos que le rezaban, la conexión que los sacerdotes y cardenales establecían no era una broma.
Era una conexión de alma.
Por eso los estudiosos aconsejaban que no rezaran a dioses peligrosos, pero los Primordiales podían aparecer simplemente pensando en ellos o diciendo sus nombres directamente.
Las proyecciones como cintas de películas se detuvieron de repente en varios de los cardenales que estaban aceptando 'regalos'.
"Está bien ayudar a un amigo a conseguirle trabajo al hijo que tiene un buen historial. Y también comprendo que la gente amable le trataran agradecerle con un regalo." Dijo Agatha en voz alta.
Aquellos que ayudaron trasmitir los curriculums de hijos de amigos fueron dejados del lado, al igual que aquellos que recibían regalo de personas que simplemente querían mostrar gratitud.
A su esposo le estaban llegando muchos regalos al convertirse en el poderoso héroe mundial que se estaba volviendo.
Sin embargo, era diferente cuando aquellos regalos llevaban a que algunas bocas se abrieran de más.
"Si la escuela…"
"No te preocupes la ubicación…"
"La seguridad es alta…"
"La Luz de Plata no es tan misteriosa solamente…"
Las proyecciones obtuvieron sonido y aquellos más habladores aparecieron.
Algunos hablaron cuando fueran invitados a alguna cena, otro cuando los regalos pasaban de un vino barato a alguna marca cara de vinos y así sucesivamente.
La atmosfera se volvió pesada, tensa y todos finalmente se dieron cuenta de lo que sucedía.
"Yo siento…"
Agatha le sacó el aire de los pulmones a la mujer que estaba por hablar y la vio caer al suelo, tratando de respirar.
El miedo se elevó aún más por tan deshumano acto y algunos se acercaron para ayudar a esa persona
"Por favor, no le haga daño. Dejemos que las autoridades se hagan cargo." Pidió otro hombre en tono agitado.
Lo pidió porque conocía a la mujer y arriba de él se mostró como ambos tenían una relación amorosa, volviéndolo aún más pálido.
"¿Autoridad? La única autoridad está aquí. ¡Y soy yo!" Rugió Agatha quitándole el aire de los pulmones a los otros habladores.
Para algunos idiotas estos eran asuntos pequeños, pero por más pequeños que fueran, las consecuencias podían ser enormes.
Pusieron en peligro a sus hijas porque los idiotas no pudieron cerrar la maldita boca y ella estaba enfadada, por eso disfrutó como la gente se ahogaba sin poder respirar.
Lentamente sufriendo en una tortura.
"Usted… No tiene derecho de juzgarnos." Dijo el hombre levantándose, dejando ver el aura de un paladín de rango S.
Un error fatal.
"…"
Todos vieron como el tiempo se manifestaba, quitándole el poder al paladín y llevando a que envejeciera años hasta que cayó de rodillas.
Un paladín de rango S perdió el poder en un instante y 'cayó'.
A los paladines le costaba mucho tener que templar sus cuerpos, mentes y almas para ser capaces de ejercer el poder de Aión, pero para ese Primordial era fácil quitarlo.
Y ahora le quitaron los poderes al paladín cuando trataron de enfrentarla a ella y de cierta manera al Dios al cual adoraban.
"Se los dije. La autoridad aquí soy yo. ¿Creen que Aión le importa los que les suceda a ustedes?" Cuestionó Agatha en voz baja.
Aquellos más creyentes se arrodillaron de inmediato devotamente, dándose cuenta de que ese dios observaba en este momento.
"Todos llaman a Aión como un idiota y un imbécil al crear una máquina para conectar los terrícolas con Terra nova. Y yo también lo creo. Si es que su principal objetivo fue salvar a la humanidad." Dijo Agatha en voz alta y observando a los presentes, añadió. "Pero dudó que ese haya sido su objetivo."
Todos creían que la máquina de Terra nova fue construida para ayudar a la humanidad y quizás terminó ayudando indirectamente, pero la principal razón era otra.
El motivo final era otro y si uno escuchaba las historias como la Emperatriz Inmortal estuvo involucrada durante los diez años de juego, encontrando a un mortal al cual amar, entonces la respuesta tendría sentido.
El tío, que permanecía alejado y prácticamente desconectado de todo, se movió.
No de manera oculta y meticulosa, sino que llamativa y exagerada, atrayendo la atención de su sobrina que estaba aburrida y el resultado de ello fue que una Inmortal conociera aún mortal.
