En un gigantesco auditorio en Londres, Agatha que estaba en el podio dio una mirada a su reloj holográfico dándose cuenta de que ya era hora de terminar.
"Les dejaré hacerme una pregunta antes de retirarme." Dijo Agatha al público que estaba no solo llenando los asientos, sino que estaban sentados en los escalones.
La mayoría eran estudiantes de la secundaria de la Academia Merlín, con los cuales había arreglado una conferencia de magia, pero en este punto estaba lleno de profesores, magos extranjeros y hasta autoridades del gobierno.
Las conferencias de poderosos magos eran siempre muy concurridas y en el 'mundo mágico' era normal que ella fuera tratada como una de las mejores magas del mundo.
Todos levantaron sus manos al instante queriendo realizar la pregunta, incluyendo a los profesores y a aquellos que no deberían haber estado aquí.
"Vine por los estudiantes." Dijo Agatha y viendo que muy pocos se atrevieron a bajar las manos, añadió. "No soy como Su Chin, así que no les explicaré sus tesis o arreglaré sus hechizos. Que los estudiantes hagan una pregunta rápida y simple."
El Sabio Su Chin era muy conocido por sus conferencias y cualquier mago que fuera inteligente le gustaría asistir o comprar uno de sus preciados asientos para realizar una pregunta específica.
Sin embargo, ella no era Su Chin y no estaba aquí para ayudarlos a completar sus hechizos o explicarles complejos problemas mágicos.
A diferencia de Su Chin no enseñaba 'teoría' y ella era más 'práctica', algo normal para alguien tan versátil en varias magias.
Viendo que tras su comentario los adultos y lo que normalmente no fueron invitados bajaron la mano, solo quedaron los estudiantes de la Academia Merlín que no alcanzaban la mayoría de edad.
Seleccionando a un joven delgado y serio entre la multitud, el joven estudiante respiró hondo.
"Gabriel Ferris. Mago de Maldición de rango C." Se presentó el joven y con seriedad, dudó. "A mi edad no tengo acceso a libros ni grimorios de magia de maldición y siento que soy inútil. ¿Cómo podría mejorar mi magia por mi cuenta?"
¿A su edad? Parecía estar en sus quince, tal vez dieciséis años.
Era bastante normal que no tuviera acceso a libros y grimorios más avanzados, después de todo era bastante joven para que aprendiera sobre ellos y más la magia de maldición que era tan compleja y podía ser problemática.
"A tu rango es posible que seas capaz de lanzar maldiciones pequeñas que aumenten el hambre o el sueño." Dijo Agatha y viendo que asentía, añadió. "Si quieres mejorar lleva tales necesidades al extremo. Todos los seres vivos tienen una necesidad que puede llevarlos a derrumbarse si no la ven satisfechas."
Los humanos necesitaban beber, comer e incluso dormir, pero de ciertas formas las criaturas mágicas también tenían necesidades y esa era obtener suficiente energía mágica para mantenerse.
"Hagan otra pregunta más fácil que la anterior." Añadió Agatha con un tono simple.
Le agrado que el joven fuera simple con su pregunta y le dio tiempo para que alguien hiciera otra pregunta simple.
Viendo como otra vez los estudiantes levantaban sus manos, Agatha seleccionó a una jovencita sentada en los primeros asientos.
Vestida de forma elegante, con una mirada altiva, su cabello rubio y ojos celestes junto a su presencia resaltaba entre los estudiantes, como una aristócrata entre los plebeyos.
"Érica Reynolds. Maga de hielo." Se presentó la joven y poniéndose ligeramente nerviosa al pensar en lo que iba a decir, preguntó. "¿Usted es más fuerte que el 'Enemigo de la Humanidad'?"
Parecía más joven que el estudiante anterior y que preguntara sobre una comparación de fuerza, demostró que de hecho era joven.
Solo que a Agatha le gusto la pregunta y se rio suavemente.
"Somos diferentes. No solo en las magias con las cuales no hemos convertido en Archimagos, sino que también en capacidades." Dijo Agatha y con calma, añadió. "Su magia de invocación es única y su magia espiritual aterradora, ni hablar del desarrollo de la magia de ilusión. En cuanto a su magia elemental estaba diseñada para ser lanzada por varios magos al mismo tiempo."
Agatha en vez de responder en la fuerza personal, decidió ir por el lado mágico del asunto.
Lo conocía, era imposible que no pudiera conocer a esa persona que todos miraban como alguien de temer y también había leído no solo sus libros de magia, sino que sus notas personales y había escuchado como hablaba de sus hechizos.
