En una oficina copos de nieve flotaban en el interior, reuniéndose en múltiples de animales de nieve, que empezaban a moverse por la oficina.
La creadora de tal magnífica obra estaba cerrando los ojos, acostada en el sofá y…
"Jefa…"
"¿Mmm? ¿Qué sucede? ¿Qué pasa?" Akira al escuchar una voz abrió sus ojos y se levantó rápidamente, un poco somnolienta.
Al ver que las formas de hielo que estaban en el aire, Akira las deshizo y miró a Aeko, que acababa de interrumpir su siesta.
"Shao Ya parece que ha venido de visita." Informó Aeko, ignorando que la acababa de atrapar soñando dormida.
¿Shao Ya? Akira se levantó de inmediato y siguió a su compañera, frunciendo ligeramente el ceño.
Esa mujer se fue por un buen tiempo y muy pocas veces respondía sus mensajes, Akira la dejó estar porque le mencionó que eran temas familiares, pero estaba preocupada.
No le importaba haber tenido que cumplir con el trabajo que Shao Ya dejó pendiente, ya que siempre podía contratar una secretaria o poner a otro que la ayudara.
El Gremio Tormenta Helada era lo suficiente rentable como para permitirse miembros administrativos que se encargaran de los problemas y la razón por la cual ellos se ocupaban de este trabajo, era que era su manera de mostrar el apoyo al gremio.
Sin embargo, no dejó que nadie ocupara el puesto de Shao Ya, ya que la estaba esperando.
Bajando por el ascensor, cuando llegaron a la sala, pudo ver a esa mujer vestida de manera profesional saludando a los demás con una sonrisa.
No estaba de vuelta… Con una simple mirada a la sonrisa de Shao Ya, Akira supo que no estaba aquí para volver al trabajo con ellos.
"Te ves un poco cansada." Dijo Shao Ya en saludo y dando su típica cariñosa sonrisa, añadió. "Deberías delegar más el trabajo. Eres la líder de un gremio de tamaño mediano."
Era la voz cariñosa mezclada con el regaño de una hermana mayor preocupada y esa maldita voz, hizo que la expresión de Akira temblara.
"¿De quién es la culpa?" Cuestionó Akira pareciendo la queja de una niña y dándole una mirada, añadió. "Si vuelves. Volveré a ser la guapa jefa reluciente."
La expresión de Shao Ya se ablandó de manera superficial y en vez de responder, dio una sonrisa al acercarse.
"Es mejor que hablemos en tu oficina." Respondió Shao Ya y dando una mirada de disculpa a los demás, señaló. "Solas si es posible."
La tensión aumentó en gran medida y la expresión de Aeko pasó a preocupada mientras que Santiago dio un suspiro, como si supiera más que los demás.
Por otra parte, Oscar le dio una sonrisa motivadora y Akira asintió, tomando con Shao Ya el ascensor.
La subida fue silenciosa y lenta, provocando un aumento de tensión, que Akira no mostró en su rostro.
"Has asumido muy bien el rol de líder. Muy diferente a cuando ibas a la enfermería a perder tiempo a mi lado." Dijo Shao Ya, siendo la primera en romper el hielo.
Fue cuando iba a la Academia Aetherium, hace bastante tiempo, cuando ella era una estudiante que no tenía ni la menor idea de lo que deseaba hacer y esa mujer era la enfermera.
"No sé de lo que hablas. Yo he sido la mejor estudiante de mi año. Mi historial habla de mí." Respondió Akira y entrando a la oficina, le dio un vistazo a su compañera y cuestionó. "¿Quién fue la enfermera que me dejaba estar ahí?"
Ambas se rieron entre ellas y se sentaron en oficina en una atmósfera más amena.
"Así que… ¿Por qué no deseabas que los demás estén aquí?" Preguntó Akira observando a su compañera.
Fue su enfermera durante la academia, pero ahora era su amiga, su colega y una compañera invaluable.
"Los asuntos en mi familia han escalado… Creo que es mejor para mí dejar el gremio." Dijo Shao Ya y sonriendo con calidez, añadió. "No pongas esa cara. Es lo mejor para el gremio."