Un mortal que cambio la percepción de un Primordial.
Jezabel conoció a su hijo por las acciones de Aión.
"Él no es un dios amigable o protector. Es un dios indiferente. Uno que fue contagiado por la curiosidad de una pequeña y quiso…"
Agatha se quedó en silencio.
Los cardenales no necesitaban saberlo, ya era suficiente que Abraham supiera, así que ella se detuvo en revelar aún más sobre ese dios.
Lo único que necesitaban saber era que Aión los observaba atentamente, lo suficiente como para encargarse de ellos.
No había peor amenaza que saber que Dios los miraba.
Uno que podía quitarles el tiempo de vida justo como a las personas que se estaban volviendo vieja cuando el tiempo se aceleró.
Podían insultar, maldecir y culpar a Aión de todos los errores y sucesos de este mundo, pero tenían que temerle.
Porque si esa entidad lo quería podría eliminarlos a todos.
******
En una sala, Víctor, disfrazado del banquero cuya identidad ocupó, estuvo presente en una sala.
Estaba bebiendo un vino caro que disfrutaba totalmente.
Se había dado cuenta de que la jerarquía de esta organización era compleja y a la vez gratificante para quienes escalaban.
Un ejemplo era él que había iniciado como un banquero mediocre y ahora había ascendido lo suficiente como para ser banquero de varios miembros de la organización y patrocinar la mayoría de los crímenes.
La gente iba a él para guardar su dinero o para que lo lavara y no era que él fuera un genio para este tipo de negocios, pero tuvo experiencia cuando trabajaba con su amigo.
Si tenía contactos importantes era fácil lavar dinero usando algunas naciones para encargarse del trámite… Aunque la gente que confiaron en él y aquellos que lo ascendieron, no sabían sobre el tema.
Había escalado, quizás no en los últimos escalones, pero estaba cerca de llegar a la cima y conocer aquellos que se sentaban en la 'mesa'… Así hablaban aquellos que lideraban esta organización europea.
Ser el banco y prestamista de los miembros de la organización le facilitó escalar y que él se encargara de esclavizar a la gente que iba en contra de él ayudó aún más.
Este puesto era uno que le permitía aprender algunos asuntos confidenciales, aunque algunos ocultaban bien lo que hacían con el dinero que él movía.
Y supo que la organización se estaba moviendo, no tratando de que sus miembros de bajo rango se dieran cuenta, pero igualmente prestando atención a todo.
Pronto actuarían con mayor proactividad y Víctor estaba preparado para lo que estaba por venir.
Específicamente para robarle la riqueza a todos los ricachones que confiaban en él creyendo que era parte de la organización y los tontos confiaban en él porque le hicieron rezar a un dios desconocido y firmar contratos.
Sin saber que este no era su primer rodeo yendo en contra dioses.
"Señor, la Señora Cuervo lo busca." Dijo una asistente al tocar y pasar.
Todos tenían nombre de animales que representaban sus posiciones con las máscaras que ellos usaban y él era el cerdo, mientras que el Cuervo era un miembro de la mesa.
Víctor asintió y se levantó siguiendo a la secretaria a la sala principal escuchando unas risas desde el interior.
Entrando él vio la señora Cuervo usando prácticamente un vestido que dejaba ver la mayor parte de la piel.
Un vestido escotado que resaltaba los pechos firmes y grandes con un físico increíblemente encantador… Esa mujer era una lunática adicta al sexo.
La primera vez que conoció a esa mujer miembro de la mesa de altos mandos fue hace unos meses, cuando la mujer trató de seducirlo.
Quería al banquero que se alzaba en la organización y cuando fue rechazada lo trato de drogar.
Llevando a que él tuviera que esclavizarla para controlarla y evitar problemas.
"¿Señora, necesita algo de mí?" Preguntó Víctor sonriendo pareciendo un cerdo en celo.
Ya tenía una pareja en Terra nova y si bien estaba literalmente en otro universo, él no iba a engañarla de este modo.
Amaba a su pareja y también la mujer que amaba no era alguien que aceptara otras mujeres y podía ser peligrosa… Uno de los tantos encantos que tenía.
Sonriendo con mayor brillantez por tales pensamientos, dirigió su mirada al otro hombre que estaba sentado con una copa de vino.
Era un hombre joven en sus treinta y algo, delgado.
La túnica plateada que usaba combinaba con el cabello plateado que tenía y ese hombre guapo se levantó dándole una sonrisa amistosa.
