Una pequeña se detuvo de repente en medio de un callejón al darse cuenta de que un lindo gatito desaparecía entre los contenedores de basura.
Mirando a sus alrededores, ella se dio cuenta de que estaba sola.
¿En dónde estaba su madre? Aurora empezó a sentir miedo mientras veía a las personas pasar a su lado y su respiración se hizo pesada.
"Soy hija de dos grandes héroes. ¡No debo mostrar miedo!" Exclamó para ella misma.
Era hija de dos grandes héroes que aparecían en las noticias de modo seguido y que era admirado por muchas personas.
A pesar de que usaban máscaras, ella reconocía a su madre y padre.
¿Cómo la hija de dos grandes héroes podría mostrar miedo? ¡Ella no se perdió, simplemente el lindo gatito la distrajo!
Mirando por la calle principal, ella dudó un momento tratando de contener el miedo.
Le gustaba pasar en su casa con sus padres y siempre que salía, lo hizo con ellos de la mano y ahora, al estar sola, le dio miedo.
¡Necesitaba regresar!
Esa era el primer pensamiento en su mente y se preguntó si su madre se enojaría si se daba cuenta de que ella se perdió.
¿O qué pasaba si sus padres no la podían encontrar? El miedo aumentó aún más y ella tratando de controlar su temblor y miedo empezó a moverse por la calle, que creía que dirigía a la plaza.
Sus pequeños pies se movieron cada vez más rápido entre más personas la miraban y a sus ojos esos adultos desconocidos dieron miedo.
Una aprensión que llevaba a que tuviera aún más miedo y ella corrió.
Le gustaba jugar con su padre y siempre ambos gastaban energía, llevando a que ella corriera velozmente… O lo más veloz que una niña de tres años en un mundo mágico podía correr.
"¡Niña espera ahí!"
Escuchó una voz a su espalda y el miedo inundó la mente de Aurora.
¿Era un villano? ¿Por qué ese hombre deseaba que se detuviera? Corriendo por un callejón, perdiendo a la vista el hombre al esconderse, cuando lo vio pasar ella volvió a correr en otra dirección.
Antes de que pudiera salir a la vereda de la calle, pisó el cordón de su zapatilla y cayó, raspándose la pierna.
Trató de levantarse, diciéndose que con su padre se había caído más fuerte, sus piernas volvieron a temblar de dolor y ella volvió a caer.
La respiración se volvió agitada y el miedo la tragó.
"Mami… Mami…"
El miedo se elevó y ella, aunque trató de resistirse, no pudo controlar sus lágrimas y lloró.
Siempre su casa era un lugar seguro y su padre o madre siempre estaban para ella, pero aquí estaba sola, perdida y sin nadie.
Tenía miedo a todo lo que la rodeaba y la más pequeña de las sombras se volvió un monstruo feroz.
"Mama…"
No podía gritar.
¿Cómo lo haría? ¿Qué pasaba si alguien malo la escuchaba?
Tomando sus piernas ella cerró sus ojos mientras el miedo la tragaba, culpando al gatito que era adorable y lindo y luego a ella misma.
En medio de la soledad, el miedo y las sombras que la rodeaban, ella sintió una suave aura blanca y…
—No estás sola.
Ella escuchó algo.
No, era difícil decir que lo escuchó, sonaba como una voz, pero era un sentimiento de saludo y ella abrió sus ojos para buscar la fuente.
"¿Señor?" Dudó en voz baja.
Era masculino, lo supo de inmediato a pesar de que no sabía que era lo que estaba sucediendo.
Tampoco era malo y menos cuando un aura blanca estaba curando la raspadura en su pierna, aliviando el dolor.
"¿Dónde está, señor?" Preguntó de vuelta mostrando cierta curiosidad.
¿Era un héroe como su madre? ¿Su salvador?
—No. No soy un héroe.
Otra vez hubo respuesta y ella miró para todas partes, parpadeando en sorpresa y sin comprender lo que sucedía.
No lo escuchaba, pero lo entendía y comprendía.
"¿Quién es usted, señor?" Preguntó de vuelta mostrando curiosidad.
—Yo… No importa. Lo que importa es que estás bien.
La respuesta volvió y esta vez lo hizo con un texto que apareció en su mente, llevando a que ella pudiera darle sentido a la comprensión y al diálogo.
