Una mujer asiática bajó de un auto de lujo y su mirada se posó en el edificio de la Empresa Apicius, la sucursal de Río de Janeiro.
¿Cuál era el mejor lugar para una reunión de criminales?
En este mundo en donde una sola persona podía ser un peligro era difícil elegir un lugar en el cual todos los que vendrían, estarían de acuerdo.
Nadie desearía ir a territorio de otro, después de todo a pesar de que estaban por hablar, no significaban que fueran amigos y claro, ir a un lugar neutral significaba caer en una trampa.
Un lugar demasiado público podría alertar a las autoridades imperiales y un lugar apartado, significaba que podían ser usados por sus rivales.
El resultado ante esa pregunta fue simple… Ir a un lugar de un tercero, un lugar en el que nadie trataría de molestar o nadie se pasaría de listo y en caso de que lo hicieran, se meterían en contra algo más grande que ellos.
Ese lugar era el restaurante del último piso de la Empresa Apicius.
Un lugar en donde se podía llevar toda clase de negocios, comer deliciosa comida y tener una excelente privacidad, pero a la vez la seguridad de que, si alguien atacaba, los guardias de la empresa, intervendrían.
Había demasiados gremios afiliados a la Empresa Apicius solo en Río de Janeiro y algunos tenían la seguridad de este complejo como único trabajo.
Ajustando su moño en el cabello sujetado por dos largas agujas, Ye An caminó al interior del edificio sin incomodidad.
Entrando a un verdadero terreno neutral, apenas dio unos pasos un secretario se acercó para llevarla con naturalidad.
Ye An contuvo su expresión, pero por dentro pensaba que la persona que la invito, tenía al menos la capacidad para preparar un lugar.
Vistiendo un vestido tradicional chino conocido como qipao, a pesar de que estaba en sus cincuenta tantos, en realidad parecía bastante joven.
Esa juventud no podía ocultar la experiencia de la edad.
China era un lugar gobernado por las familias más poderosas de la región y su gobierno eran solo títeres de las verdaderas fuerzas ocultas.
En esa clase de lugar, el bajo mundo estaba lleno de problemas, enemistades y tríadas que buscaban un lugar de poder y como si fuera poco, las mismas familias también tenían relaciones sucias.
De ese hostil ambiente había venido y Ye An a pesar de que prácticamente estaba huyendo de problemas de esa lejana región, en un corto periodo de tiempo conformó uno de los negocios de venta de drogas más beneficiosa de Río de Janeiro.
Oculto en un complejo sistema de 'medicina china', sus drogas iban de las más comunes a aquellas drogas mágicas y alquímicas.
Sin embargo, hoy estaba aquí… Subiendo el ascensor para la reunión a la cual fue invitada.
La mafia americana había caído y muchos jefes criminales fueron atrapados, pero otros lograron escapar.
Ella había recibido mensajes de antiguos socios bajo la Reina del Norte para que participara en esta reunión, diciéndole que saldría beneficiada.
Eran esos mismos socios que estaban desaparecidos u ocultos tras ser perseguidos, quienes fueron los que la ayudaron a progresar en China y a la vez cuando ellos perdieron su poder en este continente, fue la causa de su caída.
Ahora tal vez podían ser su ascenso en estas tierras… Ese pensamiento quedaba como una vaga esperanza.
Después de todo, aquí no era China y este lugar era el Imperio de Sudamérica, gobernado por el 'Tirano', que no le importaba ensuciarse las manos para detenerlos.
La última gran reunión entre las mafias realizada en el noroeste del imperio, a la cual también fue invitada fue filtrada y las noticias posteriores, mencionaron que fue una masacre.
Con tantos pensamientos en su mente, Ye An salió del ascensor siguiendo al secretario y al ver los alrededores, se dio cuenta de que el restaurante tenía algunos visitantes.
En la zona más publica en donde músicos tocaban estaban parejas disfrutando de su día y ella fue guiado a una habitación privada, que era una de las habitaciones más grandes de la zona.
"Hay otros visitantes esperando. La anfitriona no ha llegado." Informó el secretario tras chequear las llegadas y con una sonrisa, avisó. "Hemos dejado el menú, pueden comunicarse con los mozos cuando necesiten algo."
Sonriente y agradable, tal como se esperaba de alguien encargado de recibir invitados importantes.
Era posible que ni siquiera supiera para qué era la reunión.
"Gracias, querido." Respondió Ye An y con una sonrisa, abrió la puerta para entrar.
Al instante siguiente, pudo sentir la mirada de varios individuos y ella observó primero los alrededores.
La habitación privada tenía un enorme ventanal para observar la ciudad y en el centro estaba una gran mesa dividida en cinco asientos.
Cada asiento estaba separado entre sí, dando el sentimiento de privacidad, pero a la vez dejando en claro que habría tiempo para moverse si otro atacaba de repente.