"Déjame presentarte a Malik Zamora, líder del gremio 'The Eternal Guards'. Es todo un adonis, ¿no?" Dijo la mujer con máscara de cuervo y sonriendo, añadió. "Es el dueño extraoficial de Iraq."
Víctor observó a ese hombre que se acercó para darle la mano y él aceptó la mano de ese hombre, sonriendo de la misma manera.
Había escuchado que los gobiernos de Oriente Medio estaban perdiendo autoridad y fuerza mientras los gremios tomaban el control.
Y sin duda había escuchado el nombre del gremio The Eternal Guards que prácticamente estaba eliminando señores de la guerra, criminales y cualquier peligro para el pueblo mientras trataba de controlar la nación.
"Encantado conocerlo. Soy simplemente un cerdo cualquiera." Respondió Víctor sonriendo humildemente.
"Lo dudó. La Señora Cuervo me ha hablado muy bien de ti y los otros miembros de la mesa también me contaron de ti." Dijo Malik y sonriendo amigablemente, comentó. "Mis tierras necesitan de un bolsillo profundo para invertir y obtener ayuda mutua."
La manera que hablaba de sus tierras no solamente se estaba refiriendo a lo que el gremio que controlaba, sino que la nación entera en donde él estaba.
Este hombre no andaba con bromas, ya que era un mago espacial de rango S y por lo que Víctor había escuchado era extremadamente fuerte.
"Por supuesto. Sería genial cooperar." Dijo Víctor usando un tono lleno de avaricia por la cual el cerdo al cual se disfrazaba era conocido.
El hombre le dio una tarjeta de contacto y luego, al ver que su teléfono sonaba, suspiró.
"Si me disculpan tengo que asistir a una reunión con otro miembro de la mesa." Dijo el hombre y tras despedirse de ambos, se retiró usando magia espacial.
La sala quedó en silencio y Víctor le dio una mirada a la mujer con máscara de cuervo.
"¿No es un hombre guapo? Ha estado completando un trabajo importante para los miembros de la mesa. Lamentablemente, mi tiempo en el exterior no me ha permitido saber de qué se trata." Dijo la mujer en calma y observando a Víctor, se acercó y susurró. "Pero sé que obtuvo como recompensa un libro del enemigo de la humanidad."
¿Un libro de Karzhal? Probablemente, uno de los libros que publicó en Terra nova o algunos que él usaba.
Había muchos jugadores que alcanzaron posiciones altas tanto en el Imperio Falion o el Imperio Vampiro que Karzhal gobernó, así que no era raro que alguien obtuviera libros o notas de él.
Aunque no todas fueran secretos de sus hechizos, su amigo era un experto en magia y el conocimiento que obtuvo podía ser lo suficiente como para convertirse en un arma poderosa.
Víctor se concentró en la mujer que volvió a retirarse.
No le habló como una sirvienta, sino que seguía actuando juguetonamente, dejando en claro que aquí había micrófonos que escuchaban.
"Si la mesa desea que trabaje con él, obedeceré. Las perspectivas de negocios que brinda son altas, pero la organización es más importante." Respondió Víctor.
No curioseo sobre lo que ese mago espacial de rango S estaba haciendo con los miembros de la mesa y simplemente dejo ver lealtad.
La mujer tampoco sabía lo que sucedía internamente en la organización, ya que era usada como contacto con otras influencias extranjeras.
"Bien. Esa es la actitud que le gustara a los otros miembros de la mesa. Pronto te ascenderán, así que sigue trabajando duro para nosotros." Ordenó la mujer balanceando la mano para que se retirara.
Era probable que aquellos que escuchaban estuvieran probando para ver si tenía lo necesario para convertirse en un miembro de la mesa.
"Entiendo. Obedeceré." Respondió Víctor antes de retirarse.
Sabía que esta organización estaba involucrada con un Dios y si bien entre los miembros de la mesa había sectarios, no todos lo eran y había gente que tenían objetivos y que buscaba cumplir sus propios intereses.
Aunque todos cooperaban con la idea de que los usuarios de habilidades merecían tener un lugar sobre todos los demás.
Aun así, no era asunto que a él le importara.
Lo único que necesitaba hacer era seguir trabajando como banquero y filtrar el dinero de esta organización, controlando la fuente del dinero para cuando todo terminara… Robarle todo.
Después de todo, como un excelente banquero de una organización ilegal, tenía que robarles a todos los miembros por igual.
Para crear su futura riqueza necesitaba ir paso a paso.
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