Era imposible no poner una expresión tristeza al escuchar sus primeras palabras, sin embargo, su expresión cambio al escuchar lo último que dijo.
"¿Lo mejor para el gremio?" Preguntó Akira y tratando de controlar su expresión, dudó. "¿Quieres irte por tu propia voluntad? ¿Has encontrado algo mejor? Perderte no es lo mejor para el gremio."
¿Cómo podría ser lo mejor para el gremio perder a una de sus fundadoras? Como si fuera poco, era Shao Ya, el miembro con mayor experiencia en negocios y un apoyo moral para los novatos.
El Gremio Tormenta Helado era grande y había muchos novatos que deseaban entrar a la vez y a la vez muchos veteranos dejaban sus filas cuando creían que era necesario.
A pesar de ser un gremio de tamaño mediano, la realidad era que estaba muy centralizado y en cierta manera, se impedía que hubiera influencias externas que pudieran afectar al gremio.
Por eso, siempre se ayudaba a aquellos ambiciosos que deseaban más, fueran a lugares como la Empresa Apicius o el ejército japonés, en donde conseguirían lo que buscaban.
Shao Ya en cierto modo, era un pilar moral para los novatos y los veteranos que pasaron a este lugar y no haría ningún bien perderla.
Por tal razón, su voz salió ligeramente cuestionador.
"Es imposible que quiera irme porque lo deseo. Lo sabes. Me encanta este sitio. Es el trabajo de mis sueños, con una jefa encantadora, compañeros increíbles y animados." Respondió Shao Ya y dando un suspiro desanimado, añadió. "Sin embargo, tiene que ver con mi familia. Es complicado."
Era normal que le gustara el trabajo, ya que en este lugar había bastante libertad y que los miembros fundadores se quedaran luego de tanto tiempo, era una prueba de que era un lugar agradable.
Akira no pudo comprender la conexión de su familia con el gremio, cuando no tenían contacto alguno y por eso, dio una sonrisa.
"Oh, justo acabo de perder todas mis citas programadas para hoy." Exclamó, borrando las tareas para del día de hoy y sonriendo, pidió. "Puedes contarme. En este punto, no como una subordinada a su jefa o como colegas y compañeras, sino que como amigas… No, ¡como familia! Puedes hablar, deberías saberlo."
No se trataba de hablar como colegas que trabajaban en el mismo oficio o como jefa y subordinada, sino que hablara como hermanas, que se apoyaron durante tantos años.
¿Fue la sinceridad que había demostrado? Shao Ya dio un suspiro.
"La Familia Shao está en problemas. El Sexto Portal Abismal llevó a que quien iba a liderar la familia muriera junto a otro miembro importante. Como si fuera poco, otras familias han aprovechado esta oportunidad para atacarnos. Especialmente a los miembros con conexiones externas, buscan que la familia quede aislada." Explicó Shao Ya y con seriedad, añadió. "Nuestra familia es diferente. Eligen la heredera entre todos los miembros femeninos. Soy una candidata. La más probable y ellos buscarán que nuestro gremio sufra daño para que no me ayuden."
Aunque Shao Ya no hablaba demasiado de su familia, su etiqueta, modales y educación siempre apuntaron a que fue muy bien educada para asumir puestos relevantes.
Como si fuera poco, cualquier conocería a la Familia Shao, una de las familias más grandes de China y a la vez una, que gobernaba esa nación junto a otras familias.
"He escuchado un poco. Si deseas ser la heredera y todo eso, sabes que te apoyaremos. No necesitas preocuparte por nosotros." Dijo Akira y con confianza, añadió. "Estamos afiliados al ejército y el gobierno. Ellos nos apoyarán evitando que caigamos. Lo máximo que pueden hacer es que perdamos varias mazmorras."
En realidad, no había escuchado nada, ya que desde que estaba preocupada se informó todo lo que pudo.
Supo que la Familia Shao no tenía heredera y que otras familias la estaban presionando en diferentes ámbitos dentro de china.
Los oponentes eran familias de igual importancia y aunque podían ser gigantes en China, su influencia en el exterior era media, comparada a otras potencias.