¿No importaba quién era? ¡Para ella si importaba!
"Mi mamá no me deja hablar con extraños." Murmuró en respuesta algo tímida mientras se acurrucaba y en voz baja, agregó. "Pero mi papá me enseñó que debo agradecer a quienes me ayudan."
—Ese es un buen punto.
Entendiendo la respuesta en su mente, ella asintió múltiples veces.
¡Por supuesto que era un buen punto! ¡Su madre y padre le enseñaron!
Hubo un momento de silencio y Aurora se sintió preocupada y…
"Señor… No se vaya… Tengo miedo." Murmuró Aurora acurrucándose en la pared mientras escuchaba los autos y los pasos desde la calle.
—Perdón. No me iré… No me iré hasta que lo pidas.
A pesar de que no lo escuchaba y simplemente lo entendía, comprendió el peso en la voz de la otra parte y la confianza, junto al consuelo.
"¿Se quedará conmigo siempre?" Preguntó inclinando la cabeza.
—Si así lo deseas. Aunque es preferible esperar a que tu madre venga. Ella se está moviendo.
Ella era capaz de comprender lo que aparecía en texto en su mente y a la vez sintió la conexión con alguien, que no se mostraba.
¿Su madre estaba viniendo? Ella se alivió un poco.
"¿Qué es usted, señor? Mi mamá me enseñó a que me aleje si una vez escuchó una voz." Murmuró Aurora dudosa y entrecerrando sus ojos.
Su madre le mencionó que debía alejarse del sótano de su antigua casa y avisarle si escuchaba una voz.
Ella no sabía si se aplicaba a todas partes, pero necesitaba estar segura.
—No soy una voz. ¿O sí?
El texto esta vez apareció más evidente en su mente y ella tuvo que leerlo para entenderlo, llevando a que parpadeara unos segundos y…
"Tiene un punto, señor." Murmuró en respuesta.
Su madre le aviso que se alejara de las voces, pero los textos no contaban… ¿Cierto?
Aun así, ella todavía no pudo sentirse relajada.
"Usted no ha respondido a mi pregunta, señor." Dijo Aurora en voz baja.
No podía verlo y no era capaz de comprenderlo, pero ella no sintió que era alguien peligroso, sino que, todo lo contrario.
¡La ayudó con su raspadura y ahora la estaba cuidando amablemente!
Su padre le leía cuentos e historias que hablaban de todo tipo de seres mágicos y ella siempre escuchaba que los humanos no eran los únicos seres que existían.
¿Él era de ese tipo?
—Soy… Un sistema.
La respuesta llegó y ella entrecerró sus ojos buscando en su mente, que era un sistema y al final no encontró nada en su mente.
Su padre le habló de elfos y dragones, pero ella no había escuchado de alguna raza que se llamaran 'sistemas'.
Aunque su madre hablaba de sistemas de seguridad…
"Lo siento. Desconozco lo que es." Dijo honestamente.
Tenía que ser respetuosa con el 'sistema' que la ayudó y para ella no estaba mal expresar ignorancia y menos si era respetuosamente.
Su padre siempre que le contaba una historia la instaba a que preguntara lo que desconocía y él siempre le respondía.
—Es… Difícil de explicar.
¡Lo sabía! Ella no había escuchado nada, así que era normal que resultara difícil de explicar.
Tal vez por eso su padre nunca le habló de los 'sistemas'.
La conexión en su mente tembló no pareciendo que estaba por cortarse si como si algo del otro lado estuviera…
"¿De qué se ríe, señor?" Dudó ella inclinando la cabeza.
—No me estaba riendo.
Era un sistema mentiroso.
Ella lo supo de inmediato con esa respuesta y ella infló sus mejillas, creyendo que se estaba burlando de ella.
—Lo siento. Un sistema es… Alguien que está para ayudar a otra persona. Para apoyarla cuando necesite.
¿De verdad? Aurora dudó un momento y entrecerrando sus ojos, finalmente asintió.
"¿Ayuda a niños perdidos?" Preguntó en calma.
La ayudó a ella cuando estaba herida y perdida… ¿Era esa clase de sistema que ayudaba a otros niños perdidos?
—No. Una vez que un sistema elige a alguien para ayudar, se queda con esa persona, hasta que son rechazados.
