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72.75% The Guardian [Spanish/Español] / Chapter 713: Historia Paralela La Caída Capitulo 26: Compañeras.

Capítulo 713: Historia Paralela La Caída Capitulo 26: Compañeras.

Caminando por la calle moviéndose por la ciudad, Aurora, en vez de mirar a los lados curiosos como siempre, dio un suspiro.

"¿Deprimida?"

La voz de su madre sonó a su lado y Aurora giró su cabeza para mirar a esa mujer que le sonreía divertida al verla decaída.

Aurora fue a la escuela de arte que le habló su sistema y estuvo un par de clases, pero al final no fue para ella.

"Pensé que me iba a agradar." Murmuró Aurora honestamente.

Los compañeros eran muy artísticos y le gustaba dibujar, cantar, tocar instrumentos e incluso actuar.

Fue mucho, mucho más divertida que la primera escuela, pero no fue a su gusto.

"Soy una inútil tocando instrumentos." Dijo Aurora bajando sus hombros, deprimida.

Llevaba su mochila a espalda recién llegando de la escuela donde tuvieron una sección para probar instrumentos.

Y a ella…

"¡Me dieron un triángulo!" Exclamó enfadada.

De todos los instrumentos a ella le dieron un triángulo que había que golpear sutilmente e incluso así ella no logró que sonara bien.

"No desprecies el instrumento." Dijo su madre mirándola con una sonrisa.

"No lo desprecio, mama. ¡Yo soy mala!" Respondió Aurora refunfuñando para sí misma.

¿Cómo podría fallar en golpear un triángulo para que dejara salir sonido? Lo único que se le dio mejor fue la pintura.

Sin embargo, al parecer el profesor de pintura no creía que fuera bueno usar el broche para pintar como si fuera un espada.

Aunque si a ella le preguntaban, admitiría que las líneas pintadas en un cuadro blanco le gustaban.

"¿Encontraré una escuela para mí?" Dudó Aurora en voz alta.

"Por supuesto, cariño." Respondió su madre de inmediato y sonriéndole, añadió. "Encontrarás algo que te agrade. Puede ser lento, pero tienes tiempo para probar lo que desees."

La sonrisa y la mirada en calma que su madre le dio la tranquilizó.

Caminando por la calle, ella se animó un poco, porque siempre podía probar una nueva escuela.

Independientemente que se tratara, todas las escuelas tenían tarea y lo único que necesitaba encontrar era una escuela correcta que se ajustara a sus gustos.

"Una escuela para luchar contra villanos." Murmuró Aurora en voz alta mientras veía la plaza que siempre venía a jugar.

Al cruzar la calle, ella ignoró la mirada de su madre y sacando su mochila quitó el palo que a sus ojos se convirtió en el arma perfecta para vencer maleantes.

Dudando un momento abrió su mochila y viendo los aperitivos que guardaba lo ocultó de la mirada de su madre y ella sacó un par de guantes.

"¿Por qué los guantes?" Preguntó su madre curiosa.

"Hoy atacaremos la guarida de criminales con el Señ… Mi sistema." Dijo Aurora corrigiéndose en un momento y sonriendo a su madre, detalló. "No debo dejar huellas."

"¿Huellas?" Dudó su madre y sonriéndole entretenida, señaló. "Eso hacen los criminales, no los héroes, querida."

—Te lo dije.

Escuchando la aclaración de su madre y la respuesta de su sistema, ella se puso roja de vergüenza.

¿Entonces por qué en la película usaron ese método?

Recordó la película que vio con su padre en donde los héroes usaron este método para infiltrarse y que nadie lo descubrieran.

—En realidad, como te quedaste dormida, luego se reveló que ese era el villano.

¿Era el villano? Aurora abrió sus ojos totalmente sorprendida.

No era su culpa que se quedara dormida, tenía sueño, pero entonces se perdió la mejor parte de la película.

"Eso no lo esperaba…" Murmuró Aurora mirando sus guantes en sus manos, pero encogiéndose de hombros tomó la rama y fue a la plaza a jugar.