Incluso si buscaban atacarla, lo máximo que podrían hacer era que perdiera mazmorras importantes y en cierto sentido, no era como si importara, cuando su objetivo siempre fueron mazmorras que otros no deseaban limpiar.
El apoyo del ejército y el gobierno ayudaría a evitar la presión y mayor aun…
"Estamos conectados a la Empresa Apicius. Dudó que tengamos perdidas en lo económico." Añadió Akira y con una sonrisa llena de confianza, añadió. "Somos pequeños, pero no somos débiles."
No era tan ingenua como para pensar que solo podían ser atacadas por los negocios o por la política, sabía que podían ir por su imagen o miembros e incluso apoyar a otros gremios para que buscaran problemas.
Aun así, no eran débiles como para caer con tanta facilidad y menos lo haría cuando estaban tan unidos.
"El oponente es la Familia Xu, que tiene un rango SS y varios altos rangos, ya se han opuesto a la Empresa Apicius." Reveló Shao Ya y dándole una media sonrisa, añadió. "Se han aliado con la Familia Kong, que ocupa cargos políticos y están llevando a la empresa fuera del mercado chino y como aliados de esa empresa, nosotros tenemos perdidas."
Tal respuesta no era lo que esperaba.
Un rango SS, tenía fuerza política con solo su poder y era normal, cuando ellos podrían ser de mucha ayuda para las naciones.
Mover algunos hilos en Japón con algunas promesas no sonaba tan descabellado y llevó a que Akira le encontrara sentido, que estuvieran aislando a las conexiones de la familia.
Como si fuera poco, que ya se estuviera oponiendo a una gran empresa, dejaba ver que no estaban bromeando y era un asunto serio y más cuando esa empresa, era literalmente un gigante en las influencias que movía.
"Soy la candidata más probable, por mi madre y porque en este momento creen que estoy soltera." Dijo Shao Ya y con calma, añadió. "Prefiero no involucrar al gremio. Hemos trabajado duro para alcanzar estas alturas y no quiero que se encuentre con baches por mi culpa."
Como estaba 'soltera', ella era probable que fuera la candidata y la razón era las posibles alianzas que podía obtener.
No sonaba descabellado realizar alianzas con casamiento de por medio y hasta era común que sucediera en varias naciones en donde estos acuerdos eran herramientas de negocios.
Viendo que Shao Ya se levantaba para retirarse, Akira movió su mano generando una barrera de hielo en la puerta, impidiendo el pasado.
"Por favor, Akira. Ya eres mayor para comportarte como una niña." Regañó Shao Ya con un tono tan natural, que causó que ella diera una sonrisa un poco decaída.
Sabía lo que iba a hacer y…
"Me conoces. Una vez que decido algo, nadie me parara." Dijo Akira y levantándose con orgullo, anunció. "Te robé de la Academia Aetherium. ¿Crees que no puedo robarte de tu familia?"
Hace años se dispuso a crear su propio gremio en una decisión tan repentina como sorprendente para ella misma y lo consiguió.
Tuvo dificultades y en cierta manera, no tenía ni el menor conocimiento para lograrlo, pero se esforzó.
Desde mejorar su fuerza, buscar compañeros, estudiar para poder liderar y se esforzó, hasta que lo logró.
Lo llevó hasta tal extremo, que literalmente quiso robarse para sí misma a la enfermera de la Academia Aetherium, una mujer cuyo curriculum estaba más que sobre calificado para este puesto.
"No me estás robando. Es algo que deseo hacer por mi propia voluntad. Estoy asumiendo mi responsabilidad con mi familia." Respondió Shao Ya y elevando su voz, declaró. "Es algo que deseo hacer por mi cuenta. Quería hablar contigo, porque creí que verías el panorama general."
Un panorama que no se veía bien para ellos si la ayudaban.
Como la líder del gremio, debía reconocer que mantenerse al lado de Shao Ya con la amenaza de problemas era malo para los negocios.