Las paredes negras estaban reforzadas con energía mágica y todo el lugar daba la impresión de estar apartada del otro lado.
Sin temor a que hubiera algo raro en el restaurante de la Empresa Apicius, Ye An dirigió la mirada a los otros invitados y dio una sonrisa.
"Al parecer nuestra anfitriona le gusta llegar tarde." Dijo con una sonrisa al ver su asiento desocupado y sentarse de forma cómoda.
Su mirada se dirigió primero al hombre con dos cicatrices en su rostro, que, aparte de esa marca y su seriedad, no tenía nada notable.
El 'Conde Lakatos' un antiguo húngaro que llego a Sudamérica y que era uno de los individuos con mayor fuerza a causa de su forma de conseguir dinero.
Principal traficante de bestias mágicas ilegales, era alguien que vendía desde bestias mágicas sudamericanas vivas, sus huevos o crías.
Un perfecto cazador.
"No pensé que también vendrías Ye An." Saludó un hombre calvo, con facciones latinas.
Alto, grande, musculoso y calvo, daba la impresión de ser un luchador, pero en realidad era conocido como Ignacio, el 'Puma', debido a que podía cambiar su forma a la de un puma humanoide.
Su habilidad innata era muy conocida debido a lo feroz que resultaba y que recordaba a la 'licantropía'.
"Sí. Los rumores de nuestra anfitriona me han interesado bastante." Respondió Ye An de forma honesta y dando una sonrisa coqueta, murmuró. "No pensé que tú y tu hermano vendrían."
A su lado estaba un hombre en sus treinta y tantos, delgado y de baja estatura, que a pesar de que la estaba mirando con una sonrisa algo atraída por ella y que no tenía ninguna fuerza, nadie subestimaba.
Octavio reconocido 'Señor de las Armas', capaz de conseguir armas de guerra de gran calibre si era necesario.
La venta de armas ilegales era su principal negocio y era muy bueno en ello.
"Pedí que viniera porque sabrías que estarías aquí." Reveló Octavio sin ocultar su mirada cariñosa.
Ye An se cubrió su rostro con una sonrisa tímida mientras por dentro pensaba sobre la situación.
Ignacio era posible que viniera por Octavio quien posiblemente no estuviera mintiendo y viniera por ella… Eso significaba que alguien había traído tres personas que estaban atadas entre sí.
"¡¿Por qué mierda se están saludando?!" Gritó la última persona con una voz fría y con una mirada ardiente, gruñó. "Ya es la hora y esa perra, no está aquí."
Tan poca etiqueta, esa mujer no mereció la atención de Ye An y simplemente la ignoró.
Aldina conocida como la 'Nueva' por desprecio, era una poderosa maga de rango S y había tomado el control de parte de la ciudad, pero eso era todo.
Ella era el perfecto ejemplo de que la fuerza era seguida a pesar de que la persona que tenía el poder podía ser un idiota.
Aceptaba cualquier trabajo ilegal, había enfrentado a la policía varias veces y había causado problemas, para la mayoría de los presentes, esa mujer era una nueva que recién había llegado y no entendía este mundo.
Como si fuera poco, no entendía como era el Imperio y de lo que era capaz.
Ye An no entendió la razón por la cual esa mujer estaba aquí, ya que ante sus ojos era un problema, que probablemente las autoridades imperiales desearían deshacerse.
"¿Qué piensan de nuestra anfitriona?" Preguntó Ye An ignorando a Aldina y recibiendo la mirada ardiente de esa Archimago de fuego.
Sin embargo, no fue tan idiota y se contuvo debido a su pregunta.
"Peligrosa. He escuchado rumores de que ha estado trabajando en diferentes zonas de América como una asesina. He confirmado algunos de los rumores." Reveló Ignacio con una expresión fría.
¿Ellos escucharon el rumor de que su anfitriona era una asesina?
"Escuche que trabajo en África. Mis antiguos contactos buscaron información y encontraron rastros de algunas masacres a fuerzas milicianas de algunos señores de la guerra. Nadie se adjudicó las muertes, pero escuché que las escenas eran grotescas." Informó Octavio y agitando su cabeza, añadió. "No sé si los rumores son de la persona que nos invitó, pero… Escuche que tiene un apetito insaciable."
Hubo un silencio solemne entre los presentes, que nadie pudo evitar.
La forma que decía 'apetito insaciable' y la expresión seria, dio de que pensar.
"Los rumores son rumores. Siempre exageran." Dijo Aldina queriendo quitar la presión intangible de la atmosfera.
Creer en los rumores ciegamente era un sin sentido, pero era diferente si tras investigar encontraban rastros verídicos sobre los rumores que estaban ocultos.
Una asesina que eliminó en secreto diferentes mafiosos en gran parte de América y que solo ahora se adjudicó las muertes… Algunos detalles que solo el asesino lo sabría, fue la forma que se confirmaban esos asesinatos.