Para ella su rama era una espada y con ella cortaba a todos los enemigos que aparecían mientras luchaba.

"Sistema necesitamos llamar refuerzos. ¡Son demasiados!" Gritó Aurora moviendo su espada, golpeando a uno y luego a otro enemigo invisible.

Por supuesto, su espada no cortaba totalmente y los detenía en vez de eliminarlo, al menos tal idea era lo que ella creía.

Luchando y retirándose, ella se perdió en su mundo, riéndose por las respuestas de su sistema, que le acompañaba en su juego.

—Son demasiados. Hay que retirarse.

Leyendo el texto de urgencia del sistema, ella tomó su rama y subió a la media pared que rodeaba el centro de juego de la plaza y luego se lanzó para el otro lado.

Como llevaba un conjunto de ropa de ejercicio con pantalones fue fácil moverse y ella al llegar al otro lado se ocultó en la pared mientras respiraba pesadamente.

Estaba agotada por moverse para todas partes y ella se rio divertida.

"Tenemos que ocultarnos." Dijo Aurora y mirando su espada, la vio que estaba medio rota.

Era una rama de un árbol que trajo de su casa y era una pena que estuviera por romperse, lo que significaba que necesitaba buscar otra espada.

Justo cuando tuvo ese pensamiento, ella se detuvo y levantó la cabeza.

La zona con media-pared en realidad era la parte donde los niños jugaban y si bien había otros niños, por lo general jugaban con los columpios y otros juegos.

A ella le gustaba moverse por todas partes, así que normalmente no jugaba con ellos.

Sin embargo, ahora vio a una niña mirándola desde la esquina de la plaza.

"…"

Cabello negro y ojos negros, llevaba un vestido negro mientras la observaba desde lejos.

No mostraba ningún expresión y Aurora no pudo evitar pensar que era linda.

¿Quería jugar? La miraba intensamente como si la hubiera estado observando desde hace tiempo.

"Ven." Dijo Aurora mientras le hizo una señal para que se acercara.

La niña de cabello negro parpadeó congelada y luego miró para sus lados, entonces dio una vuelta entera, pareciendo buscar a la persona a la cual Aurora le hizo la señal.

Aurora le hizo una señal de vuelta apuntándola y luego le señaló que viniera rápidamente, entonces la otra niña inclinó la cabeza y se apuntó a ella misma, dudando.

Al parecer esta vez entendió cuando Aurora asintió varias veces y la niña tras dudar se acercó a ella, mostrando cierta timidez.

Era difícil ver que estaba tímida, ya que no mostraba ninguna expresión y sus ojos negros eran fríos e indiferentes, pareciendo serios.

Daría miedo a cualquiera persona, pero no a Aurora, quien notó como la mano temblaba o como la niña dudaba en acercarse.

"Ven. Ven. Ocúltate. ¡Los malos nos están buscando!" Exclamó Aurora instándola a que se acercara y se amurallara junto a ella.

La niña obedeció.

"Los enemigos están detrás de mí." Murmuró Aurora en voz baja.

Hubo una expresión más seria en los ojos de la niña, quien trató de levantar la cabeza para ver detrás de la muralla y luego la bajo frunciendo el ceño.

"No veo a nadie." Murmuró la niña en voz baja.

Un tono plano e indiferente, que ocultaba esa seriedad similar a su madre cuando hablaba de encargarse de tipos malos.

Por la forma que fruncía el ceño, fue obvio que ella no pudo 'verlos'.

"Claro que no puedes verlo, necesitas sentirlos." Respondió Aurora como si fuera obvio.

La niña cerró sus ojos como si estuviera literalmente sintiendo y luego abrió sus ojos, frunciendo el ceño como si hubiera fallado.

"No los sentí." Respondió la niña con la misma seriedad que antes.

Por supuesto que no lo sintió, necesitaba imaginarlo similar a ella, que imaginaba que el arma era una poderosa espada.