Si ella tenía la capacidad de controlar la energía mágica, ese individuo era capaz de lanzar hechizos extremadamente complejos en segundos, como si decenas de magos trabajaran juntos.
Al final, la respuesta fue lo mismo tanto si iba por las capacidades mágicas, teóricas o solo la fuerza que era capaz de mostrar.
"Sin duda él sería más fuerte." Respondió Agatha causando varios murmullos y sin darle importancia, añadió. "Gracias por asistir a la conferencia."
Con esas palabras de pura cortesía, ella se retiró sin tener intenciones de aclarar las diferencias.
No le importaba que la relacionaran con el 'Enemigo de la Humanidad' y más en este punto, pero la mayoría creería que lo sabía debido algún tema de la iglesia, que por su vida personal.
Saliendo a la parte trasera, cuando Agatha estuvo por retirarse vio a un joven que no pudo evitar.
"Supongo que Margaret está molestando." Dijo Agatha mirando a Artorius de Wessex el Príncipe Heredero.
"Sí. Madre ha requerido su presencia en el Palacio de Buckingham." Informó Artorius con una expresión en calma y mirándola, añadió. "Mi hermana también envía sus saludos y se disculpa por no venir por ella misma a llevarla."
¿Se estaba refiriendo a la Princesa Isabel?
"Lo dudó." Respondió Agatha viendo como el joven tragaba ante su tono tan seco.
Sin cambiar de expresión ella lanzó su hechizo que había estado preparado y cuando los alrededores se distorsionaron, pudo sentir resistencia de las defensas del lugar a donde estaba dirigiéndose, pero luego simplemente las rompió.
Desde que instalaron una barrera para sellar la ciudad de Zerzura, Agatha había estado mejorando su magia para romper barreras y ahora se le daba bastante bien.
Llegando a una sala altamente decorada y lujosa, el príncipe abrió y cerró su boca con sorpresa al darse cuenta de que estaban en el Palacio de Buckingham.
"¿Y la seguridad?" Dudó el joven con una mirada solemne y seria.
"No necesitas guiarme." Dijo Agatha sin importarle el joven, empezó a moverse realizando pequeños saltos en el espacio.
Luego de treinta segundos la alarma se activó y los guardias pasaron por su lado mientras ella se ocultaba con magia mental para impedir que la pudieran ver.
Incluso si eran rangos S y utilizaban muchos artefactos costosos y poderosos, una vez que alguien atravesara la seguridad era bastante fácil, infiltrarse.
Su caminata la detuvo en una biblioteca personal y ella entró sin tocar.
"Que falta de respeto por parte de nuestro rango SS nacional." Dijo una voz algo vieja que llevaba cierta fuerza única y cuando ella entró, añadió. "Y qué falta de respeto de una ciudadana británica."
La voz provino de una anciana que estaba sentada leyendo un libro y si bien parecía cansada, la mirada llena de vitalidad era innegable.
Cabello rubio y ojos celestes que no perdían su brillo a pesar de que estaba por alcanzar sus sesenta años de edad.
"Nací aquí, pero si tuviera que designarme de algún lugar seria de la tierra." Respondió Agatha y cruzándose de brazos, añadió. "No debo prestar respeto a nadie y no soy su rango SS nacional."
Esa mujer estaba haciendo referencia a que ella nació en estas tierras y tenía la ciudadanía, pero Agatha no tenía ningún sentido de nacionalismo.
Y sin duda rechazaría convertirse en un rango SS nacional, cuando solo ese título tenía responsabilidades, que no deseaba asumir.
Ya era suficiente que fuera un alto rango de la tierra.
"Que irrespetuosa. ¿Siempre eres así con los mayores?" Preguntó la Reina Margaret y viendo que Agatha ni siquiera sonreía, añadió. "El último que dijo que no pertenecía a una sola nacionalidad y que era sudamericano, ahora es Emperador de Sudamérica… ¿Piensas hacer lo mismo?"
Esa mujer solo estaba bromeando con la diferencia de apariencia con respecto a sus propias edades.
En cuanto a sus segundas palabras, podían parecer una broma que lo comparaban con Víctor, pero a la vez Agatha pudo sentir curiosidad real.
Víctor se autoproclamaba sudamericano en vez de la nacionalidad del país en donde había nacido y en el último año había creado el Imperio de Sudamérica, ahora esa mujer estaba cuestionando si seguiría con esa línea de acciones.