En cuanto a África estaba lejos, pero Octavio había llegado de ese lugar y tenía contactos que le permitían seguir los rastros de los rumores.
Ye An entendió la razón por la cual estaba aquí, era posible que hubiera encontrado rastros de un peligro real y ese idiota vino por ella.
Antes había mostrado su idiotez de esa forma a pesar de que ni siquiera era un usuario de habilidad.
Ignorando a ese individuo que ante sus ojos era un idiota, Ye An dio una mirada al Conde Lakatos que había estado en silencio.
Ese hombre era uno de los más fuertes a nivel personal y a la vez experimentado.
Su trabajo de cazador significaba que se enfrentaba a peligros de forma muy seguida, y que estuviera en este lugar era extraño para Ye An.
"Escuche que tiene la 'Mascara de Bastet'." Reveló el Conde Lakatos y cuando todos quedaron aturdidos sin entender, precisó. "Antes de ser un cazador fui un asalta tumbas. La máscara a la que me refiero es un artefacto mágico, muy antiguo… Tan antiguos como las momias de la Calamidad No-Muerta."
Había bastante incógnitas sobre la Calamidad No-Muerta que sucedió en Egipto.
Algunos pensaban que los no-muertos llegaron de algún otro mundo, o fue causada por algún ritual a algún dios de la muerte, pero otros pensaban que siempre estuvo allí.
Era imposible de negar los rastros de la energía mágica en el pasado y algunos mitos o leyendas terrícolas sobre criaturas que existían en Terra nova eran la prueba perfecta de que todo estuvo conectado.
Entre aquellos que pensaban que este mundo no estaba tan desconectado como se pensaba, estaban aquellos que creían que la Calamidad No-Muerta eran antiguos egipcios que se momificaron a sí mismo y esperaron a que un momento despertaran.
En la actualidad, solo eran carcazas vacías que buscaban destruir y eliminar toda vida, pero que permanecieran en Egipto, era extraño.
El Conde Lakatos hablaba de esa posibilidad y a la vez se estaba refiriendo de que posiblemente su anfitriona usara algo muy antiguo… Y por ende peligroso.
"Que idiota para creer esa estupidez. Todos saben que antes del 'Gran Cataclismo' era imposible usar magia." Dijo Aldina con una sonrisa llena de burla.
Ye An dio una sonrisa, pero por dentro pensaba en lo equivocada que estaba.
En China había algunas historias del 'Enemigo de la Humanidad' relacionado con la misteriosa muerte de una de las mayores familias en ese tiempo… Toda la familia murió por el fuego que nadie pudo explicar.
Pero en vez ilustrar una novata, Ye An observó a todos los presentes.
"Por mi parte, escuche que está poco cuerda… Lo suficiente como para tomar un brebaje alquímico para mantenerse estable." Informó Ye An y con una media sonrisa casual, añadió. "No hay nada peor que alguien impredecible. Así que recomiendo mantener la calma. Después de todo, estamos en el restaurante de la Empresa Apicius."
Los rumores que ella había investigado estaban relacionados con un pedido de algunas plantas mágicas que le hicieron y si bien algunas eran raras, al reunirlas los brebajes que se creaban era para estabilizar la psique.
Sus antiguos socios le recomendaron venir y a la vez la aconsejaron de investigar los rumores y la razón por la cual ella fue invitada en vez de otro.
Como aquella jefa criminal encargada de todo tipo de drogas, tenía una fuente para obtener ingredientes mágicos y eso era algo que necesitaba la nueva anfitriona.
Ye An no solo confiaba en sus socios, sino que también vio una oportunidad de negocio al venir aquí.
"¿Y qué?" Preguntó Aldina con una voz fría y liberando su aura de rango S, declaró. "No aceptaré órdenes de nadie."
Había otros rumores de que esa nueva criminal buscaba unificar el bajo mundo de la ciudad y que ellos fueran elegidos para la reunión, dio la impresión de que podían cooperar con ese objetivo.
Si fuera rumores al azar no sería tan problemático, pero el inconveniente era que los rumores podían ser verificados o venían de fuentes confiables.
Una asesina, con historias de masacres en África, que tenía un artefacto antiguo y que mantenía su 'psique' estable con brebajes… No sonaba muy agradable enfrentarse a ese tipo de individuo que también tenía una gran ambición.
"…"
La puerta se abrió de repente y Ye An pudo notar que Aldina reaccionó a la defensiva de inmediato.
Que los demás le dieran una mirada con cierto desprecio, hizo que esa mujer en sus veintitantos se pusiera roja de ira.
"Disculpen. Me han enviado para traer las bebidas y preguntar si ya han ordenado." Dijo un mesero con una expresión seria, bajando la cabeza en disculpa.
Estaba pálido, pero por su mirada algo difícil, era posible que alguien le dijera que entrara y dejara las bebidas.