"Pero ahí están, confía en mí." Respondió Aurora y sonriendo con confianza al ver que la niña asentía, ordenó. "Ven. Necesitamos movernos."

Ella se arrastró por la pared gateando para que nadie la viera y cuando se giró sonrió al ver a su nueva compañera la seguía.

Llevaba un vestido negro largo, así que, si bien fue más difícil gatear, Aurora la esperó para que se pudiera mover, entonces cuando estaba por terminar esta zona medio amurallada, la rama se quebró por un mal movimiento.

"Oh, no mi espada." Murmuró al detenerse de repente y cuando su compañera se arrastró a su lado preocupado al escuchar su murmullo, ella sonrió. "Necesitamos buscar otra espada."

"Esa es una rama." Dijo la niña parpadeando sin comprenderla.

"No tenemos tanto presupuesto para un arma real." Murmuró Aurora en voz baja y sacando pecho con orgullo, anunció. "Incluso una rama en las manos de una experta puede ser un arma."

Los ojos de la niña brillaron y ella asintió como si la comprendiera.

Aurora sonrió bastante orgullosa y se acercó a un árbol cercano buscando alguna rama mientras le pedía ayuda a su nueva compañera.

"¿Esta?" Preguntó la niña al tomar una rama medio doblada.

"No, no me gustan los sables." Respondió Aurora y al ver que la niña no la entendía, explicó. "Las ramas medio dobladas no me gustan, tiene que ser una rama recta."

La niña no se burló de sus ideas y asintió buscando con una seriedad que provocó que Aurora se quedara mirando.

El modo que buscaba una rama que se ajustara a lo que ella pedía, agitando la cabeza y dudando al tomar algunas, provocó que Aurora sonriera.

¿Cómo podría no sonreír? Hasta ahora no había conocido a nadie que se tomara seriamente sus juegos.

Aurora entendía que era un juego y para jugarlo había que ser imaginativo, pero muy pocos jugaban con ella.

"No encontré nada." Dijo la niña acercándose decepcionada.

Aurora, que se había quedado perdida mirándola, sonrió para animarla.

"No te preocupes." Respondió y mirando el árbol, añadió. "Tal vez en el futuro una buena espada caiga del cielo."

Estaba siendo misteriosa y la niña parpadeó para observar el árbol buscando una rama.

Entonces justo cuando Aurora le estaba por decir que se siguieran moviendo, vio que la niña levantó la mano y entonces desde sus pies la oscuridad se filtró y una mano negra salió.

La niña frunció el ceño y la mano se elevó lentamente, como si a ella le costara mover el brazo negro, pero eventualmente alcanzó una rama del árbol y la arrancó.

Respirando un poco entre cortado, la niña movió la mano, quitando las hojas y ajustándolo para que no dañara los dedos, entonces mientras la oscuridad desaparecía, ella tomó la espada y se la ofreció.

Fue en el momento que Aurora la miraba, que la niña se dio cuenta lo que hizo y dudó un momento.

"Perdón si te asuste, yo…"

"¡Eres increíble!" Exclamó Aurora mientras sonreía sorprendida y maravillada.

¡Sacó un brazo negro del suelo! ¡¿Cómo no podría ser increíble?!

"¡Eres sorprendente!" Dijo Aurora y acercándose emocionada, preguntó. "¿Cómo lo hiciste? ¿Es tu habilidad?"

Estaba emocionada, curiosa y ella mostró esa emoción, provocando que la niña se sintiera un poco incomoda al verla preguntar, pero en vez de alejarse, sonrió ligeramente.

"No lo sé." Respondió ella e inclinando la cabeza, murmuró. "Nací con esa capacidad."

¿Nació con esa capacidad? ¿Era una habilidad innata? Aurora había escuchado a su madre hablar de las habilidades innatas, como la que sus dos padres tenían.

Aurora se sintió impresionada.

¿Y cómo podría no estarlo? Ella sabía que no tenía ninguna habilidad innata ni nada de ese estilo, pero se dio cuenta de que los niños de su edad no podían alcanzarla físicamente.

