Una sola hora de viaje demoró para encontrar pequeños grupos de refugiados.
Estaban a más de cuatrocientos kilómetros de la ciudad Niamey y la mayoría de esos pequeños grupos eran de aldeas que tuvieron que huir y retirarse debido a la agresividad de las bestias que rondaban.
Si bien los animales comunes eran preocupantes debido a la intensidad por la cual huían, era un asunto diferente con las bestias mágicas.
Aurora había enviado a todos esos refugiados en dirección del pueblo más cercano y continúo avanzando de forma directa.
Recorrer decenas de kilómetros a vuelo no era tan difícil y que su grupo solo tuviera cinco miembros sin contarse ella, ayudó.
No obstante, cada vez que se acercaba a la ciudad Niamey, la situación era más complicada.
Las bestias estaban más salvajes que antes y el problema era que no parecía un salvajismo natural, sino que provocado por una fuerza externa.
"¿Fueron afectados por algún tipo de hechizo?" Dudó Alima con una expresión solemne.
El estado de salvajismo de las bestias mágicas no era natural.
Un hechizo de magia mental capaz de afectar a bestias mágicas débiles podía llevarlas al estado en el que se encontraban ahora, pero también era posible que fuera otra clase de hechizo.
Magia de curación estimulaba la naturaleza, algún tipo de poción alquímica e incluso algún tipo de magia que desconocía.
Sin embargo, que fuera algo externo, significaba que alguien lo había provocado.
"Las señales de radio han vuelto a funcionar, pero es a corta distancia. Supongo que la antena de Niamey fue destruida." Avisó un miembro del grupo.
Su expresión era seria y solemne dejando ver que creía en la posibilidad que había supuesto.
Cada ciudad tenía una antena para trasmitir las señales de radio y de esa forma dar su publicidad.
Niamey no era la excepción y que fuera destruida, significaba que el estado de la ciudad podría ser peor de lo que habían pensado.
"Vigila las señales y busca detectar cualquier aviso." Ordenó Aurora tan solo para volver a moverse.
Recién era mediodía y la situación se veía peor de lo que pensaba.
No tener una red de información estaba siendo algo de lo que preocuparse, dejando en claro que la necesidad de una fuente de información era urgente.
Ocultando esos pensamientos, Aurora voló por el cielo durante treinta minutos antes de ver algunas señales de batalla a la lejanía.
"Parece que un grupo de personas está luchando contra bestias." Dijo el explorador que observó con unos binoculares.
Aurora solo dio una señal para viajar aún más rápido y entre más se acercaba más se podía ver la situación.
Era un grupo de refugiados que estaba huyendo con lo que llevaban encima, pero entre ellos había algunos usuarios de habilidades luchando contra algunas bestias mágicas.
Sus oponentes eran felinos del tipo hiena y la lucha era encarnizada, ya que incluso entre ellos había algunas personas normales con armas de fuego.
Aurora desenfundando su espada al llegar, liberó decenas de cortes verdes.
Esos cortes evitaron a las personas y golpearon a las bestias creando gruesas heridas por sus cuerpos.
Solo una bestia de rango A pudo esquivar el ataque y si bien no pudo asesinarlas, fue suficiente como para disminuir la presión y dejar ver su presencia.
"¡GRRaa!"
En una situación normal esas hienas huirían debido a que el enemigo era más fuerte, pero esta vez liberaron un gruñido y entraron en un frenesí.
Utilizando 'parpadeo' los cinco miembros junto Alima actuaron interviniendo en cada batalla mientras que Aurora iba por la bestia de rango A.
Esa bestia gruñó con rabia y la atacó, tan solo para golpear una barrera celeste.
Aurora mantuvo su mirada en la bestia viendo los ojos de ese felino que estaba llena de salvajismo y locura.
—Está siendo afectada por algún tipo de fuerza externa. No parece ser magia, al menos de forma directa. Diría que es algún tipo de feromona que aumenta el salvajismo.
En este mundo la magia era ilimitada y dependía del conocimiento del mago.
A pesar de que Aurora estaba algo sorprendida por el comentario de su sistema, dio una expresión seria.
"G…"
Antes de que la hiena tratara de cortar su barrera celeste, Aurora la deshabilito y con su espada en mano avanzó cortando el estómago de la criatura.
La velocidad superó la reacción de esa bestia de rango A y el aura roja traslúcida demostró que ella fue con todo para eliminarla.
Ella no se preguntó la razón por la cual su sistema pudo precisar la situación de la bestia, sino que se centró en sus palabras.
No era magia, al menos no de forma directa, sino que algún tipo de 'feromona'… Si ella pensaba en quienes eran posibles de hacer este tipo de cosas, llegaba a un resultado.