Que se disculpara sin revelar ese hecho, hizo ver que era un profesional.
"Hazlo, no necesitas preocuparte." Respondió Ye An con una sonrisa animada.
Era posible que su anfitrión estuviera probando sus nervios y los estuviera dejando solos, pero para ella era difícil de creer que hubiera cámaras o micrófonos en este lugar.
Después de todo, la Empresa Apicius aseguraba la privacidad de sus clientes y más en este último piso en donde asistían individuos importantes.
No violarían sus estándares de privacidad por unos cuantos maleantes de 'poca monta'
Ante sus palabras el mozo, ordenó a otros que trajeran los diferentes vinos para darle elegir y el valor de las bebidas de alta calidad, empezaron a aumentar.
Tal como se esperaría de una de las mayores empresas del mundo conocida por sus restaurantes, las solas bebías tenían un valor en millones y su calidad, eran únicas.
Desde vinos terrícolas hasta vinos mágicos de Terra nova de diferentes reinos e incluso diferentes años.
"No pediremos todavía, esperaremos a nuestra anfitriona." Dijo Ye An al ver que le traían aperitivos y le dejaban las bebidas.
El mozo asintió y con una expresión seria, salió del lugar cerrando la puerta, disculpándose por haber entrado de repente.
"¿De verdad nos están haciendo esperar? Estoy molesta." Gruñó Aldina con una expresión fría.
A pesar de que decía eso, abrió un vino y empezó a beber directamente como si no deseara desperdiciar la bebida.
Ye An no entendió por qué esa novata estaba aquí, pero no le fue difícil encontrarle una explicación por medio de su experiencia.
Siempre era bueno tener alguien para dar un 'ejemplo'.
Justo cuando estuvo por beber, la puerta se abrió otra vez y esta vez, una persona entro.
Era una mujer latina vestida como secretaria que no mostraba ningún cambio de expresión y tras entrar, simplemente abrió la entrada por completo.
Hubo un silencio esperando ver a la anfitriona de la cual se contaban tantos rumores y tras algunos pasos, llegó.
Lo primero y más notable fue el vestido blanco que cubría a una figura que daba la impresión de ser joven, pero lo segundo fue la máscara de huesos en su rostro.
El cambio de expresión del Conde Lakatos dejo ver que esa máscara era la del rumor que él había escuchado.
Una máscara de hueso que daba la impresión de ser parte del cráneo de un gato, tan blanco como el cabello de esa mujer.
Esa máscara no cubría todo el rostro, sino que la frente y la nariz junto a la parte superior de las mejillas, dejando la boca al descubierto y principalmente los ojos.
Ojos en forma de gato de color completamente rojo que muy posiblemente podrían brillar en la oscuridad.
"Bienvenidos." Dijo la anfitriona mientras sus labios pintados de negro se inclinaban hacia arriba.
Esos ojos que observaban a todos como si fueran presas, estaba logrando que Ye An sintiera un ligero escalofrío de forma instintiva.
Sentía que esa mujer estaba poseída por una feroz bestia y cuando recordaba los rumores que ella había investigado, pensó que esa bestia estaba dormida.
"¡¿Quién mierda te crees que eres para llegar tarde?! Nos has invitado y ni siquiera puedes honrar el horario." Dijo Aldina con una voz molesta.
Era conocida por ser imprudente y directa, pero ahora dejo ver otro rasgo… También era impaciente.
Que, durante la espera, los demás la estuvieran ignorando y mirando hacia abajo durante toda la conversación, solo hizo que ahora deseara mostrar su autoridad.
"Oh, lo siento. Estaba un poco nerviosa." Dijo la anfitriona y con una suave sonrisa, precisó. "No todos los días conozco a poderosos criminales."
Una sonrisa que no demostraba nerviosismo y una voz tan tranquila que hizo parecer sus palabras como una broma… Como si ellos ni siquiera eran considerados 'poderosos criminales' y no valía la pena el tiempo.
La expresión de Aldina se distorsionó de una forma extrema y Ye An pudo ver que los otros también se sintieron algo molestos.
Todos tenían su orgullo como criminal… Y llegar a su posición no fue trabajo fácil y más en este imperio.
"Me iré. Esta reunión es una mierda. Escuche que eres ambiciosa y quieres unificar el bajo mundo de la ciudad… Si eso es verdad, te espero, no tengo miedo de luchar en contra de ti." Dijo Aldina con una voz llena de malicia y ferocidad.
Al caminar a la salida, la anfitriona de esta reunión se interpuso en el camino manteniendo una sonrisa.
"Me disculpo si te ha molestado esperar. Pero me gustaría que te quedes hasta al final. Al menos para escuchar mi propuesta." Pidió la anfitriona y con una sonrisa algo casual, añadió. "O al menos déjame presentarme."