"Al parecer no me conoces bien. No importa, tendremos mucho tiempo para que me conozcas." Dijo Akira y dándose cuenta de que la expresión de Shao Ya cambiaba, anunció. "Somos familia. Si ni siquiera puedo apoyar a mi familia, no merezco estar en este puesto."
Era increíble construir este gremio, sin embargo, no era comparable con la amistad y en este caso la hermandad.
Si Shao Ya la conociera, se daría cuenta, de que incluso si la rechazaban ahora, ella se movería directamente para ayudarla, aunque se lo impidieran.
Ahora esa mujer abrió y cerró su boca, desanimándose por completo, como si toda la fuerza que había reservado para despedirse este día, hubiera desaparecido.
"Eres increíble." Murmuró Shao Ya, en un tono que no sonaba para nada un halago y…
"Lo sé." Respondió Akira con una sonrisa gigantesca.
Por supuesto que lo era.
******
En una mesa, en alguna parte de la Ciudad Río de Janeiro, Ye An junto a sus compañeros, estaba esperando a que la jefa viniera.
Había mucho que tratar y lo primero era informar sobre los negocios que se estaban por llevar a cabo, abriendo por primera vez desde hace tiempo.
Lo que se priorizó fue la capacidad de pasar desapercibido dentro del Imperio Sudamericano, para de esa forma evitar que el emperador desee erradicarlos.
Básicamente, se dejaron trabajos que podían ocasionar problemas evidentes, como era algunos negocios turbios de asesinato, que algunos realizaban.
Cazas ilegales de bestias mágicas inteligentes también fue rechazado, al igual que el tráfico de personas, venta de órganos y varios negocios cuyo daño, podían ser visible.
Bastet era muy rigurosa con la idea de que no llamaran la atención y la base de esa idea era no dañar, herir o lastimar inocentes o reducir las consecuencias al mínimo.
Evitar enfrentamientos con policía y autoridades, al igual que evitar cualquier daño a civiles tanto como fuera posible.
Ye An estaba de acuerdo.
¿Y cómo no lo estaría? Cualquiera que tuviera algo de experiencia, sabría que el Emperador Víctor le encantaría usar a alguien que dañaba su gente, para mostrar que con sus ciudadanos no debía meterse.
Por eso, cualquiera con una neurona funcional evitaría sobornar políticos, ya que a Víctor le gustaba aplastarlos tanto a los políticos como aquellos con los cual tenía una relación.
A pesar de que la venta de algunas drogas se le fue prohibida, Ye An estaba contenta, puesto que había muchas drogas y elementos alquímicos que eran ilegales, pero que a la vez no afectaban desmedidamente a las personas.
Ella no era la única contenta, ya que incluso el Conde Lakatos que tenía prohibido asesinar o dañar bestias mágicas inteligentes, tenía caminó libre para moverse con otras criaturas más salvajes.
Octavio tenía prohibido la venta de armas que podrían llevar a ataques terroristas o a eventos mayores, pero ese hombre traficaba para el exterior, especialmente a los señores de la guerra africanos.
Ignacio estaba más limitado, ya que por lo general su gente trabajaba en diversas tareas del bajo mundo y a veces se veía en conflicto con las autoridades.
No obstante, no significaba que perdiera trabajo, sino que tendría que aumentar la capacidad de su gente y eso significaba una mayor fuerza.
Los beneficios estaban ahí, cerca de ellos, esperando a que sean tomados y si bien debería ser un ambiente alegre, la sala estaba en silencio.
"¿Creen que venga? Ha estado demorándose bastante." Dijo Octavio, tratando de ocultar la preocupación en su voz y dando un suspiro, murmuró. "Espero que esté bien."
No estaba haciendo referencia a la salud, sino que a la mentalidad.
Bastet era feroz y alguien muy capaz, teniendo a una excelente mano derecha como ayudante.
Lo más increíble, era su fuente de información tan certera que daba miedo y a la vez, el misterio de su respaldo.
Todavía recordaban que esa mujer, literalmente golpeó a Aldina, la antigua jefa criminal de la ciudad en medio del restaurante de la Empresa Apicius.
Y lo más sorprende fue que no dijeron nada.