"¿Un domador de bestia?" Dudó Aurora con seriedad.
Entre todas las profesiones que podía pensar, quienes tenían mayor conocimiento sobre las bestias eran los 'domadores de bestias'.
Para obtener ese título solo necesitaban haber domado una bestia o tenerla 'domada', no obstante, ellos tenían una capacidad propia.
En algunos casos el conocimiento sobre las bestias mágicas combinados con la capacidad del domador, podía llevar a desarrollar algunos hechizos extraños.
Era posible que un mago de curación haya creado algún tipo de feromona para enloquecer a las bestias mágicas.
Por lo que ella sabía, un mago de curador especializado podía hacer que las bestias mágicas entraran en celo, no resultaba descabellado pensar que podría provocar su locura.
El problema era que, si alguien pensaba en domadores de bestias, sin duda en este continente pensaría en la Señora de las Bestias, Allannia.
"Encárgate curar a los heridos." Ordenó Aurora a Alima y mirando entre la multitud, fijo su objetivo.
El grupo de refugiados no tenía más de cincuenta personas y si bien era algo grande, las dificultades por las cuales había pasado era altas.
Aurora se dirigió al hombre que parecía ser un rango B que estaba liderando.
"Gracias por su ayuda." Dijo el hombre con una mirada atenta y cautelosa.
Estaba aliviado, pero en África una supuesta ayuda podía terminar convirtiéndose en una perdición.
Y que ella fuera una 'niña' no ayudaba demasiado.
"No necesitas preocuparte. Somos de Zerzura." Informó Aurora sin cambiar de expresión y dando una mirada a la gente, preguntó. "¿Qué ha ocurrido? ¿Cuál es la situación de Niamey?"
Había visto bastantes veces esas miradas de dudas preguntándose por su edad, sin embargo, al igual que esas veces, la expresión del hombre cambio al escuchar su tono.
Era un tono serio y solemne que consiguió que cualquiera dejara de prestarle atención a su apariencia.
Aurora pudo ver que otras personas cambiaban de expresión al escuchar sobre Niamey.
"Yo no soy de la ciudad, pero hemos escuchado las historias." Respondió el hombre y mirando algunos de los que llevaban expresiones adoloridas y adormecidas, detalló. "Atacaron en la madrugada. Dicen que arrasaron todo."
Fue una explicación corta que hizo que una mujer diera una mirada como si sintiera que no explicó el terror de lo sucedido y finalmente terminó acercándose.
"Nadie se lo esperaba o lo vio venir. En tan solo unos minutos la muralla de la ciudad fue destruida y la barrera rota, dejando entrar a miles de bestias…" Murmuró la mujer y con una expresión seria, declaró. "Ellos arrasaron con todo. No dejaron nada. Mataron y volvieron a matar mientras que los humanos que lo acompañaban quemaban todo. Ni los rangos S de la ciudad pudieron hacer algo."
El 'General' había abandonado Níger y eso significaba que en Niamey no había tropas de ese poderoso Gran Señor de la Guerra.
No obstante, eso no significaba que fuera fácil de arrasar una ciudad.
Gremios, aventureros, mercenarios, señores de la guerra y milicianos… Todos estaban en el lugar y si bien tenían diferentes objetivos, ante el ataque exterior todos estaban unidos.
"La ciudad cayo demasiado rápido. Y muy pocos pudimos huir en todas las direcciones mientras la ciudad ardía a nuestra espalda." Dijo la señora con una voz plana.
No había dolor, ira o miedo… Estaba tan adormecida que no podía sentir nada y al contar su historia daba la sensación que estaba contando la historia de un tercero.
"He escuchado que los atacantes eran parte del ejército de la Señora de las Bestias, pero no estoy segura." Murmuró la mujer parpadeando todavía en blanco.
"Gracias. Puedes ir a descansar." Dijo Aurora dando una mirada tranquilizadora.
Por dentro tenía demasiadas preguntas.
¿Cómo llegaron tan rápido? Si había miles de bestias entonces debería haber una señal de su llegada.
Además, la ciudad no debería caer tan rápido… Una ciudad en medio de África estaba diseñada para ser resistente y para proteger a su gente.
Tal vez las murallas fueran inútiles, pero la mayoría siempre trataba de hacer que la muralla creara una barrera.
Por más débil que fuera podría dar un breve tiempo a que la fuerza interna se preparara.
No obstante, esta vez fue rápido, decisivo y abrupto.
Aurora caminó en dirección de Alima que estaba distribuyendo pociones y escuchando el informe de un miembro del equipo.
"¿Qué sucede?" Preguntó Aurora al ver que quien hablaba era la persona encargada de la radio.