Su sonrisa daba una impresión de debilidad, pero Ye An al ver esos ojos felinos, sintió cierto sentimiento de peligro.
"Vete a la mierda." Escupió Aldina literalmente escupiendo en la cara de esa mujer y con una sonrisa, declaró. "Yo haré lo que…"
*Boom*
A una velocidad terrible, esa mujer enmascarada agarró la cabeza de Aldina y la golpeó con la pared.
Lo hizo de forma tan rápida y tan abrupta que nadie pudo preverlo.
"Co…"
*Boom*
*Boom*
*Boom*
Cuando Aldina estaba por liberar su fuego, su cabeza fue enterrada en la pared varias veces.
A diferencia de lo que uno pensaba, esta habitación tenía una pared extremadamente dura e incluso con un golpe extremadamente fuerte, no se derrumbó.
Sin embargo, eso fue peor para Aldina debido a que los cuatro golpes quedo aturdida y esa enmascarada mujer, en vez de detenerse continúo aprovechando su oportunidad.
*Boom*
*Boom*
"Ugg…"
La sangre salpicó el muro, y el vestido blanco de esa mujer, pero sin detenerse, continúo golpeando.
"Ugh..."
*Boom*
*Boom*
La pared se agrietó, el muro fue salpicado con la sangre, pero incluso cuando Aldina estaba perdiendo su fuerza para resistirse, los golpes continuaron.
*Boom*
*Boom*
"Señora." La secretaria intervino con una expresión de lealtad, que ocultaba cierta preocupación y…
*Boom*
*Boom*
La respuesta fue enterrar la cabeza de Aldina dos veces en contra el muro y hasta el punto de que todos pudieron ver la sangre cayendo al suelo.
*Boom*
*Boom*
"¡Jefa!" Fue en los últimos golpes, cuando el cuerpo de Aldina había caído sin fuerza, que la secretaria dejo ver que estaba preocupada.
¿A qué nivel de peligro estaba esa enmascarada mujer como para que la secretaria que parecía cercana tuviera miedo?
"…"
El cuerpo de Aldina cayó al suelo cuando esa mujer soltó su agarre del cuello y todos pudieron ver un rostro extremadamente desfigurado por el asalto de una luchadora de rango S.
"Me puse nerviosa. Lo siento." Dijo la mujer enmascarada dándose vuelta para observar a todos.
El vestido blanco que llevaba estaba manchado de sangre al igual que parte de su rostro, pero esa mujer al observarlos dio una sonrisa.
Ye An tembló de forma sutil y al instante siguiente ocultó su miedo y desvió la mirada.
No pudo mirar los ojos felinos de esa mujer enmascarada y no era por esa sonrisa inquietante, era porque esos ojos felinos dejaban ver una ferocidad que había superado la locura.
"No importa." Dijo Ye An, ocultando su sensación de peligro.
Pudo ver que la secretaria estaba usando una poción y un pergamino en Aldina, que estaba tirada en el suelo.
En ese momento la puerta sonó y esa mujer fue abrir la puerta, con su máscara y rostro ensangrentado.
"¿Ocurre algo?" Pregunto un hombre vestido de traje.
Había tres individuos de alto rango a su espalda y era posible que fueran las fuerzas de seguridad de la empresa y de este restaurante.
Ye An dio una mirada a Octaviano y a Ignacio, preparados para escapar si iniciaba una batalla o intentaban llamar a las autoridades y…
"No. No pasa nada." Respondió la mujer enmascarada.
Tenía sangre en su vestido, en su rostro y detrás de ella estaba su secretaria tratando de evitar que Aldina pasara a la otra vida.
Era imposible que el encargado de la seguridad creyera esas palabras, pero…
"Entiendo. Cualquier solicitud o percance puede contar con nosotros." Avisó el supervisor antes de retirarse.
Ye An finalmente lo entendió.
Este terreno no era neutral, sino que fue todo lo contrario… Esa mujer enmascarada que ni siquiera había revelado su nombre tenía más contactos de los que ellos imaginaban y era hasta el punto de tener una buena relación con una gigantesca empresa.
Desde que pusieron un pie en este lugar entraron a la boca de un feroz lobo y ahora solo necesitaban ser masticados.
Hasta era posible que en el edificio estuviera artefactos para impedir que ellos huyeran… Ante ese pensamiento, el peligro y la escena que acababa de ver, Ye An dio una mirada seria a la mujer enmascarada.
"¿Qué es lo que deseabas hablar?" Preguntó Ye An sin ocultar su seriedad.
Esa mujer enmascarada no era una novata como Aldina, tampoco era alguien que estaba al nivel de los presentes, a pesar de la extrañeza, esa mujer enmascarada no era simple.
Relaciones con una poderosa empresa mundial, rumores que ni siquiera podían definir de quienes eran y tan impredecible como era de feroz.