Ellos se cansaban demasiado rápido y no eran capaces de seguirle el ritmo, como si no tuvieran suficiente energía.

Sin embargo, hoy encontró alguien que era única.

"…"

Pensando en todas las posibilidades, escuchó un gruñido de hambre y Aurora observó a la niña y luego al estómago, hasta que elevó la cabeza, dándose cuenta de que la niña también la miraba.

"¿Tienes hambre?" Preguntó Aurora y al ver que la niña dudaba, pidió. "Quédate aquí. No te vayas a ningún lado. ¡A ninguno!"

¿Fue demasiado energética? Su pedido sorprendió a su nueva compañera, quien asintió al darse cuenta de que ella estaba hablando seriamente.

Entonces Aurora se movió corriendo rápidamente a su mochila e ignorando todo lo que la rodeaba, abrió su bolsa, viendo los aperitivos que tenía.

¿Le gustará lo dulce o lo salado? Dudó Aurora en su mente y luego tomó lo salado, eligiendo una bolsa de papitas que ella ocultó de su madre.

Volviendo corriendo, la niña la esperaba en la misma posición y Aurora le dio la bolsa con una sonrisa.

"Para ti." Dijo Aurora pasándole la bolsa de papitas y sonriendo al darse cuenta de que su compañera dudaba, añadió. "Son deliciosas, confía en mí."

Vio cautela al no recibirla, pero al escuchar sus últimas palabras, ella abrió la bolsa y le dio un bocado, abriendo sus ojos de sorpresa.

Dio la impresión de que nunca había probado esta delicias y Aurora sonrió orgullosa.

"¿Qué tal? ¿Te gusta?" Preguntó Aurora sin ocultar su brillante sonrisa.

La niña asintió múltiples veces sin parar de comer y la miraba maravillada, llevando a que ella se volviera más orgullosa.

"Necesitas energía si debemos vencer a los malos. Hay muchos y son fuertes. A veces atacan de repente y toman rehenes, nosotros necesitamos detenerlos." Dijo Aurora contando la historia y viendo que la niña la miraba, añadió tímidamente. "Si es que quieres jugar conmigo. Necesitamos unirnos para vencer el mal."

La niña la miraba con total atención mientras sus delicadas manos no paraban de sacar papitas de la bolsa.

¿Estaba entretenida o fascinada por la historia? Aurora por momentos creyó que estaba fascinada por la comida.

Aurora se sintió tímida al darse cuenta de que la invitó a jugar de modo indirecto y retorciéndose un poco esperando la respuesta, vio como la niña miraba las papitas y luego a ella.

"Te protegeré." Declaró la niña observándola con una seriedad única.

¿Protegerla? Aurora vio los ojos negros de esa niña que la miraban con una profundidad que no era capaz de entender.

A pesar de que sintió que la declaración de la niña era profunda y ocultaba una fuerza mayor, Aurora sonrió.

"No. No. Somos compañeras. Amigas. ¡Ambas necesitamos protegernos entre nosotras!" Respondió Aurora con una sonrisa brillante y sonriendo con mayor timidez, murmuró. "¿Qué tal? ¿Te gustaría jugar conmigo?"

Esta era la primera vez que invitaba a alguien a jugar y estaba nerviosa al escuchar la respuesta.

"Sí." Respondió la niña y dando una pequeña sonrisa que en segundos desapareció, murmuró. "Soy Alice… Un gusto conocerte."

Aurora no pudo controlar su sonrisa brillante y luego tembló al darse cuenta de que no se había presentado.

"¡Soy Aurora Campbell!" Respondió sonriendo animada y sin ocultar que su sonrisa aumentaba, comentó. "Y me encantaría ser tu amiga."

Sus últimas palabras sorprendieron a Alice, que la observó durante unos segundos, antes de asentir animada.

"A mí también." Respondió en voz baja.

Era difícil notar emociones en Alice, ya que era tan inexpresiva, pero Aurora percibió que estaba un poco tímida y avergonzada.

Por supuesto, Aurora también, pero sonrió animada.


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