"Hemos recibido una señal." Respondió Alima y sin dudarlo, detalló. "Es un pedido de ayuda. Al parecer un grupo de cazadores con bestias está persiguiendo a un grupo de refugiados que huyen de Niamey… La señal parece ser de hace media hora."
Su respuesta rápida demostraba que la estaba tratando como su 'jefa', pero a la vez estaba temiendo una posibilidad.
"Dime la localización de la señal. Iré a revisar." Declaró Aurora con seriedad.
Era posible que quienes dieron la señal de ayuda ya hubieran sido eliminados… Después de todo, media hora en una situación complicada era considerado 'mucho tiempo'.
No obstante, Aurora no iba a perder tiempo preguntándose sobre la situación y en vez de eso, revisaría por su cuenta.
"Si estas son fuerzas de la Señora de las Bestias, entonces… Si te ven te cazaran con todo." Dijo Alima y con una expresión solemne, declaró. "Eres la Protectora de Zerzura, si te identifican harán lo que sea para capturarte."
Los demás miembros del grupo dieron una mirada a su dirección y algunas de esas miradas mostraban preocupación, esa emoción apuntaba a ella, no como una niña, sino que como algo más.
"Eres el símbolo de Zerzura. Y aunque no lo creas muchas personas dependen de ti y muchos serán afectados si te pierden." Mencionó Alima con seriedad tratando de trasmitir su preocupación.
Aurora, aunque no le agradaba el título entendía la situación.
Tal vez siempre tomaba el rol de liderazgo y mando, no relacionándose demasiado con los milicianos y los aventureros, pero no significaba que no supiera lo que sucedía.
Los rumores de que ella y su amiga fueron quienes trajeron a la iglesia y a la Empresa Apicius ya se habían esparcido.
Si a ella le sucedía algo tanto la iglesia como la Empresa Apicius se retiraría… Esa posibilidad era lo que algunos desearían evitar.
—Lo estás viendo mal. No todos son intereses.
El texto solitario apareció en su mente y Aurora mantuvo su expresión.
Tal vez, solo tal vez había más emociones en la mirada que le estaban dando ahora mismo, pero Aurora prefirió alejarlas.
Dejar que esas emociones la afectaran sería una responsabilidad más grande que tratar de mantener protegida la ciudad.
"No necesitas preocuparte. Tengo un método para ocultarme." Respondió Aurora con un tono frío y dando una mirada, ordenó. "Dame el artefacto de viaje espacial."
Su tono fue nada más que frío y su orden fue dominante, impidiendo que nadie dijera nada más.
En este momento ya no importaba la incomodidad de estar ordenando a alguien mayor que ella o cualquier preocupación que tendría cuando no había una situación alarmante.
Ahora ella tenía un objetivo y nadie la detendría a moverse.
Por eso prefería que todo se mantuviera como intereses… Ellos eran salvados y ella continuaba salvando a las personas y reuniéndola en Zerzura, como si fuera un trabajo.
Tratando de buscar algún tipo de camino en el abismo de oscuridad que en el cual se encontraba.
"Encárgate de avisar a las autoridades de Zerzura y en Zinder sobre la situación. También es mejor que se retiren. Pueden usar todos los suministros que trajeron para protegerse a ustedes y a la gente." Ordenó Aurora y dando una mirada final dudó un momento y al final declaró. "Si la situación es complicada, es mejor que busquen un escondite."
Podían intentar huir, pero la situación era desconocida y si el ejército de la Señora de las Bestias ocupaba estas áreas, entonces era posible que sus milicianos y bestias atacaran a quienes se encontraran.
Lo mejor era buscar un lugar hasta que el salvajismo de las bestias mágicas se detuviera y recién en ese momento buscar una forma de retirarse.
Aurora al ver como Alima se mordía los labios tan solo para asentir, recibió la localización de la señal y activó el artefacto.
El grupo que había dejado atrás era fuerte y si se reunía con el que había venido antes en la caravana, entonces era posible resistir ataques.
Por su parte, Alima no solo era inteligente, sino que tenía un gran potencial para ascender y era fuerte.
El espacio se distorsionó mientras ella tenía esos pensamientos y al volver aparecer Aurora se detuvo.
Mirando su reloj holográfico leyó los últimos mensajes de su amiga y los avisos de Alima a Zerzura sobre la situación.
Centrándose en los primeros, pudo leer como su amiga había ido a una mazmorra que había aparecido cerca de la ciudad.
Estaba acompañando a César que buscaba estabilizar sus habilidades por medio de la batalla.
Enviando un mensaje sabiendo que posiblemente su hermana lo vería luego de que saliera de la mazmorra, Aurora se disculpó de antemano.
Tras disculparse por ir a un peligro desconocido que estaba relacionado con la Señora de las Bestias, ella utilizó la armadura que desde hace tiempo no había usado.