Era un peligro… Y ahora ese peligro podía ser un aliado o ser la persona que enterrara sus cabezas en contra de una pared.
"Ya lo deben haber oído." Dijo esa mujer al dar otra mirada a Aldina que tras ser curada por algunos pergaminos estuvo más estable y redirigiendo su mirada al grupo, sin sentarse, explicó. "Conquistaré el bajo mundo de Río de Janeiro."
No dominar o unir… Conquistar.
El significado y el uso de esa palabra no solo dejaba ver su ambición, sino que también su camino.
"Cada uno de ustedes tienen su fuerza de elite preparada. La usaremos para atacar todos los grupos criminales en las costas de la ciudad." Reveló la mujer y con una sonrisa, utilizó un dron para proyectar información.
Esta vez Ye An no pudo controlar su expresión temblorosa y fue lo mismo para todos los demás.
La información que le estaba mostrando era de su grupo de elite… Venir a una reunión de una nueva y ambiciosa criminal que buscaba unir todo el bajo mundo, era una clara señal de peligro.
No importa cuánto Ye An confiara en sus socios, preparó en secreto a su equipo más leal en caso de que se iniciara una guerra sorpresa en su contra y todos los demás hicieron lo mismo.
Y ahora los detalles de cada miembro que estaba en ese grupo de elite estaba a la vista de todos, como si ella nunca le hubiera ordenado en secreto a su grupo.
Pensar en un espía no tuvo sentido cuando prácticamente todos los demás tenían la información de sus fuerzas reveladas y esto era mucho más profundo.
"Para el día de mañana, controlaremos toda la costa de Río de Janeiro. Sin haber causado ningún revuelo." Reveló esa mujer.
En la proyección apareció la información detallada de cada organización, pandilla, mafia o criminal que controlaba la costa.
En donde se encontraban, cuáles eran sus números, su fuerza, las cartas secretas y prácticamente todo… Estaba en manos de esa mujer.
Ella estaba a otro nivel.
No vino a jugar y no era una lunática ambiciosa, era alguien que se había preparado para conseguir lo que deseaba y por la mirada feroz, lo tomaría, aunque tuviera que mancharse las manos con sangre.
"Por supuesto, no deseo solo controlar la costa, quiero poner todo el bajo mundo en orden. Un orden que nos permita ocultarnos del imperio y a la vez mantener este negocio sin llamar la atención." Dijo la mujer y dando una sonrisa, señaló. "Nadie desea que el imperio venga por nosotros."
Esas palabras atrajeron a Ye An por completo y ahora entendió la razón por la cual invitó a Aldina.
Aquella maga que estaba en el suelo, como una novata estaba llamando demasiado la atención y era mejor controlarla o eliminarla primero antes de ir por todo lo demás.
Ahora esa mujer estaba inconsciente en el piso en su propio charco de sangre a los límites de la muerte.
"Estoy interesada." Respondió Ye An de forma honesta.
Cualquiera podía tener la ambición de controlar el bajo mundo y para Ye An era necesario, por eso tenía una buena relación con Ignacio y Octavio.
Si alguien controlaba el bajo mundo y daba orden, permitiría que aquellos que buscaban beneficios llevaran su trabajo lo más silencioso posible.
De esa forma evitarían al imperio, que podría aplastarlos en cualquier momento.
Aldina agitó las aguas y estaba haciendo evidente que criminales estaban surgiendo de vuelta, alertando a las autoridades.
Si los demás agitadores eran eliminados, su organización podía surgir incluso si estaba bajo otro.
"¿Y qué pasa con aquellos que no se rindan?" Preguntó el Conde Lakatos.
Su pregunta que dejaba ver cierta posibilidad ante esta misión, hizo que los dos hermanos dieran expresiones intrigadas y Ye An también observó.
Tenían la información de todos sus oponentes, incluso si se movían ahora, podría sorprenderlos a todos y emboscaros en silencio.
Así de importante era la información y ahora la mirada de ese cazador, dejo en claro que era posible atrapar a sus presas.
Había problemas si algunos no se rendían o trataban de resistirse, así que era bueno definir el destino de tales personas desde antes.
"Los devoraré."
Esas palabras salieron de la mujer enmascarada y cuando todos estuvieron dudosos, vieron como los ojos de esa mujer se llenaban de ferocidad y sus labios negros, se inclinaron en una sonrisa.
Ye An tembló y tras pensar en la advertencia de 'apetito' de Octavio, dio una expresión algo pálida.
Ella parecía hablar literalmente.
******
Saliendo de la habitación, con el vestido blanco manchado con sangre, la mujer enmascarada observó los alrededores.
Nadie, absolutamente nadie mostraba cautela, dudas o estaba sorprendido de lo que estaba sucediendo.
A su espalda estaba la sala privada y María, estaba sacando junto a dos 'mozos' a Aldina que estaba inconsciente.