"¿Para qué me llamaste, Margaret?" Preguntó Agatha sin tener intenciones de meterse con sus tontos juegos.
Esa mujer ocultaba muchos secretos y ahora que ella había perfeccionado su magia de metamorfosis, se dio cuenta de que tales secretos no solo estaban relacionados con temas nacionales, sino que personales y tal vez de apariencia.
Al final como tantos temas antes, no le dio importancia.
"¿Oh, no puedo solicitar una audiencia con una compañera?" Cuestionó Margaret con un tono de un anciano algo herido.
¿De verdad iba a seguir con sus juegos? Agatha que estaba pensando en que tenía cosas que hacer, solo se sintió algo molesta por todas las vueltas que daba para no ir al tema.
Y lo peor fue que esa mujer se divertía viéndola ser impaciente.
"Vamos, era una broma." Dijo la mujer al ver que fruncía el ceño y tras un momento, añadió. "Solo estaba curiosa por tu estado."
Agatha la ignoró y se concentró en los alrededores, no era como si alguien estuviera escuchando, ya que la seguridad era alta.
Tampoco se trataba de los guardias del palacio que estaban siendo criticados porque ella superara la seguridad de las barreras y pasara desapercibido.
Era por la energía mágica de los alrededores, que empezaba a ser atraída a su cuerpo y si bien al principio fue ligero, la velocidad estaba aumentando de forma considerable.
Esa era la causa de su fruncir de ceño.
"Gracias. Tu invitación acaba de desencadenar mi ascenso." Gruñó Agatha molesta y viendo que Margaret elevaba sus cejas sorprendida, solo dio un suspiro.
"¿Necesitas ayuda? Si lo deseas puedo traer a los magos de la nación y pedir algunos de la Unión Europea." Dijo Margaret con un tono serio y volviéndose ligeramente grave, añadió. "Tu constitución es algo única y puede ser problemática."
No era raro que la gente supiera sobre su constitución y de cierta forma era inevitable.
Hasta era posible que algunos estudiosos como la mujer que estaba al frente de ella, que era una experta en las constituciones y habilidades innatas, supieran profundamente la verdad.
Al igual como algunos sabían lo que sucedía con el Arcángel Miguel que tenía una habilidad innata y era rango SSS.
"¿Quieres tener un objeto de experimento?" Cuestionó Agatha y viendo que la expresión de esa Reina temblaba, añadió. "Y no, ya tengo alguien que me ayudara."
Con esas palabras volvió a romper la defensa del palacio y el espacio a su alrededor se distorsionó cambiando varias veces para que no la siguieran.
Utilizar el complejo hechizo que la estaba moviendo literalmente a otro continente consumió una gran cantidad de energía mágica y a la vez provocó que su ascenso se volviera difícil de retener.
Cuando el espacio se estabilizó, ella se encontraba en Nepal, en uno de los templos psiónicos y su llegada sorprendió a un monje que estaba meditando y al instante siguiente sus ojos se volvieron púrpuras.
"Fenghuang es hora." Dijo Agatha viendo a ese monje, específicamente a la entidad que controló el cuerpo del monje.
"Lo veo. Seguiremos con el plan, ¿cierto?" Preguntó esa entidad conocida como la Bestia Santa de China.
El Fénix, una entidad psiónica de gran poder, era uno de los preparativos para su ascenso, específicamente para protegerse del lado psiónico de este mundo problemático.
Su ascenso no iba a ser nada simple y que la energía mágica de los alrededores estuviera siendo atraída a ella en cantidades que cualquiera consideraría varios hechizos prohibidos era la prueba de que el cambio era mayor de lo que esperaba.
El problema era que toda esa energía mágica la estaba alimentando, buscando desencadenar su ascenso.
El Fénix en vez de quedarse quieto hizo que sus alrededores cambiaran, solo que esta vez fue viaje psiónico en vez de espacial.
En este lugar la energía mágica no pudo entrar y ella sintió algo de calma al poder tomarse un respiro.
Primero se preocupó por su esposo que si se enteraba de su ascenso se alarmaría lo suficiente como cuando su primer hijo nació.
Luego pensó en sus hijas, sintiendo que el cambio podría demorarse demasiado tiempo y que le fallaría a Alice, con la cual había prometido una cena y Aurora con la cual iba a ir a un concierto de una antigua amiga de su hija.
Si bien ella fue invitada, porque Alice no le gustaban las multitudes y la nueva amiga japonesa de su hija, fue castigada por sus padres al ser descubierta haciendo misiones peligrosas, Agatha deseaba asistir.