Ella parpadeó por la respuesta.
Una parte sintió como su madre cuando le mentía bromeando, tratando de engañarla y otra parte se sintió un poco apenada.
"¿Usted fue rechazado antes?" Preguntó mostrando una expresión apenada y triste.
¿Si estaba para ayudar porque los sistemas eran alejados y rechazados? Era cruel.
—No he sido rechazado antes. Así que no te sientas mal.
La repuesta era un consuelo envuelto en un texto sin emociones e incluso de ese modo, ella pudo sentir el consuelo que trataba de trasmitir.
Amable y agradable, él parecía estar a su lado, sonriéndole y respondiendo con amabilidad.
Si ellos ayudaban a una persona y ella fue ayudada…
"¿Me ha elegido a mí?" Preguntó tímidamente y sacando pecho, ella se levantó y anunció. "No se preocupe, Señor Sistema. Yo me quedaré a su lado y nunca lo abandonaré."
La conexión volvió a temblar como si la otra parte se estuviera riendo suavemente y Aurora hizo un puchero, a que no le creyeran.
—Está bien. Llegado un momento nuestros caminos pueden separarse.
Una aceptación tranquila a una eventualidad que en el futuro podía suceder y ella no le gusto.
Era como si ambos fueran diferentes y dio la impresión de que tal idea de separación era un hecho.
"Mi papá me enseñó a tratar a todos por igual, Señor Sistema." Murmuró Aurora y mirando al callejón en donde se escuchaban ruidos, añadió. "Usted no será una excepción. No lo abandonaré."
Su voz llevaba firmeza y quería demostrar que no estaba bromeando, que mantendría sus palabras.
Sin embargo, no le importaba si no le creyeran, ella quería mostrarlo con sus acciones y cumplir su promesa de ese modo.
—Lo entiendo.
Y a diferencia de lo que esperaba, el Señor Sistema respondió asintiendo y eso no solo la alegró, sino que le dio confianza y ella dio un paso para salir del callejón.
Le daba miedo los ruidos de los autos, de las personas y todo lo que la rodeaba, pero ella dio otro paso, esta vez con más confianza.
Sabiendo que no estaba sola y que había alguien que la estaba cuidando y apoyando.
Esa conexión en su mente era lo que le decía que el Señor Sistema seguía con ella, mirándola dar paso a paso.
"Usted solo debe apoyarme, Señor Sistema. Debe trabajar en lo que un sistema hace." Murmuró Aurora.
Estaba tratando de animarlo a él a seguir adelante haciendo el trabajo que tenía que cumplir un sistema, pero en el fondo trataba de motivarse a ella misma.
Y…
—Comprendo. No te preocupes, me quedaré contigo. Puedes salir. Tu madre está cerca.
Aurora se animó al comprender esas palabras en su mente, sintiendo el apoyo y el ánimo de la otra parte.
Paso a paso se acercó a la zona en donde la luz brillaba y los adultos se veían caminando al otro lado y ella dudó, teniendo un poco de miedo.
—No temas. Soy tu sistema… Seré tu guardián.
Esa declaración fue suficiente para que ella avanzara con una mayor fuerza y dio un paso tras otro para salir a la vereda.
Mirando para ambos lados de la verdad vio a su madre que llevaba una expresión asustada y ella corrió a su madre, que la recibió con los brazos abiertos, abrazándola mientras la levantaba.
"Lo siento, mama… El gatito era lindo y lo seguí." Murmuró Aurora mientras se ocultaba en el brazo de su madre sin querer mirarla.
"Está bien, cariño. Fue mi culpa, me distraje un momento." Respondió Agatha con una voz temblorosa que trató de ocultar y mirándola, le dio una sonrisa y preguntó. "¿Estás bien, mi amor?"
Una pregunta que parecía calmada, pero que ella percibió que llevaba cierta preocupación y a la vez ira, muy similar a como le hablaba a su padre o a ella cuando estaba enojada.
Silencioso y mortal.
No estaba dirigido a ella por perderse, sino que a cualquier individuo que le haya causado problemas.
"¡Si!" Respondió Aurora sin querer ser castigada y en voz baja, murmuró. "El Señor Sistema me ayudo."