Nicole que no deseaba verse en el espejo, contuvo todas sus emociones y caminó a la cocina.
Había dejado que el grupo de criminales que estaba en la habitación privada, diciéndole que los dejaría pedir comida tranquilos, pero la verdad era otra.
Yendo a la cocina, los cocineros y los chefs, la ignoraron mientras los mozos traían el cuerpo de Aldina y lo llevaban a una habitación diferente.
No estaba usando un artefacto para ocultarse… Todo este lugar fue preparado por Alice, quien le consiguió el 'permiso' de usar este restaurante para su reunión.
Nicole trató de contenerse y se dirigió a la habitación trasera de la cocina.
"Puede tomarse quince minutos para estabilizar su mente." Dijo María con una sonrisa muy divertida y en voz baja, señaló. "Luego empezaremos."
Junto a esas palabras, María que parecía estar orgullosa, controló su sonrisa y dio una mirada seria al salir de la cocina.
Entrando a la habitación, que era la sala de descanso personal de los chefs importantes, ella activó la seguridad de la sala para que nadie escuchara, luego sacó artefactos y drones para impedir cualquier tipo de escucha.
Entonces…
"¡¿Por qué?!" Gritando para sí misma, Nicole quiso que la tragara la tierra.
Deseaba ocultarse en el lugar más recóndito del mundo para que nadie la viera y a la vez deseaba borrar todos sus recuerdos.
"Casi arruino toda la ayuda que me han dado… ¡Qué idiota!" Volviendo a gritar queriendo sacar todos sus nervios por medios de sus gritos, Nicole al mirarse en un espejo, se retorció en vergüenza.
Que la Reina del Norte le informara con quien iba a ser su reunión, le dio tiempo para que ella preparara todo con respecto a esos individuos y había recibido mucha ayuda.
María que era una asesina, le adjudico todos sus crímenes a la 'enmascarada mujer' y por su parte, Alice se encargó de los rumores de África, seguramente adjudicándole algunas acciones que esa glotona había hecho.
No obstante, la ayuda no se detuvo en ese punto.
Cuando dudó en donde realizar la reunión y estaba seleccionado un lugar 'ideal', Alice le ofreció conseguirle el último piso del restaurante de la Empresa Apicius.
Sin detenerse en ese momento, le prometió que podría hacer lo que deseara y que nadie la molestaría… Eso estaba haciendo ahora.
Cada persona, cocinero, trabajador y prácticamente todo individuo que estaba en este lugar, excepto ellos, trabajaban para la Empresa Apicius.
Daba la impresión de que este restaurante seguía abierto, cuando literalmente su grupo eran los únicos verdaderos clientes.
Agregando a todo eso el precio de los vinos que estaban bebiendo y los platos que estaban por comer tenían un precio mayor a todo el dinero en su cuenta bancaria y ese fue el regalo de Alice… Ante ese hecho, Nicole volvió a suspirar.
"Me puse demasiada nerviosa." Murmuró en silencio.
¿A quién trataba de decírselo? En este lugar estaba completamente sola y María había arreglado darle una 'pausa' para que se estabilizara antes de empezar el verdadero evento.
Se dejó llevar por los nervios y solo recordó que Alice le había dicho que diera una paliza… Y eso hizo a pesar de que podría haber arreglado el asunto de esa maga de otra forma.
Nicole le gustaría creer que podría haberse detenido antes de matar verdaderamente a Aldina, pero si no fuera por María quien la interrumpió, era posible que la situación hubiera sido más grave.
"Casi arruino hasta el esfuerzo de Ersin." Murmuró Nicole al sentarse un poco más calmada.
El esfuerzo de María y el apoyo de Alice, no eran las únicas ayudas.
Cuando estaba pensando en que mascara usar en la tesorería encontró esta máscara que en realidad tenía una maldición.
Había escuchado de Ersin la historia de la 'Mascará de Bastet', pero esa elfa le dijo que, a pesar de ser antigua, solo tenía una maldición y que podía solucionarlo.
Le había gustado la máscara y fue por eso que Ersin no solo solucionó el tema de la maldición, sino que se tomó el trabajo de encantarla poniendo todas las defensas para no ser descubierta.
A la vez se encargó de realizar los cambios en su apariencia según lo que Nicole deseaba… Cabello blanco, ojos como gato de color rojo, su cambio de voz y prácticamente todo fue preparado por Ersin, quien llevo su imaginación a la realidad.
"…"
Dudando un momento, Nicole encendió su dron y activo las cámaras en la sala… Los trabajadores se habían encargado de instalar cámaras ocultas que ni siquiera un rango S, podrían detectar.
Ahora estaba observando la sala silenciosa en donde estaban esos jefes criminales.
"¿Creen que es literal sobre lo 'devorar'?" Preguntó Ye An con seriedad.
La expresión de Nicole tembló de forma extremadamente avergonzada… ¿Por qué estaba preguntando eso?