Tuvo miedo…
"Jezabel."
Y fue por eso que dijo el nombre de su nuera, pensando en ella… Pensando en el Diablo Inmortal, la Emperatriz del Infierno y la Diosa Primordial de la Destrucción y el Caos.
Aquella que, en vez de ayudarla, podía llevarla a que se convirtiera en algo más profundo de lo que deseaba.
"¿Sigues pensando tan mal de mí? Me siento herida."
Desde los alrededores una voz infantil sonó y el fuego mismo quemó parte del plano astral cuando la voz se extendió.
"Lo siento. Tu pasado te precede." Murmuró Agatha, cuando los alrededores volvieron a cambiar y ella llegó a un pequeño jardín en algún lado de las montañas del Himalaya.
El miedo que tenía desapareció y ella tratando de levantar su mano, pudo ver que sus dedos empezaban a convertirse en motas de energía mágica sólida antes de desaparecer en los alrededores.
Su conciencia se estaba extendiendo cada vez más mientras que su cuerpo desaparecía y ella se sintió pequeña cuando sintió la inmensa cantidad de energía mágica a cientos de kilómetros alrededor.
En lo profundo de su mente, sintió que podía controlar esa energía mágica cuando su voluntad prevaleciera y la convirtiera en parte de ella misma.
Fue la idea de omnipotencia lo que despertó otro pensamiento… ¿Qué pasaba si controlaba toda la energía mágica de todo este mundo?
Si dejaba que su conciencia se extendiera sin límites, manteniendo su voluntad y razón de sí misma sin perderse cuando su cuerpo se volviera en parte de la energía mágica, era probable que el poder que obtendría sería increíble… No, no sería ni siquiera humano o simplemente algo que un mortal tendría.
"¿Puedes dejar de poner esos pensamientos en mí?" Preguntó Agatha mientras se concentraba en su brazo que ya había desaparecido hasta el codo.
No salía sangre, sino que era como si una muñeca de porcelana cuyo interior estaba lleno de aire se rompiera un brazo, dejando salir lo que tenía en su interior… La única diferencia era que ahora ella era ese cascarón.
"¿De qué hablas? No estoy poniendo ningún pensamiento." Respondió la voz cuando una figura de fuego se manifestó y al darse cuenta de que ella sonreía, murmuró. "Así que en el fondo eres ambiciosa."
Los pensamientos de omnipotencia, de pedirle ayuda a esa existencia que ahora parecía divertirse para que la ayudara a extenderse de forma limitada y ascender más allá del simple rango SSS, era algo atractivo incluso para ella.
En este momento Agatha era como una gota de agua cayendo a un gigantesco océano, sin embargo, con esa figura volando a su alrededor a su lado, ese océano podía ser quemado lo suficiente como para que ella lo controlara.
Y fue la garantía de éxito, el sentido de poder y lo que era capaz de convertirse, lo que la atrajo lo suficiente como para tener pensamientos ambiciosos, a pesar de que ya había rechazado a esa pequeña varias veces.
Al final, no importó, ella no tenía deseos de cubrir la necesidad de este mundo y en este momento lo único que deseaba era terminar con esto e ir a ver a su esposo y luego cuando llegara el momento ir con sus hijas.
"¿Entonces vamos con lo que has planeado?" Preguntó la figura de fuego y quemando la realidad cuando ella asintió, declaró. "Eres aburrida, Agatha. ¿Lo sabías? Aunque es lo mejor que no hagas ninguna apoteosis o, sino la energía mágica del mundo se volvería inestable hasta tu ascenso."
La niña de cabello rubio que apareció al frente de ella, se rio entretenida cuando observó su mirada seria.
Ella le gustaba divertirse, diciendo algunas posibilidades y no revelando las consecuencias de sus decisiones y si bien era probable que antes que lo hiciera se la señalara, sin duda seria en el momento cuando no tuviera tanto tiempo para pensarlo.
Sintiendo como su cuerpo físico desaparecía transformándose en pura energía mágica, Agatha solo agitó su cabeza ya habiendo conocido a la pequeña demasiado como para no sorprenderse de sus acciones.
Pudo observar que el espacio del lado psiónico estaba asegurado por el Fénix y solo falto un apoyo extra antes de que el calor de la presencia de su nuera causara oleadas de calor en todo el mundo.
"Aión." Murmuró Agatha con seriedad.