"¿El Señor Sistema?" Preguntó Agatha y observando los alrededores, preguntó. "¿Dónde estaba el Señor Sistema, cariño?"
¿Dónde estaba el Señor Sistema? Esa pregunta la dejó un poco sorprendida, pero ella supo dónde estaba y señaló su propia cabeza.
Después de todo, ahí estaba.
******
Aurora saltó de la cama moviendo su increíble y maravillosa espada mientras luchaba con un gigantesco y poderoso enemigo… La espada era una rama que pudo traer de la plaza y sus enemigos era un peluche gigante.
La rama tenía envuelto un trapo para no dañar a su oponente, después de todo, ella quería derrotarlo y no matarlo.
"¡Señor Sistema, el enemigo ha caído!" Exclamó Aurora al ver que el peluche cayó al suelo por uno de sus golpes.
—Buen trabajo. ¿Ahora hay que interrogarlo?
Ante la duda, ella recordó algunas historias donde villanos interrogaban a otras personas con métodos dolorosos y sacudió su cabeza algo horrorizada.
"No. ¿Cómo puede decir eso, Señor Sistema?" Cuestionó ella en voz alta y en un tono de regaño, murmuró. "Hay que enviarlo a la cárcel."
—Lo siento. Soy nuevo en esto.
Una respuesta honesta que llevó a que ella asintiera múltiples veces.
"No se preocupe, Señor Sistema. Le ayudaré a entender la ley y el orden." Anunció Aurora y ella saltó al oso de peluche presionándolo para detenerlo.
Entonces escuchó una rasgadura y ella abrió sus ojos al ver al maleante que iba a detener herido.
—¿No es abuso policial?
La pregunta del Señor Sistema llevó a que ella se pusiera completamente roja y llena de vergüenza…
Le estaba enseñando al nuevo.
¿Cómo podría fracasar?
—Se pondrá bien. Llamaré a la ambulancia. Solo cierra tus ojos.
Aurora obedeció y luego entonces el texto que trataba de imitar al sonido de una sirena, ella abrió los ojos.
El peluche, que antes estaba descosido en su brazo, volvió a su lugar como si nada hubiera sucedido y hasta se veía más nuevo.
"Gracias." Murmuró en voz baja y mirando al peluche, dudó. "¿Esto no es ocultar pruebas?"
¿No estaban haciendo algo malo?
—No lo sé. Tú eres la experta.
La honestidad del Señor Sistema la hizo dudar un momento y…
"Lo dejaré pasar por ahora, novato. ¡Que no vuelva a ocurrir!" Exclamó Aurora en una voz amable.
Estaba por llevar al detenido a la prisión, también conocida como armario, cuando el sonido del golpe de una puerta fue escuchado y ella, curiosa, salió de la habitación.
Dirigiéndose a donde escuchó el sonido, vio como las luces brillaban en la oficina de su madre.
"¡Murieron demasiada gente! ¡Podríamos haberlo salvado!"
"¿Salvado de quién? ¿Has leído los informes? Están anotados hasta los pensamientos de esas supuestas víctimas. La mayoría de ellos eran criminales, ya fueran que supieran o lo ignoraran. Se lo merecían."
"Sin embargo, ellos no merecían morir de ese modo… Deberían al menos ser juzgado por sus acciones."
"Sus acciones están claras, Antón. Hicieron la vista gorda ante sus jefes cuando esos bastardos llevaban negocios con niños."
"Tal vez lo hicieron con miedo. No lo sabemos."
"¿Miedo? ¡Por favor! No tenían tanto miedo cuando cobraban su sueldo y se pagaban unas vacaciones. ¿Querías un mundo mejor, Antón? Yo también y en ese mundo esos bastardos no merecen vivir."
"No podemos simplemente elegir quien vive o muere. No de este modo… ¡No podemos convertirnos en él!"
"¿Él? ¡Él es tu hijo! ¿Y adivina qué? Te enamoraste de una persona igual que él. Me importa una mierda esos bastardos que murieron. Por mí cada uno de ellos hubieran muerto en condiciones peores."
Sus padres eran héroes… Esa idea no concordaba con las últimas palabras de su madre y Aurora corrió hacia su cuarto, cerrando la puerta y quedándose sentada al otro lado de la entrada.