Su traje de batalla apareció alrededor de su cuerpo.
Botas, hombreras y una coraza metálica de color plateado… Ella se había mantenido trabajando durante un tiempo y no había visto las noticias sobre su persona.
No deseaba verla, ya que le traía recuerdos como ahora.
Aurora pudo ver recuerdos felices en donde mover su espada no era un trabajo, sino que un arte y en medio de ese recuerdo, escuchó risas de personas alegres que encontró en una situación desagradable.
Entonces hubo silencio… Un silencio solitario, de perdida y soledad.
Su armadura empezó a sentirse húmeda, como si ella estuviera bañada en sangre.
Su respiración se hizo cada vez más rápida y difícil, pero en medio de eso su espada todavía en sus manos tragó todas las emociones.
El aura incolora tomó forma con fuerza tragando sus emociones y alejando esos recuerdos por completo.
La idea de tener que apurarse para verificar el estado de quienes hicieron la señal, ayudó a que recuperara la concentración y ella sin detenerse se puso su máscara blanca.
El aura incolora que estaba claro que era un aura de espada empezó a volverse diferente cuando el sentimiento que dio fue similar a la magia espacial.
Su objetivo estaba al frente de ella y debía continuar… Haciendo lo que tuviera que hacer.
Acomodando su segunda espada en su cadera que normalmente la usaba en conjunto con las habilidades de su amiga, ella volvió a activar el artefacto.
El espacio volvió a distorsionarse otra vez y luego la utilizó por segunda vez hasta que llego a una posición cercana a la que deseaba.
Su objetivo estaba a varios kilómetros y ella comenzó a volar mientras fruncía el ceño al ver los alrededores.
Las bestias mágicas en este lugar estaban algo enloquecidas y si bien todavía había una distancia considerable de Niamey, la mayoría de esas bestias eran salvajes.
Entonces vio una bestia mágica diferente.
Era una hiena como cualquiera de las otras, pero esta hiena no era salvaje, sino que estaba equipado con una armadura metálica que cubría su cuerpo.
Una bestia mágica con equipo de esa clase significaba que era una bestia domada o era parte de un grupo más grande.
La bestia huyó en la misma dirección que Aurora tenía que ir y ella avanzó con más fuerza, sin atacar a esa bestia de rango A.
Sus espadas estaban enfundadas como si dijera que no había venido a buscar problema.
En medio de la llanura, la bestia se movió a un campamento y Aurora disminuyó lentamente su velocidad.
No fue por el campamento a lo lejos y el ruido, fueron los cadáveres que estaban en el suelo.
Mujeres, hombres, ancianos o niños… Degollados, comidos y devorados cruelmente, nadie estaba con vida.
¿Cuentas de esas personas huyeron de Niamey? Era posible que todas ellas vinieran de ese lugar y Aurora siguió volando hasta que pudo ver bien el campamento.
En medio de ese lugar estaba un hombre cuya boca estaba abierta como si fuera un monstruo… Era un demonio corrupto.
"Armadura plateada, dos espadas y una máscara blanca…" Murmuró el demonio y sonriendo mostrando sus colmillos, exclamó. "Yo te conozco."
Ese demonio corrupto estaba en medio de tres mujeres que habían sido degollados.
Dos de ellas había muerto y la tercera todavía estaba en la línea de la vida y la muerte.
"Chicos, ¿vieron? Estamos al frente de una leyenda." Dijo el demonio corrupto.
Su sonrisa infantil como un niño no llevaba desprecio, sino que una diversión llena de locura.
Y Aurora mientras veía a ese demonio, estaba pensando en la mejor forma para moverse y rescatar a esa persona, esperando la oportunidad para actuar.
Sin embargo, esa oportunidad fue efímera.
"Uggh…"
El demonio de forma totalmente abrupta se movió y con su daga atravesó el cuello de la mujer dejando que la sangre manchara su mano.
La asesinó en el acto de forma inmediata y luego se limpió su rostro con la sangre mientras daba una sonrisa distorsionada.
"Me rindo." Declaró como si estuviera contando un chiste y riéndose, dudó. "¿No eres la Primera Heroína? ¿No me detendrás?"
Su risa maniaca y llena de locura junto a esas palabras hizo entender a Aurora la razón por la cual asesinó a esa mujer.
Era un lunático que incluso en este momento, estaba buscando cierta diversión.
Ahora estaba apuntando a los valores de los 'héroes' que detenían a criminales y malhechores en vez de eliminarlo.
¿Asesinó a una persona a sangre fría por eso?
"Yo ya no soy esa heroína…" Murmuró Aurora desenfundando ambas espadas.
Su aura incolora se volvió escarlata cuando su sed de sangre se reveló.
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