"Debe estar arreglando los pormenores." Dijo Ye An.
¿Bastet estaba conectada a la Empresa Apicius? Era una caníbal, que le encantaba la comida y la probabilidad que hiciera trabajos sucios para esa gran empresa o algunos de sus directores regionales, era bastante alta.
Sin embargo, no se atrevió a mencionarlo y nadie de esta sala, lo haría y menos cuando esas empresas estaban diferentes alturas.
Si empezaban a dejar salir el rumor, era posible que la empresa se moviera para limpiar su imagen o peor aún, enviar a otros que trabajaban con ellos para encargarse de los sucios asuntos de silenciar a los habladores.
Hasta era viable que Bastet fuera uno de esos que trabajaba para la Empresa Apicius en las sombras.
Las probabilidades eran aterradoras y el misterio generaba cierto temor, sin embargo, a la vez confianza.
El único problema era…
"¿Creen que haremos el contrato?" Preguntó Ignacio sin ocultar la seriedad en su voz.
Cada uno de los presentes, dio una expresión solemne, que no pudo ser ocultada.
Necesitaban hacer un contrato, preferiblemente en nombre de un Dios, que pueda asegurar que ellos estarían a salvo.
Bastet tenía problemas mentales y en cualquier momento podía enloquecer y si en ese momento ellos eran los objetivos, estarían muertos.
¿O qué sucedía si alguna vez quería comerlos a ellos? La incertidumbre era demasiado alta y necesitaban seguridad.
La seguridad de un contrato en nombre de un Dios, que pudiera castigar o retener a Bastet cuando enloqueciera.
El modelo de negocios, la unificación de la ciudad y los límites eran asuntos aceptables y de cierta manera, Ye An siempre deseo tranquilidad en el bajo mundo.
Sin embargo, esa calma podía ser amenazada por Bastet si un día se desataba.
"Ya viene." Dijo el Conde Lakatos y desde afuera se escucharon pasos.
La puerta fue abierta por María y Bastet llevando la máscara de hueso blanco, entró al lugar mientras sus labios pintados de negro inclinaban en una sonrisa al ver que todos se levantaron.
"Iré al grano. He leído los informes de los negocios y me alegro de que estén de acuerdo con las condiciones que he recomendado. Pueden comenzar de inmediato con los negocios." Dijo Bastet con calma, llevando a que la atmósfera mejorara y con una sonrisa, añadió. "En cuanto al contrato… Pronto lo haremos. Supongo que nadie quiere ser corrompido o controlado por algún dios demoniaco, ¿cierto?"
Todos asintieron.
El mayor problema del contrato con algún tipo de Dios, era que esas entidades no eran confiables y si alguien actuaba sin precauciones, podían ser atados a esas deidades.
Lo mejor para ellos fue, que Bastet se encargara de organizar un ritual con las precauciones necesarias y con alguna entidad que al menos fuera un poco confiable.
Que supiera sobre los peligros dio cierta confianza.
Sin embargo, Bastet no terminó en ese punto y haciendo una señal, María proyectó el mapa de la ciudad y sus alrededores.
La única diferencia era que estaba marcado con algunos colores que cubrían ciertas regiones y cuyos nombres llamaron la atención de los presentes.
"Las organizaciones que controlan el bajo mundo al norte y noreste, son pequeñas. Controlar la ciudad Belo Horizonte no se ve complicado, podemos reunirnos con los líderes y unirlos a nuestra organización. Dudó que rechacen, cuando sus negocios vienen a nuestro puerto. Aunque es otro asunto si se adaptan a nuestras regulaciones." Reveló Bastet y señalando la ciudad al noreste, añadió. "En cambio, la ciudad Salvador de Bahía será más fácil. La última gran redada golpeó a las organizaciones criminales y ellos están acorralados. Aceptarán nuestro modelo de negocios y más cuando saben las consecuencias de enfrentarse al imperio."
Todos los presentes parpadearon sorprendidos y prácticamente incrédulos.
No solo por los datos de la información que le estaban mostrando, que estaba perfectamente organizado con los nombres de quien controlaba cuál zona, sino que a lo que estaba apuntando Bastet.