Su mente estaba trabajando, tratando de decirse que debía haber una respuesta a la voz de su madre.
Luego estaba el hijo… ¿No hablaban de ella? ¿Quién era? ¿Tenía un hermano? ¿Por qué su madre no le importaba quienes morían? ¿No era una heroína? ¿Por qué sus padres discutían tan feo? ¿Ellos se separarían? ¿Y qué le sucedería a ella?
Tantas preguntas vinieron a su mente, llevándola a que su respiración se descontrolara y…
—No te preocupes. Ellos solo están discutiendo.
"Por eso…" Murmuró ella en voz baja, tratando de ocultar su llanto ante el miedo de que sus padres se separaran.
Frente al miedo de quedar sola.
—No quedarás sola. ¿No lo dije? Me quedaré contigo.
Ese entendimiento en su mente llevó a que ella se relajara ligeramente, sintiéndose un poco aliviada.
—Y las personas discuten. Se enfadan y molestan. Tus padres son iguales. Sin embargo, ellos se aman tanto como te aman a ti y por más desacuerdos que tengan ellos se amigaran cuando arreglen sus diferencias.
¿Era de ese modo?
—Por supuesto. Confía en mí. El amor que ellos se sienten es lo suficiente como para causar envidia. Y en cuanto a las discusiones, todos alguna vez tienen una. ¿Quién sabe? En el futuro te puedes enojar conmigo.
"No me enojaré." Murmuró en voz baja rechazando la idea y mirando al peluche gigante, añadió. "No importa lo que haga."
No le importaba que él pudiera leer sus preguntas mentales y simplemente infló sus mejillas, sin querer ceder en ese punto.
—No lo sabes. El tiempo nos cambia a todos. Sin embargo, no importa cuánto cambiemos, hay veces que algunas cosas permanecen inmutable.
"Incluso si cambio, tú seguirás siendo mi…" Ella dudó sin saber que eran.
Era su sistema, pero no comprendía lo que eran ambos… ¿Era un amigo? Ella todavía no tenía un amigo, así que no era capaz de comprender el significado de la amistad.
Y en esa duda, buscando la palabra correcta, el Señor Sistema le envió una palabra que se ajustaría.
"Seré tu anfitriona." Murmuró asintiendo.
Si ella era la anfitriona, él era su sistema y por ende no importaba cuánto tiempo pasara, ambos seguirían juntos.
Tenía sentido para ella.
—Estoy agradecido. Sin embargo, está bien que te enojes si cometo errores. Está bien discutir y enfadarse. También está bien mostrarlo. Después de todo, hay veces que no importa cuánto enojo haya, la conexión que tienes con esa persona no cambiaría. Como tus padres.
Su padre y madre se amaban mucho y ellos lo mostraban cada vez que se miraban y al igual que se amaban entre ellos, la amaban a ella.
Así que no importaba cuánto discutieran, ellos se seguirían amando.
—Y es lo mismo con lo que piensan. No importa lo que cada uno de ellos crean. Ellos te aman como su hija.
¿Y que si su madre hablaba esas cosas horribles? Ella era su madre y eso no cambiaría, no importa lo que creyera.
"Gracias, Señor Sistema. Usted debe ser muy sabio." Murmuró Aurora asintiendo y sin esperar respuesta, añadió. "Tengo que hacer algo. Luego nos vemos, Señor Sistema."
—Ve por ello.
Escuchando el ánimo del Señor Sistema, ella abrió su puerta, dirigiéndose a la oficina para detener a su madre y padre que discutieran.
Entonces, cuando abrió la puerta, vio a su madre y padre abrazándose mientras se besaban con cierta pasión.
Ella parpadeó sin comprender por qué se estaban besando cuando hace minutos estaban discutiendo y lo único que pudo decir fue…
"Iuuu." Murmuró al verlos besarse con demasiada pasión, como esas películas de romance.
¡Que desvergonzado!
Escuchando la risa y la disculpa de sus padres, quienes estaban soltando cierta risa al verla que no le agradaba, Aurora dio una suave sonrisa al verlos felices de vuelta.
El Señor Sistema tenía razón… Ellos se amaban.
Y recibiendo el abrazo de su madre, ella lo dejó estar.
Al final, no importa lo que pensaran, hicieran o creyeran, ellos eran sus padres.
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