Al igual que siguió el consejo de Alice para golpear a alguien hasta 'matarlo' o dejarlo en el límite, dijo la frase que esa glotona le recomendó.
Ahora estaba llena de vergüenza ante su propio y estúpido nerviosismo, que la llevo a decir tal frase.
"No lo sé… En África hay muchas historias de caníbales. Los lunáticos son comunes y hay historias de masacres grotescas. Yo recomendaría que no probaran ninguna carne que ella ofreciera." Murmuró Octavio con una expresión fría.
La expresión de Nicole tembló, pero lentamente empezó a volverse seria al escuchar esas palabras.
"Yo no voy a comer nada de carne. Dios, se llevó a Aldina afuera y no hubo ningún escándalo. ¿Creen que la Empresa Apicius se lo cocine?" Preguntó Ignacio y al recibir las miradas de todos, dudó. "¿Qué? Son conocidos por amar la comida, la posibilidad de que hayan preparado un maldito goblin asado, es alta. Ni imaginar un humano."
No había nada peor como lo desconocido.
María le había recomendado darle un tiempo para que ellos pudieran asumir lo que estaba ocurriendo y dejando que su propia imaginación hiciera el trabajo para asustarlos.
¿Por qué debía narrar su historia cuando la otra parte podía inventarla por ella?
Ahora eso era lo que estaba sucediendo, el miedo a lo desconocido, hizo que cada uno de ellos pensara en posibilidades aterradoras y lo empezara a creer.
Y aquí fue lo mismo…
"Escuche que la 'Mascara de Bastet' esta maldita. La leyenda cuenta que fue creada con el cráneo de la encarnación de la 'Diosa Bastet' que fue asesinada." Dijo el Conde Lakatos y dando una mirada dudosa, cuestionó. "¿Qué sucede si esa maldición la convierte en un animal que devora humanos? ¿O la hace comer carne humana?"
Esa pregunta para Nicole fue descabellada, pero para ellos…
"Por eso me invito a mí." Confirmó Ye An y con una mirada seria, precisó. "Después de todo, puedo conseguir los ingredientes para que ella pueda mantenerse estable… Sin dejar que la bestia salga."
Un largo silencio se extendió y en medio de ese silencio, todos se miraron con cierto entendimiento tácito.
"Debemos organizar el ataque. Puedo encargarme de la zona sur de la costa. Conozco a quienes están al mando, se rendirán si voy." Dijo Octavio, volviendo a proyectar el mapa con la información que tenía.
"Me encargaré del puerto principal. Mis hombres se especializan en la caza… Puedo limpiar el lugar." Precisó el Conde Lakatos.
"No te olvides que ella quería hacer esto en silencio. Nuestro objetivo es no llamar la atención del imperio. Actuar en silencio es la prioridad." Precisó Ye An y dando una expresión fría, precisó. "Tengo curadores y alquimistas, proporcionaré la ayuda médica."
"Déjenme las fuerzas de Aldina… Ellos son lunáticos temerosos que sigan a los fuertes, puedo encargarme con mi gente." Señaló Ignacio, y al ver que todos se miraban satisfechos con su organización, reveló. "Debemos mostrar nuestro valor."
La mejor forma de mostrar el valor era actuar… Al escuchar esas palabras y ver que todo estaba yendo bien, Nicole apagó su reloj holográfico.
Su vergüenza y nerviosismo de pensar que había arruinado la misión, se mantuvo en ella, pero ahora su mente estaba trabajando.
Ersin también fue quien se encargó del rumor de la máscara para el Conde Lakatos y su ayuda, hizo que esos individuos que estaban en la sala, se imaginaran cosas que estaban muy lejos de la realidad.
Sin embargo, para Nicole todo eso le pareció perfecto… Una posible maldición que la hacía comer carne humana, convirtiéndola en una caníbal peligrosa.
Lo suficiente misteriosa como para tener contactos con una poderosa empresa y a la vez lo suficiente aterradora como para dar miedo a aquellos que pensaban ir en su contra.
"Solo debo usarlo…" Murmuró Nicole y poniendo una expresión seria, vio cuanto tiempo le quedaba y empezó a rediseñar a su 'personaje'.
Desecho el antiguo nombre que iba a usar y que no tuvo tiempo para presentar, entonces acariciando su máscara dio una sonrisa.
Lo primero era hacer desaparecer a Aldina, si era posible metiéndola en una cárcel o de última llevándola a la guardia de las sombras de Víctor.
Terminaría siendo esclavizada, pero no moriría… Y dejaría la creencia a todos los demás que debió haberla comido.
Al pensar sobre eso, Nicole dio una sonrisa y acariciando su máscara se rio.
"Bastet… Parece un buen nombre." Murmuró Nicole riéndose.
¿Ese no era un buen nombre para una criminal caníbal?
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