"Por lo general, la mayoría de las ciudades en Brasil son de este tipo. Sin embargo, hay una excepción." Dijo Bastet y señalando a una ciudad al oeste de Río de Janeiro, anunció. "São Paulo. Desde allí vinieron quienes deseaban detenerme y en ese lugar, es en donde los enfrentamientos continúan con mayor ímpetu."
Las imágenes empezaron a mostrarse, desde asesinato, enfrentamientos, batallas y muchos negocios que no estaban a la vista del público, que continuaban en esa ciudad.
Los informes de los criminales también aparecieron a la vista.
"Es un lugar lúgubre. Estoy hablando de pandillas enfrentándose a otras pandillas, de las autoridades imperiales muy metidas en el meollo. Es uno de los pocos lugares del Imperio, en donde el crimen no puede ser erradicado. Una mancha que el Emperador le encantaría borrar." Dijo Bastet y sonriendo, reveló. "Una mancha que nosotros podemos aprovechar. Una vez que nos hagamos cargo de este bastión, nos haremos una reputación en todo el bajo mundo de Sudamérica y las organizaciones vendrán rogando por cooperación."
La expresión de esa mujer estaba llena de ambición y eran los ojos rojos en forma de gato, lo que atrajeron la atención de todos.
El deseo de conflicto, de batalla y sangre, de conquistar todo el lugar, queriendo buscar enfrentarse a nuevos enemigos
Una ferocidad y locura, sin igual y la ambición para intentarlo.
Ambición que estaba respaldada por una fuente de información y un preparativo exhaustivo, que demostraba que no era una simple buscapleitos.
Ye An que tenía los pelos de punta por el escalofrío dejó salir su aliento que tuvo conteniendo.
Fascinada por lo que esa mujer buscaba lograr.
Los ambiciosos que deseaban compararse a la antigua Reina del Norte existían y la diferencia era que Bastet, al conquistar la ciudad de la nada, daba confianza.
La suficiente confianza como para apoyarla.
******
En una silenciosa sala de enfermería, Aurora escuchó el informe del vampiro capturado.
"Luciana es una… Lunática. No se detendrá. Buscará la manera de lograr su objetivo cueste lo que cueste." Dijo el vampiro y apretando sus puños mientras revelaba sus colmillos, añadió. "Es peligrosa."
Ese individuo fue utilizó como sujeto de experimentación, sufriendo la crueldad de una científica extremista y sin códigos morales.
"No necesitas contarnos los detalles. Deseamos saber si durante tu cautiverio viste algo o recuerdas detalles que pueden guiarnos a encontrarla." Pidió Aurora con calma y dándose cuenta de que había rencor en los ojos del vampiro, añadió. "Si la encontramos la detendremos."
La ira de ese vampiro estaba dirigida a la científica que lo torturo durante semanas y obtuvo calma, cuando ella mencionó que lo detendrían.
Vinieron a buscar a Cithrel, sin embargo, en este punto Aurora no podía quedarse quieta y más cuando tenía la oportunidad para intervenir.
Le gustará o no ya estaba involucrada en este asunto y si tenía la oportunidad se encargaría del tema.
A la vez que trataría de encontrar a Cithrel… No, en este punto a lo que tenía que apuntar era evitar que esa princesa hiciera algo de lo que se arrepintiera.
"Yo… No recuerdo demasiado." Respondió el vampiro y tras un segundo, añadió. "Desconozco la maquinaria, pero ella pedía elementos alquímicos. Dudo que sean fáciles de conseguir."
Aurora que escuchaba anotó los nombres que a ella le parecieron desconocidos y luego al terminar, abandonó el lugar después de agradecerle por la cooperación.
"¿Escuchaste? ¿Puedes ver si es posible de rastrear?" Preguntó Aurora al salir, por el sistema de comunicación, haciéndole una señal a su hermana para que se acercara, empezó a salir del lugar.
"Me encargaré, pero… ¿Crees que ellos todavía estén en Ankara? Tal vez Cithrel, ya haya solucionado el problema." Respondió Liam que estaba escuchando.