Al igual que atrajo a la pequeña solo con decir su nombre en su mente y pensar en ella, el Dios del Tiempo y el Espacio también podía ser conectado solo con decir el nombre.
Sin embargo, tras un par de segundos, no hubo nada y…
"…"
Solo fue varios segundos después que apareció y Agatha se tragó sus insultos y sus comentarios mordaces.
Un Dios que era adorado por su omnisciencia ni siquiera llegaba a 'tiempo' cuando era llamado.
"Los Primordiales tenemos otras tareas." Dijo Jezabel viendo su expresión y riéndose divertida, murmuró. "Matar el aburrimiento de nuestra existencia sin fin es importante."
Ella se rio a carcajadas con su propia broma.
Estaba diciendo que lo que fuera que el Dios del Tiempo y el Espacio estuviera haciendo, era una distracción que buscaba calmar su aburrimiento.
Y esa fue una broma, pero no para ella, sino que para la existencia que estaba presente y que el tiempo se distorsionara alrededor de la pequeña, dio la impresión de que la otra parte la estaba regañando.
Solo que lo hizo de la misma forma que alguien trataba de regañar a una sobrina problemática… Agatha ocultó sus pensamientos lo mejor que pudo.
"Si es posible me gustaría terminar con todo esto rápido." Murmuró Agatha cuando gran parte de su otro brazo empezaba a desaparecer.
No se trataba de que empezaran ahora, sino que necesitaba que el 'tiempo' pasara más rápido, para que de esa forma su transformación que duraría semanas, tal vez meses, se realizara en horas.
Así podría ir a ver a su esposo antes de que se preocupara.
La respuesta fue un sellado total del área, como si se creara otra realidad y Agatha al sentir que estaba todo listo, solo cerró sus ojos y dejo de resistirse.
Mientras que todo su cuerpo desaparecía convirtiéndose en energía mágica.
******
Antón que estaba utilizando un artefacto para mantener su cuerpo contenido en un hombre de dos metros, frunció el ceño al ver la hora.
Estaba en el Gremio de Héroes designando a los diferentes altos mandos que liderarían el lugar cuando se fuera.
La verdad era que los fundadores como él o no estaban tan interesados en encargarse del gremio o tenían sus propias obligaciones.
El Director Vincent que buscaba retirarse y centrarse en su academia era uno de ellos y el Anciano Harris encargado del Gremio de Aventureros era otro de esos individuos.
Ni hablar de su esposa, que se encargaba de la iglesia.
Al pensar en ella, volvió a fruncir el ceño debido a que había pasado más de una hora y su esposa no venía a buscarlo o le avisaba.
No era necesario que viniera, pero hoy tenían una cita y a su esposa le gustaba llegar a tiempo cuando se trataba de su asunto.
"¿Algo sucedió con su conferencia?" Dudó en voz alta con una mirada pensante.
Era probable que su conferencia se hubiera extendido o tal vez la nobleza británica la estuviera molestando de vuelta.
Aunque si fuera de esa forma le avisaría y eso era lo que le preocupaba un poco.
Su esposa no era alguien que se olvidara de avisar que llegaría tarde o que estaba ocupada.
Dudando si esperarla o avisarle que volvería a casa, pudo sentir como la energía mágica se manifestaba a su alrededor en una cantidad que era absurda.
Tensando sus musculosos de forma inconsciente mientras su cuerpo entraba de inmediato en guardia, pudo ver a una figura formándose al frente de él.
Literalmente formándose desde las motas de energía mágica, recreaban un cuerpo de una manera que solo podía describirse como 'mágica'.
"Cariño." Exclamó Antón, sosteniendo a su esposa, que acababa de formar su cuerpo y la ropa de una forma tan misteriosa.
Su voz salió preocupada y fue inevitable cuando pudo sentir la fuerza de la otra parte, lo suficiente como para que él se sintiera amenazado ante el poderío que el delgado cuerpo de su esposa ocultaba.
Como si fuera poco, podía captar como el cuerpo atraía la energía mágica de los alrededores como si buscara mantenerse.
"Estoy bien." Dijo Agatha al dejarse caer en sus brazos y cuando él la observó, ella dio una suave sonrisa y murmuró. "Perdón por llegar tarde, cariño. Tuve un pequeño problema."
No fue un problema pequeño… Antón que tenía una expresión seria al saber que su esposa acababa de ascender, solo se tragó su enojo de que no le avisara nada y al final dio un suspiro.
Esa clase de persona era su esposa y ahora se alegraba de que estuviera bien.
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