El laboratorio principal fue tomado por las autoridades de la Iglesia del Orden y no se encontraron a los principales objetivos que buscaban capturar.
A la vez encontraron rastros de un ataque anterior y era imposible saber si aquella persona que atacó el lugar tuvo éxito o no.
Sin embargo, Aurora estaba segura de un punto.
"Cithrel no lo ha detenido. Si lo hubiera hecho me hubiera avisado a mí o de última a Venali, para que dejáramos de intervenir." Murmuró Aurora con una expresión dudosa y dando un largo suspiro, añadió. "Al final, no importa. Necesitamos cualquier pista para encontrar a nuestros objetivos. Trata de verificar las ciudades aledañas."
Le estaba pidiendo que rastreara algunos elementos que utilizaba la investigadora principal para de esa manera rastrear a los culpables.
Una tarea colosal que podría no llevar a nada, ya que, si tenían un mago espacial, esos individuos podrían comprarlo de ciudades que estaban en la otra esquina de este mundo.
Sin embargo, en este punto era la única pista que tenía disponible.
"Le pediré a mi conocido en la Empresa Cosmos un poco de su ayuda." Agregó Aurora sabiendo que la tarea era compleja.
Recordaba que Kairos le ayudó a encontrar el laboratorio en la República de África Occidental, en la que la droga que usó Xu Long se estaba haciendo.
Lo hicieron rastreando los materiales que se empleaban y ahora, ella deseaba lograr lo mismo y pedirle ayuda a su pretendiente, le pareció una buena opción.
En este punto cada vez tenía menos incomodidad a pedirle ayuda.
"Comprendo." Respondió Liam antes de terminar la llamada.
Tan trabajador como siempre, su compañero era imparable en las tareas que se metía.
Aurora suspiró y le dio una mirada a su hermana, que estaba atenta al reloj holográfico.
"¿Aburrida?" Preguntó con calma, al darse cuenta de que la expresión de Alice se veía ligeramente gruñona.
"No. Solo es que me están molestando demasiado." Respondió Alice y dudando unos segundos, dio un suspiro y añadió. "Lo siento, por no poder ayudar."
¿Sus nuevos amigos la estaban molestando? Aurora que estaba conteniendo su risa al escuchar tal revelación, dio una sonrisa al oír la disculpa.
"Yo soy quien debería disculparse por traerte a estos asuntos." Respondió Aurora y recordando lo sucedido con los Ejecutores del Orden, señaló. "Aunque deberíamos culpar a Cithrel por causar problemas."
Era Cithrel la razón por la cual vino a este lugar, involucrándose en estos asuntos y lo peor, era que esa princesa, no estaba bien en su totalidad.
Si lo estuviera, hubiera sido fácil decirle que no se involucrara e incluso le hubiera avisado a Taqiyya que estaba a salvo.
Estaba siendo guiada por su sed de sangre y el problema era que el resultado de que ella se soltara, podría desencadenar la cuarta profecía.
Aunque le desagradaba esa profecía y algunas otras tenían cierta realidad en ellas.
"No te ves molesta." Señaló Alice con calma.
"Claro, que no. Imagínate los beneficios que podríamos conseguir si ayudamos a la princesa." Dijo Aurora y sonriendo al acercarse a su hermana, susurró. "Podrías pedir todos los platos que deseas a Urfin o hasta robarlo como nuestro chef personal."
Aunque estaba bromeando, los ojos de Alice se centraron y esa glotona dio una mirada hambrienta, tomando sus palabras de manera literal.
La expresión de Aurora tembló por un segundo al darse cuenta de su posible error.
En realidad, no le importaban los beneficios y menos la comida, solo deseaba ayudar a una amiga que parecía estar metiéndose en problemas y lo hizo, porque ella creía que de esta forma respondían los amigos.
Incluso si la culpa estaba en uno, un amigo era aquel que estaba siempre para ayudar, de la misma manera que Alice estaba siguiéndola a ella.
Sin embargo, por la mirada de Alice ligeramente emocionada, ella obtuvo una nueva razón para moverse.
Únete y habla con otros lectores: discord.gg/WG8FX75